Los frescos de Don Quijote del artista cántabro Luis Quintanilla en Kansas serán restaurados en verano
Los seis murales del Edificio de Artes Liberales de la Universidad de Missouri, son casi los únicos supervivientes del pintor junto con 'Ama la paz, odia la guerra', exhibidos en el Paraninfo de la UC
No siempre valorado, a veces olvidado, el nombre del pintor cántabro Luis Quintanilla y su obra vivieron una resurrección en los noventa tras el descubrimiento ... de su creación emblemática: 'Ama la paz y odia la guerra', encargada por el Gobierno de la República para la Exposición Universal de 1939, que muestra el legado trágico de la Guerra Civil. Los frescos, perdidos en los 40, aparecieron en 1990 en un cine porno de Nueva York y, tras una ardua operación, regresaron a España y se exponen en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria. Luis Quintanilla (Santander, 1893-Madrid, 1978), no obstante, fue uno de los pintores españoles más destacados de la primera mitad del pasado siglo. Ahora, sus frescos sobre Don Quijote, que se conservan en la Universidad de Missouri, Kansas City, serán restaurados el próximo verano.
Esther López Sobrado, historiadora, una de las personalidades clave en la reivindicación de Quintanilla y en la recuperación de 'los otros Guernicas', título del documental de Iñaki Pinedo sobre el pintor y sus murales, anunció la restauración de los murales de EE UU. La pasada semana un ciclo documental del colectivo Gelsomina y de la Filmoteca de Cantabria sobre artistas cántabros acogió un pase especial del filme de Pinedo tras el que la propia estudiosa se refirió a los murales de Kansas.
López Sobrado ha asegurado en ocasiones que si se conservasen hoy todos los trabajos al fresco de Quintanilla, sería «el máximo representante español de la pintura mural del segundo cuarto de siglo». La vida de Quintanilla, de una extraordinaria riqueza humana e histórica, está sembrada de una importante nómina de personalidades del ambiente histórico y cultural: Degas, Picasso, Vlamink, Modigliani, Machado, Unamuno, Valle Inclán, Hemigway, John Dos Pasos.. Pintor al óleo, dibujante, grabador y fresquista, a principios de la década de 1940, el rector de la Universidad americana, Clarence Decker, quiso establecer la primera escuela de pintura al fresco en Estados Unidos.
Ofreció al artista español y refugiado político Luis Quintanilla un puesto como artista residente y la oportunidad de formar aprendices mientras pintaba murales en las paredes del Edificio de Artes Liberales (actual Haag Hall). Como muchos de sus contemporáneos, Quintanilla «creía en el poder del arte monumental para llegar a un público más amplio».
Sus murales unieron a la comunidad del campus. Estudiantes, profesores y miembros del personal posaron fueron inmortalizados en las paredes de Haag Hall.
Quintanilla, exiliado republicano, pintó los únicos murales que sobrevivieron, además de los que creó para la Exposición de Nueva York. Esther López Sobrado, junto con los profesores de historia Alberto Villamando y Viviana Grieco de la universidad americana han trabajando sobre los frescos. El próximo mes de julio, el mismo equipo que restauró las pinturas de 'Ama la paz, odia la guerra', con Iñaki Gárate al frente, se encargará de la restauración gracias a una beca. Los frescos de Don Quijote son seis y se ubican en el hall del primer piso del Edificio de Artes Liberales. López Sobrado apunta que se hallan «en un estado aceptablemente bueno -fueron restaurados hace unos años- aunque necesitan una puesta a punto». La experta matiza que «no son los únicos supervivientes del exilio. Al menos pintó otro fresco en la chimenea de la casa de campo de su amigo Elliot Paul, aunque estos de Kansas son los únicos situados en un espacio público». Las figuras de Don Quijote y Sancho forman parte del ADN español, como decía Francisco Ayala, y en ellas ve cada generación sus preocupaciones. «Le pareció a Quintanilla muy interesante reflexionar sobre estos personajes literarios en 1940 cuando Europa se desangraba en la Segunda Guerra Mundial».
A juicio de la historiadora, son «unos frescos magníficos, diferentes a los de Paraninfo (en colorido y temática), pero de algún modo se complementan».
La Universidad de Cantabria viene desarrollando desde hace veinte años una labor de recuperación y puesta en valor de la figura artística de Quintanilla Isasi, después de que la institución académica y Banco Santander fueran claves en la vuelta a España de los frescos. En el tiempo quedan varias exposiciones, el depósito de más de 70 obras realizado por la Fundación Bruno Alonso y la creación de un Museo Virtual con todo el conjunto.
Además, se completa con obras pertenecientes al depósito que su hijo, Paul Quintanilla, mantiene en el Museo Reina Sofía, junto con los seis murales conservados en Kansas City.
Destaca el simbolismo que encierra la gestación y la peripecia vivida por las pinturas al fresco ( 'Ama la paz, odia la guerra') un conjunto de cinco murales, declarados Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Cantabria la pasada década.
López Sobrado mantiene que «siempre será un enigma por qué Quintanilla ocultó a todos la existencia de los frescos», reiteró en la Filmoteca. Gerald Green, gran estudioso de Quintanilla, opina que el pintor temía que «el gobierno franquista los reclamara y los destruyera».
Los frescos titulados Soldados, Destrucción, Hambre, Fuga y Dolor «están cargados de tristeza, de una tristeza poetizada, no de rabia ante la guerra. Los fondos devastados y desolados producen un cierto desasosiego». El realismo social que caracterizó sus frescos anteriores se ve suavizado por un sentido más alegórico de la pintura mural. «Quintanilla crea su propia elegía sobre la guerra. Y a veces nos parece encontrar lejanos ecos de los Desastres de Goya», ha destacado en ocasiones López Sobrado.
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