Ana Lena Rivera
En 'La casa de los huéspedes', que la autora presenta hoy en El Corte Inglés, recorre 40 años de historia de España a través de mujeres «que sin pretenderlo acabaron siendo heroínas»
Ana Lena Rivera, una de las voces más sólidas de la narrativa femenina actual, presenta hoy, a las 19.00 horas, en El Corte Inglés ' ... La casa de los huéspedes' (Grijalbo), una novela que recorre cuarenta años de historia a través de la vida de varias mujeres que aprendieron a convertir el dolor en fuerza. La autora asturiana, que vuelve a conmover tras 'Las herederas de la Singer' y 'La niña del sombrero azul' (ambas con Grijalbo), propone en su nueva obra «un puzle construido con la vida de muchas mujeres anónimas» que, sin pretenderlo, acabaron siendo heroínas.
-¿Cómo surgió la historia de 'La casa de los huéspedes'?
-Yo escribo estas novelas como resultado de un propósito personal, que es dar voz a las historias de estas mujeres nacidas en tiempos complicados del siglo XX. Historias que no aparecen en los libros de texto. Historias que sin ser las de nadie en concreto, porque los personajes son ficticios y la trama es ficción, están basadas en sucesos reales que le ocurrieron a muchas mujeres. Así que el objetivo de mis libros es que sin ser la historia de nadie en concreto se convierta en la historia de todos.
- ¿Qué simboliza esa casa, que da título a la novela?
-En este libro hay un personaje fundamental que es la casa de huéspedes. Se llama Casa Flora y, por un lado, es un medio de vida y por otro un símbolo de la propia vida. Al final estamos recorriendo 40 años de la historia de España y de las propias protagonistas y vemos a muchos personajes que acaban siendo imprescindibles aunque en principio no lo parecieran y otros que parecían muy importantes que acaban no siéndolo tanto. Un poco como nos pasa en la vida.
-¿Es de esas escritoras que necesita mucha documentación para armar sus historias?
-Sí. Podríamos decir que, en cuanto a documentación histórica se refiere hay varias capas. Por un lado está todo el marco histórico desde la Guerra Civil a la muerte de Franco. Por otro lado hay una documentación intermedia. Me resulta mucho más fácil situar a mis lectores en la época dónde estamos, si pongo a Massiel a cantar Eurovisión que describir en una página entera cómo viven las familias de la época. Así me evito hacer largas descripciones porque a mí como lectora tampoco me gustan. Me gustan las novelas en las que hay mucha acción y la trama evoluciona rápido, que tienen escenas cortas y que en cada una de ellas pasa algo porque eso es lo que te hace que te hace avanzar. Todo eso, claro, requiere un trabajo de documentación muy minucioso. Por último, la ultima capa sería la trama, lo que es la historia en sí y que está basada en sucesos reales. Sucesos que yo recuerdo haber escuchado en casa pero que hay que contrastar y confirmar que realmente ocurrieron y en la fecha y en el lugar que me contaron
-¿Siente que se ha salido de su zona de confort en esta novela?
-Creo que, en realidad, en la literatura no existe una zona de confort porque siempre te está removiendo algo que tienes dentro y que es precisamente lo que hace que escribas. En una novela no cuentas que hoy me he levantado, me he lavado los dientes y y he ido a llevar a mi hijo al colegio porque eso no tiene ningún interés. Creo que cualquier novela que escribas te va a sacar de tu zona de confort, te va a hacer llorar, emocionarte, te va a hacer sufrir, reír... porque que si tú como autor no sientes todas esas emociones, es imposible que el lector las sienta.
-¿Cómo transmite esas emociones?
-Yo también soy lectora y los libros que me gustan son los que me hacen sentir. Creo en transmitir de corazón a corazón y la novela, las páginas, las letras son el medio de comunicar esas emociones.
- ¿Su formación en economía y en derecho influye en la forma en la que construye el suspense o planifica la novela?
-No. La economía y el derecho son cosas muy estructuradas y yo no lo soy. O sea, sé de dónde salgo, me hago mis fichas de los personajes, y tengo un final, pero por el medio la novela fluye, un recuerdo me va llevando a otro y los personajes van evolucionando, porque claro, a lo largo de 40 años de historia, el personaje que construyo, y que aparece en la primera página con 17 años, no tiene nada que ver con el que es 40 años después. Creo que es así como tiene que ser, porque al final si lo que quieres es construir personas que estén superpegadas a la realidad y que los lectores reconozcan como gente que podrían ser de su propia familia o allegados, tienen que fluir y que tomar las decisiones según la vida les va poniendo. En lo único en lo que a lo mejor sí influye mi formación es en que soy superestricta en cuanto a horarios. Dedico cinco días y medio a trabajar de forma continuada, creo que escribir una novela requiere mucho tiempo seguido para que no se te vaya el hilo y hay que hacerlo día tras día hasta que la historia está contada.
-Ya lleva varias novelas publicadas. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención del mundo editorial o qué ha aprendido que desconocía?
-Del mundo editorial he descubierto que no existe el romanticismo que vemos en las películas alrededor de los autores. Es un trabajo que tienes que desarrolla con la mejor calidad posible para entregárselo al lector. Esto no va de que estoy paseando por el bosque, me inspiro, se me ocurre una idea maravillosa y la escribo. Eso es superbonito y terapéutico para el autor, pero al final como lectora quiero una historia que conecte conmigo y que esté bien construida y eso al final requiere un trabajo, una estructura y, sobre todo un equipo detrás. Un equipo que lo lea antes de que sea publicado, que vea cómo lo percibe, que te diga esto no se entiende bien o esto está muy largo y aquí me he aburrido o aquí me he quedado con ganas de saber más. Tiene que haber unos correctores... En fin, un equipo detrás que ayude a que cualquiera que coja esa historia pueda conectar con ella.
-Y hablando de historias: ¿hay alguna otra rondándola por la cabeza?
-Sí, ya hay alguna historia, pero de la que aún no he escrito ni una sola palabra. Ahora estoy centrada en la promoción que vivo como una despedida de mi historia antes de empezar la siguiente, pero sí empiezan a llegar ideas a mi cabeza que todavía no aterrizan, pero vuelan por ella.
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