La nueva muestra de Teresa Moro en Siboney recrea la 'ropa de trabajo' de los artistas como objeto de culto
La artista, que inaugura hoy su cuarta cita en la galería santanderina, ahonda en su atracción por los entornos domésticos de los creadores
De los chalecos diseñados por Depero para acudir a las veladas futuristas al traje antineutral de Giacomo Balla, o un dos piezas de patchwork ... que Sophie Taueber-Arp se cosió en 1921 para realizar una performance. Estos son ejemplos de la iconografía que configura 'Ropa de trabajo', la nueva comparecencia de la artista madrileña Teresa Moro en Santander. El mono de trabajo de los artistas, visible o no, recorre la propuesta. Una singularidad visual que supone su regreso a la galería santanderina Siboney. En su comparecencia alude a «la ropa de trabajo de los artistas, una verdadera fantasía que recrea y reconstruye trajes que forman parte de la memoria gráfica que asoma en reproducciones y archivos». Tras sus pinturas sobre los estudios de los artistas o de sus mesas de trabajo y mobiliario, Moro ha dado un paso más y se ha adentrado en la 'ropa de trabajo', tanto la privada como la pública.
Teresa Moro (Madrid, 1970) celebra así su cuarta exposición individual en la galería Siboney, tras sus muestras de 2012 ( 'Atracciones), 2016 ('Intento de 'Apropiación de una silla de París 2, (Spin-off)', y 2019 ('Seguir pintando'), aunque cabe decir que con la galería lleva trabajando más de veinte temporadas, y que ha participado en distintos proyectos colectivos, o en distintos estands de ferias. 'Ropa de trabajo' será inaugurada hoy viernes, a las siete dela tarde. La exposición es fruto de años de trabajo en torno a aquello que supone el hilo conductor de sus sucesivas entregas expositivas: «La intención de la artista de sacar a la luz lo especial -lo singular-, que ella percibe en los estudios de los artistas, y que sobre todo viene dado por una relación de admiración o reconocimiento en todos los casos y que al individualizarlos nos propone que se revele desde un punto de vista nuevo». La atracción de Moro por las prendas de vestir afloró en algún momento mientras rastreaba los entornos domésticos o de trabajo de los artistas, a la caza de objetos para 'El Efecto Reliquia'. Un proyecto con el que trató de explicarnos «la emoción que siente cuando cree encontrarse ante algo que pudiera haber pertenecido o haber sido utilizado por un creador al que ella admira».
Para aquella exposición del Marco de Vigo, pintó, por ejemplo, un delantal de Henry Moore que había visto apoyado en el respaldo de la silla del escultor, una camisa de cuadros que Donald Judd lucía en varias fotos y un vestido Marimeko de los 50 de Giorgia O'Keeffe.
Tras sus dibujos de monos de trabajo creados hacia 1920, acompañándolos de reproducciones de los patrones originales y fotografías de los autores, suma ahora otras obras que retratan los chalecos diseñados por Depero para acudir a las veladas futuristas, el traje antineutral de Giacomo Balla, o un dos piezas de patchwork que Sophie Taueber-Arp se cosió en 1921 para realizar una performance. Sus nuevas piezas, pintadas en gouache sobre papel, busca dotar al color de una sutil vibración. «La artista cree notar en el uso de esa técnica una feliz reverberación de las vanguardias». Sin duda también se percibe ese eco en el recuerdo del profesor Francisco Javier San Martín y, por supuesto, del Archivo Lafuente, presentes en las conversaciones entre la artista y la galería durante la preparación de la muestra.
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