Miedo al miedo. Lecturas y voces.
El fascinante territorio de lo que habitaen la imaginación. De lo fantástico a lo real,demasiado real. ¿Ha cambiado la dimensióndel miedo desde la pandemia? Lo que tememosperder está en el epicentro del temblor
«De lo que tengo miedo es de tu miedo», escribió William Shakespeare. Para Eduardo Galeano, «quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen». ¿Necesitamos el miedo? ¿Ha cambiado nuestra percepción tras la pandemia? ¿Ha crecido la sensación de un temor global? En el magma del temor, el vértigo y lo desconocido, el miedo se antoja también resistencia, aprendizaje, iniciación ante lo azaroso e imprevisible. Y, además, cabe un placer en el terror y lo monstruoso que se vive siempre a través de la literatura y el cine. En el libro 'Todos los monstruos de la tierra. Bestiario del cine y de la literatura', de Adriano Messias (Punto de Vista Editores) recopila la prolífica fauna que habita en nuestra imaginación como lectores y espectadores. Porque «la proximidad con lo real es lo que engendra el miedo». Las formas que se van sucediendo, según el estado y el tiempo de las cosas, las señales y el discurso social, van «convirtiendo a los monstruos no solamente en un producto de la imaginación, sino en un signo que marca los momentos críticos del proceso político y social de las culturas.
Así, los cuerpos de los monstruos y su función nos revelan un alto grado de significación, mostrando lo que la sociedad esconde y margina».
Tras el 11-S, las crisis financieras sucesivas después del 2008 y la citada pandemia del covid, el interrogante que subyace en el clima social pero también intimista y privado (amenazadas ambos por una sociedad hipervigilante) es si «somos una sociedad más temerosa que nunca». El miedo en sí mismo pero también el pánico que genera «ha sido la fuerza motriz de la historia del mundo: miedo a Dios, al hambre, a la guerra, a las enfermedades, a la pobreza, a otras personas…». Sobre estos factores y premisas Robert Peckham, autor del ensayo 'Miedo, Una historia alternativa del mundo', sostiene que, «aunque el miedo se ha utilizado como una herramienta coercitiva del poder, también ha sido un catalizador para el cambio social». Desde la peste negra del siglo XIV, pasando por la Revolución francesa, la caída de los mercados modernos y la paranoia de la Guerra Fría hasta el sida, y ahora la cultura digital, el autor considera qué significó esta emoción en el pasado y cómo podemos entenderla mejor para enfrentarnos al futuro.Su ensayo subraya cómo el temor «nos ha hecho quienes somos y demuestra que, aunque pueda ser usado injustamente por el poder, también puede desafiarlo».
H. P. Lovecraft
Elogio de la sugerencia, entre lo enloquecedor y lo asombroso, su atmósfera de lo espantoso va edificando un relato de terror cósmico. Pero bajo esta obra ligada al canon literario, la huella de Lovecraft reside en un imaginario que crece en lo indefinido y en lo que no tiene nombre. El suyo es un viaje al otro lado de la pared: uno no sabe si volverá, y si lo hace si será el mismo.
Sheridan Le Fanu
Novela corta gótica escrita en 1872. Un cuarto de siglo antes de Drácula, ya estaba Carmilla. Un puñado de relatos ya anticiparon al personaje de Stoker. Entre ellos, el mas destaca este del escritor irlandés por la originalidad de su perfil y el compendio de rasgos y caracterizaciones del universo vampírico. Sobrenatural, erótica, se mueve entre la vigilia y el sueño, entre la sensualidad y el miedo.
Mary Shelley
La noche de su germinación, con Lord Byron como acicate y provocador, es tan famosa como la novela. El moderno Prometeo comenzó a ver la luz cuando Mary Shlley tenía apenas 18 años. Inauguró el género de ciencia ficción y se transformó en un icono sin fronteras. Además, anticipa los miedos a la tecnología, la investigación científicay los límites entre la creación y la existencia humana.
Willima Hope Hodgson
Pionera del horror materialista,insertada en la época victoriana, la obra es una cima del cuento de terror gótico que inicia, a su vez, un nuevo camino, entre monstruos y criaturas en escenarios más cotidianos. Influido por la revolución científica, Hodgson refleja la insignificancia y angustia del ser humano frente a la inmensidad y lo desconocido del universo.
Bram Stoker
«Los seres que llamamos vampiros existen. Algunos de nosotros tenemos pruebas irrefutables de ello». El profesor Van Helsing, uno de los protagonistas de esta obra imperecedera, pronuncia palabras sobre la capacidad sobrenatural del hombre-vampiro para mutar y adaptarse a los nuevos tiempos. Nunca hay que olvidar el antecedente de ‘El vampiro’, relato escrito por John William Polidori.
Edgar Allan Poe
Sus primeras líneas constituyen un sutil y magistral reflejo de atmósfera, vértigo y precisión. Cuento gótico entre lo lúgubre y enigmático. Todos los factores del género son fácilmente identificables y, sin embargo, parte del terror que inspira esta historia se debe a su levedad, a lo inasible, a la capacidad de convertir en personaje al lugar, al espacio y su extrañeza.
De lo siniestro a la brutalidad
Halloween, celebración o escapismo, cada vez más integrado en los acontecimientos festivos y costumbristas, apela a un reflejo con forma de pregunta: ¿Por qué nos gusta pasar miedo? En el plano psicológico es casi un axioma el hecho de que ayuda a protegernos, a alertarnos contra peligros y a reaccionar, siempre que no supere un determinado límite.
Stephen King comentaba en el prólogo de su recopilación de cuentos, 'Todo oscuro y sin estrellas', que «el miedo es quizás es el sentimiento más sincero que puede expresar el ser humano. Lo temible proviene de una parte muy antigua y primitiva de nuestra mente». En el histórico ensayo, 'tratado sobre cuentos de horror', del crítico estadounidense Edmund Wilson se analizaba el origen del cuento de terror como intento de transcripción y sobre todo, «racionalización de un tipo de costumbre oral que se mantiene a través del tiempo como objetivo cultural». A su juicio, «los cuentistas originarios fueron los que intentaron brindar una nueva comprensión al cuento y dotarlo de ciertas características literarias de las que carecía». En la necesidad de narrar historias, contar y contarnos, hay un fundamento ancestral que contiene a su vez muchas de las raíces de eso que llamamos miedo.
Pero lo que realmente supone asomarse al abismo radica en no saber, en no entender, en descender a la desesperación de la duda, de lo irracional apoderándose de cualquier camino que se decida emprender. La literatura y el cine han encauzado el miedo y el terror desde una situación primaria y por ello, diáfana y rotunda: el temblor primero, el pánico, reside en no comprender la realidad que habitamos. Libros y películas configuran ante el miedo genérico, que son muchos, un soporte de entretenimiento, pero son sobre todo un dispositivo cultural que define nuestra condición. La fragilidad humana ante lo desconocido es la columna vertebral. Está tanto en 'Nosferatu' como en 'Black Mirror', en 'El castillo de Otranto' de Horace Walpole como en 'La colina de los sueños' de Arthur Machen, o como en 'It' de King. Del horror ligado al folclore y las tradiciones y lo ritual a la amenaza de la entidad maligna. De lo siniestro a la brutalidad. De la experiencia perturbadora a la belleza del horror. De lo oculto en lo cotidiano y doméstico a la normalidad que oculta sombras impensables.
Jack Clayton
Viscosa y suspendida en el tiempo, su origen es un texto de Henry James, ‘Otra vuelta de tuerca’, que el director Jack Clayton llevaba tiempo queriendo llevar a la pantalla, y que fue adaptado muy hábilmente por William Archibald, Truman Capote y John Mortimer, respetando el espíritu del original. Sutil, insinúa una constante inquietud, siempre intuyendo de que algo espera al otro lado.
William Friedkin
Será siempre la posesión demoníaca por excelencia. Ha tenido secuelas y precuelas, pero Friedkin dejó fijados en la pantalla un horror primario, una inmersión en lo desconocido. «Toda la película fue literalmente una alternancia entre las fuerzas de la oscuridad y de la luz», explicó su director. Camas volando, cuartos temblando y la niña suspendida en el aire.
F. W. Murnau
Adaptación libre del ‘Drácula’ de Bram Stoker es, a su vez, uno de los grandes hitos del expresionismo alemán. Terror, romanticismo e imágenes fascinantes. Su grandeza reside en que representa no solo la figura del vampiro, sino la creación de una atmósfera en la que lo real y lo irreal cruzan sus límites y se abrazan. Vida y muerte, realidad y sueño, sexo y ocultismo.
Tomas Alfredson
Una de las últimas y más sorprendentes incursiones en el cine de terror mediatizada por el cine de autor de origen nórdico. Adaptación de la novela de John Ajvide Lindqvist, también guionista, es una celebración de la imagen con una gran fotografía y esa mezcla de violencia, amistad y romanticismo entre la inocencia y lo siniestro. Su originalidad es tan honda como su sugerente ecuación de tiempo y espacio.
Stanley Kubrick
El cineasta se adentró y dominó casi todos los géneros que abordó a lo largo de su carrera. Talento, perfeccionismo, destreza técnica y estética, en ‘El resplandor’ todos ello asoman rozando la proeza formal y conceptual. Un filme que discurre entre estancias y pasillos del hotel Overlook, mientras invita a sumergirse en el bucle de una pesadilla interminable.
Roman Polanski
Un clásico inquietante, hipnótico y angustioso. Su psicología se introduce en la mente de Rosemary Woodhouse para explorar sus miedos más terrenales surgidos tras su embarazo. Polanski envuelve la historia en una atmósfera malsana en la que todo provoca un rechazo emocional. Es una amenaza invisible, como un latido que poco a poco se adhiere a cada paso.
La emoción más antigua e intensa
El autor de 'La llamada de Cthulhu', 'En las montañas de la locura', 'El Necronomicón' y 'Dagón', entre otras, H. P. Lovecraft, definió al miedo como la emoción más antigua e intensa del ser humano. El universo, lo cósmico, lo primigenio, lo tradicional, lo espiritual y lo pagano han ido forjando una arquitectura donde confluyen vampiros, maldiciones, lugares malditos, hadas y duendes, brujas y monstruos. A lo largo del tiempo, literatura y cine, adaptaciones como vasos comunicantes, franquicias y sagas, personajes mutados en referencias populares...todos ellos se han sucedido y han alimentado esa iconografía moderna del miedo y del horror.
De 'Frankenstein' de Shelley y 'El vampiro' del médico y secretario personal del poeta Lord Byron, John William Polidori (citados arriba) a personajes como el Mr. Hyde de Stevenson, o los Jack el Destripador y el Dorian Gray de Oscar Wilde. Aunque uno de los asideros más universales a la hora de visualizar los miedos primarios recorre el legado de Edgar Allan Poe: de 'El corazón delator' a 'La caída de la casa Usher' o 'El pozo y el péndulo'. O en el cine dos pilares imprescindibles: lo psicológico encarnado como monumento eterno en el Norman Bates de 'Psicosis' de Alfred Hitchcock y el subgénero slasher que se construyeron a través de los 'Viernes 13', 'Pesadilla en Elm Street' o 'La matanza de Texas'.
Tenebroso o perturbador, tanto en la literatura como en otras artes, aflora de modo intermitente la necesidad de diseccionar el miedo en sus distintas formas, en sus rostros y maneras de combinar seducción y repulsión.
Terror y suspense, ciencia ficción y fantástico coquetean en una extraña y entraña conjugación y diálogo con un solo propósito: la indagación en lo oscuro, el desnudo de aquello que nos atrae y nos expulsa por desconocido.
¿Cambiará esto con la Inteligencia Artificial? La manipulación y uso del miedo como herramienta de poder subyace en todos los sistemas que tienen en el control y el sometimiento a sus objetivos esenciales.
Y en las distopías se transparentan las sombras más inimaginables. El miedo habita en la normalidad y refleja lo huidizo, inconsistente e inasible de nuestra identidad.
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