«El vídeo virtual de La Garma es lo más parecido a tocar algo en sueños»
El norteamericano, que ha destinado un cuarto de millón a investigar y conservar la cueva con su Fundación, visitó el Museo de Prehistoria para probar el simulador
¿En inglés o en español?», pregunta Stuart Weitzman (Massachusetts, 1941) antes de empezar la entrevista en uno de los bancos del Museo de ... Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac). Se ha sentado después de probar el simulador virtual que su Fundación Weitzman ha financiado como parte de un trabajo de investigación y conservación; un cuarto de millón que vela por La Garma y se traduce en esta instalación interactiva que, según dice, «es como tocar la cueva en sueños». ¿Le ha gustado? Y responde poniendo los ojos en blanco, sin usar el español fluido que aprendió después de tres décadas vinculado a nuestro país (instaló en Alicante su fábrica de zapatos). Ahora, ese vínculo emocional con las cuevas prehistóricas de Cantabria se traducen en una instalación permanente en el pasillo central del museo; nueve minutos que desvelan el interior de La Garma con fines divulgativos pero también científicos.
–Como diseñador dice que necesitamos comprender el pasado para poder construir el futuro, ¿lo aplicamos a la Historia?
–Es así, yo aprendí eso en la escuela estudiando moda y me ayudó mucho. Cuando vi la cueva de La Garma, reconocí que hay experiencias que pasan de una industria a otra sólo conociendo cómo creció y vivió esa gente. Su ADN es idéntico al nuestro, somos iguales, y lo que tenemos hoy en día es un desarrollo encima de lo anterior y de lo anterior y de lo que está encima. Es la evolución, y aún vamos a aprender mucho de todo esto.
–Cuando está lejos de Cantabria, y cierra los ojos y piensa en la Garma, ¿qué ve?
–Creo que todas las noches sueño con La Garma, pero nunca lo recuerdo por la mañana. Sin embargo, mientras estoy soñando, es como esta realidad virtual. Ellos (Morena Films y Overlat) han duplicado el sueño. Aunque nunca logro recordar el sueño, me queda esa sensación de que quiero tocarlo y así es el vídeo, que quieres casi tocarlo. Sueño con La Garma, pero este vídeo ha duplicado el sueño.
–¿Esta tecnología es una manera de despertar la curiosidad hacia la prehistoria, cree que falta interés?
–La gente quiere tener diversión, si no, ¿por qué van millones de personas a Disney World? Sin embargo, creo que se puede hacer un museo ameno, las tecnologías pueden acercar este conocimiento de una forma lúdica. Ahora, por ejemplo, hay museos dedicados a los dinosaurios, con vídeos y material holográfico que te hace estar entre ellos, y eso es despertar interés. Sin embargo, la sociedad tienen tantas otras cosas que el interés se pierde, el conocimiento tiene que competir contra las pantallas y los ordenadores, las consolas, contra la multiplicidad del ocio.
«A Disney World van millones porque la gente quiere diversión, y la tecnología puede dársela en un museo»
–Pero esto abre otro debate, cuanta más gente quiera verlo, más en riesgo está la conservación, ¿cómo convive la divulgación con la conservación, sólo con réplicas?
–Por una parte convive gracias a las réplicas. Entré en la de Altamira y era como la verdadera; quizá algún día podamos rehacerla, pero las réplicas son una manera de verlo. Cuando yo entré en La Garma, le dije a Roberto (Ontañón, director del Mupac): ¿cómo se va a permitir a la gente entrar en estas cuevas? Tienen demasiado material. Me enseñó sólo un palo, era largo y recto, tipo como una pajita. No sabía qué era y me explicó que es la herramienta con la que pintaron los habitantes de esa cueva los animales (efecto venturi). ¿Cómo es posible que pintaran un caballo así, soplando polvo de color con esto, te puedes imaginar el talento?
–¿Eran más listos de lo que pensamos, somos ahora menos ingeniosos?
–Siempre he reconocido en diseño que aquel que crea la idea es el número uno, aunque otros la desarrollen después para vender más o hacerlo más bonito, pero el que empieza es el más listo, porque hay que empezar y eso es lo más difícil. Y estas personas empezaron el arte. No tenían la tinta ni la tecnología ni las técnicas que hoy en día tienen los 'picassos' del mundo, pero inventaron con lo que podían encontrar a su alrededor lo necesario para saciar su esperanza de crear algo. En ese sentido son más listos. ¿Has visto la cita de Picasso?
–¿La cita de Altamira?
–Picasso entró en la cueva de Altamira y al salir dijo a la prensa algo así como 'después de ver lo que he visto, entiendo que todo el arte que vino después es decadente'. Lo han escrito en el museo, y quien dijo eso fue un maestro. El primer inventor siempre hay que respetarlo.
«Al primer inventor siempre hay que respetarlo; ellos empezaron el arte»
–¿Qué riesgo corremos de ver el mundo siempre a través de las pantallas? Nos ofrece la posibilidad de recrear cuevas, pero ¿perdemos la capacidad de asombro?
–Tiene las dos caras. Ya estamos viendo los problemas que está causando internet. Hay que usarlo bien, pero sí que hay gente que va a perder esa capacidad de asombro o la está perdiendo porque asumen como normal lo que sale por la pantalla, porque después de ver tanto feo y verlo además tan rápido uno se acostumbra a ver esa fealdad y no se alarma; lo acaba asumiendo como algo normal. Imagina hace cien años que mataran a veinte personas en una escuela como sucede ahora, ¡buf! En cambio, hoy en día es casi normal, en cualquier país saben algo de este terrorismo. Eso sale porque está disponible, porque se ve como normal, en internet hay tutoriales hasta para fabricar bombas.
–Pero la tecnología, su cara B, también es esto, esa realidad virtual que permite ver La Garma...
–También, depende como siempre del ser humano. No hay ningún animal que mate a otros miembros de su propia especie. Menos nosotros. Y eso desde el principio. En la entrada de La Garma hay una excavación enorme y dentro hay docenas de neandertales, ¿quién los mató? El ser humano. Seguro que eran habitantes de La Garma hace 30.000 años, aquello debía ser como la Casa Blanca, y dijo el ser humano, quiero esa casa, hagamos ruido para que salgan. Después, vinieron otros y también los mataron: es el ejemplo de cómo hace el hombre su negra historia de la evolución.
–¿Le gustaría continuar esta experiencia con otras cuevas de Cantabria?
–No lo sé, por ahora lo que he invertido en la Fundación es para La Garma, está prohibido usarlo en otra cueva. Cuando se gaste, y si estoy bien, tengo salud y puedo venir... Mire, le diré algo: he tenido talento, suerte y un mundo que ha apreciado lo que hago. He acumulado más dinero del que necesito, mis hijas tienen su propia vida y estoy tratando de usarlo para que pueda beneficiar a los demás, pero también para divertirme. Soy profesor en universidades, doy cursos y charlas para transmitir mi experiencia, y lo mismo hago con mi dinero, transmitirlo. Es posible que si veo algo especial y no hay otro que quiera entrar, lo haga yo, ya sea una cueva, o financiar un hospital, una universidad. Lo que sé es que cuando deje este mundo no tendré ni un duro para dárselo a nadie, así que lo tengo que usar ahora.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión