Cerca de mil deportistas se reúnen en la Carrera Popular de El Diario Montañés
Alicia Portilla, Luis Vélez, Diego Bringas, Alba Cano, Ramón Zabalbeitia y Sara Martínez, ganadores
Cerca de mil deportistas se reunieron en la mañana de este domingo en el Paseo Pereda para participar en una nueva edición de la Carrera Popular de El Diario Montañés. Yjunto a cada uno de ellos y ellas, sus retos personales. Sus condiciones y sus ambiciones. Modestas, la mayoría, pero de inmenso valor íntimo. La lluvia amenazó con deslucir la jornada en las horas e incluso minutos previos a la disputa, pero el cielo tuvo piedad y, al final, dejó una mañana agradable para calzarse las zapatillas. Algunos charcos por el camino fueron el único testimonio del mal despertar meteorológico. Así que no había excusa para echarse atrás y, desde bien pronto, muchísimos dorsales y camisetas azules calentaban por Farolas, la Porticada y alrededores.
En cuanto a los ganadores, nombres muy clásicos. Los de Alicia Portilla, vencedora en los 2K y una atleta intrínsecamente unido a la carrera. Nadie la ha ganado tantas veces como ella; ni siquiera otro clasiquísimo como Diego Cuadrado. La santanderina se impuso en los dos kilómetros femeninos con un tiempo de 8.37. Por detrás de ella entraron Yuly Martínez (9.39) y Elisa López (10.33). En la categoría masculina se impuso Luis Vélez (7.50), por delante de Borja Lastra (7.57) y Esteban Gómez (8.23). Llegó acto seguido la gran convocatoria de la prueba: los 5K y 10K, dos carreras que se disputan conjuntamente, con una vuelta al circuito en el primero de los casos y dos, en el segundo. Y esta vez con salida frente a la Delegación de Hacienda, giro en el Ayuntamiento, ruta hasta Los Peligros y regreso por la Avenida Severiano Ballesteros, Castelar y Paseo Pereda.
Consulta aquí todas las clasificaciones
Lo bonito de estas carreras es que siempre hay gente con nervios antes de empezar. Normalmente, los novatos. Los que se estrenan. En competición o en una distancia concreta. 'Que no voy a poder';'que qué ritmo llevo'; 'a ver si voy a quedar el último'... Cuando se da el pistoletazo de salida, la suerte está echada. Los nervios se pasan a la respiración acelerada hasta que se estabiliza y cada uno toma su velocidad de crucero. Gente que se va por delante y otra que se queda por detrás.
A lo lejos, Diego Bringas (33.08) fue el mejor en los 10 kilómetros, acompañado en el podio por Francisco Amutio (33.53) y José Manuel Jara (33.54), entre los hombres. En la categoría femenina, la victoria fue para Alba Cano (37.33), secundada por Celia Lorenzo (38.25) y Alba González (42.26).
Ellos y ellas le dieron dos vueltas a un circuito que estaba bonito, con la Bahía santanderina de fondo. Un trazado que, además, ha ganado en encanto en esta edición con la renovada imagen de la zona de Gamazo. Allí donde los corredores comenzaron a cruzarse unos con otros. Y, a las caras conocidas, les lanzaban voces de aliento. 'Vamos, que les tienes ahí', se escuchaba por detrás del Museo Marítimo de Santander.
Cuando los del 10.000 cruzaban la meta hacía ya un rato que se había decidido el podio en los 5.000 metros: Ramón Zabalbeitia (16.15), Mikel Ruiz (16.29) y Pierre Deblaise (16.50), en la carrera masculina, y Sara Martínez (21.49), Amaia González (22.01) y Erika Pedrero (23.24) en la femenina. Por cierto, una grandísima presencia de mujeres en la edición de este año. Y subiendo.
Tiempos para todos
Esos fueron los que marcaron los mejores tiempos, pero el grueso del pelotón optó por seguir a alguna de las muchas liebres dedicadas a marcar el ritmo que mejor se adaptara a cada cual: media hora, 35 minutos, 40... E incluso una hora, porque el objetivo es que sea accesible para todo el mundo. Elegir a qué liebre 'agarrarse' también es clave. Es importante ser realista con las expectativas de cada uno.
Algunos llegaron en el vagón de cola. Lejos de las grandes marcas. Pero, en esto del atletismo, muchas veces, el que llega el último no es porque es peor, sino porque tiene más mérito. Y, por eso, su mayor tiempo sobre el recorrido les permite ir recogiendo más aplausos y palabras de ánimo de quienes se apostan a ver pasar a los atletas.
Porque, cuando la lluvia se fue, como las lagartijas cuando sale el sol, se acercaron a las aceras. Sobre todo, en el Paseo Pereda, para ver la entrada de los corredores, pero también junto al Paseo Marítimo, donde la estampa era aún mejor.
La ceremonia de entrega de premios de las dos distancias largas (la de los 2.000 metros había tenido lugar antes, en el lapso entre una y otra carrera) puso final a una mañana con su versión competitiva, pero destinada especialmente a disfrutar del deportes y el atletismo en una carrera que, fiel a la filosofía con la que nació en 2012, persigue una gran participación de todo tipo de público, desde infantil a la tercera edad, y que permite incluso completar el recorrido, andando, con carritos de bebé y sillas de ruedas.
Entre casi un millar de atletas, se pueden imaginar. Hay de todo, como en botica. Hombres, mujeres, altos, bajos, flacos, no tanto, jóvenes, mayores, con auriculares, charlando, rápidos, lentos... Pero todos con una misma ambición: cumplir sus objetivos personales. Así que, cuando acaba la prueba, a medida que los atletas van cruzando la línea de meta, las caras son de satisfacción. De haberlo conseguido.
Momento para fotos. Para inmortalizar el reto. Para subirlo a las redes sociales y que todo el mundo se entere. En solitario o en grupo. Porque muchos familiares y amigos se separaron por los ritmos cuando arrancó la carrera pero se esperaron detrás de la pancarta de meta.
Después, en las terrazas de establecimientos hosteleros aledañas alPaseo de Pereda, se dejaban intuir los atletas. Las zapatillas, en su mayor parte de colores chillones, les delataban una vez vestidos ya de largo. Después del esfuerzo, era merecido un refrigerio, unas rabucas y la buena compañía. Que no todo va a ser sufrir.