Jacobo Cuétara
El técnico asturiano destaca la necesidad naranja de «mantener la estabilidad» entre «ser ambiciosos y normalizar tanto las victorias como las derrotas»
La ventana internacional ha encontrado al Bathco con el sabor amargo que deja enlazar dos derrotas ante el Cangas y el Granollers aunque no empaña ... un arranque de temporada en el que acumula puntos «al mismo ritmo que la segunda vuelta de la pasada temporada», apunta Jacobo Cuétara (Ribadesella, 1980). El técnico apela a la necesidad de «equilibro» y de una mayor «madurez competitiva».
-Quintos con nueve puntos y solo a uno de reengancharse a los primeros puestos después de dos derrotas en siete jornadas. ¿Cómo valora el inicio?
-Las sensaciones eran muy fluidas hasta las dos últimas derrotas. Es más, creo que es muy probable que si en vez de haber perdido contra Cangas en casa lo hubiéramos hecho contra Cuenca a domicilio, la sensación sería distinta.
-¿Qué ha provocado ese desnivel de juego y resultados en las dos últimas jornadas ?
-El nivel de juego ahora mismo es similar al del año pasado. Lo que sucede es que en ciertos momentos puntuales, durante algunos partidos y cuando se dan unos condicionantes determinados, hemos perder puntos más que en cuanto al nivel del equipo, a nivel general.
-No se puede hablar de crisis, pero es evidente que la doble derrota ha llegado en su mejor momento.
-No podemos normalizar perder aquí en casa contra un equipo de permanencia igual que no podemos normalizar ganar siempre al Granollers. Tenemos que ser capaces de ganar en el Vicente Trueba a equipos de permanencia de manera habitual y entender que ganar a Granollers es muy difícil aunque ya lo habíamos hecho en el pasado.
-¿Cómo se encaja caer del segundo al quinto puesto tan rápido?
-No tenemos que crecernos por tener la opción de ponernos líderes y estar invictos, igual que no debemos hundirnos por perder dos partidos. Hay que intentar, dentro de lo que cabe, focalizar y normalizar situaciones. La Liga es muy larga y tiene estos tramos de victorias y de derrotas por los que hay que transitar.
-En el futuro más inmediato les espera el Bidasoa.
-Es una buena oportunidad. El problema de la derrota contra Cangas es, sobre todo, que no te llevas un colchón de puntos de cara a partidos tan complicados como son Granollers o Bidasoa. Eso se acentúa al no puntuar contra los vallesanos. Aun así, solo llevamos siete jornadas, queda mucho por delante.
-El ritmo de puntos es bueno. Aun perdiendo con el Bidasoa tendrían solo uno menos que la pasada campaña a estas alturas...
-Vamos a un ritmo como el de la segunda vuelta pasada.
-La mejora en el ataque posicional del Bathco es uno de los avances de lo que va de curso. ¿Hay más?
-A nivel de juego estamos entrenando muy bien. Eso es muy importante y estoy muy contento de cómo sigue compitiendo el equipo fuera de casa. Llevamos ya mucho tiempo haciendo algo que es muy difícil: sacar tantos puntos fuera. Además, el equipo apoya a jugadores que están pasando por peores momentos de confianza o de juego para que salgan adelante. Es significativo que todos se sientan importantes; que todos tengan sus oportunidades. Siempre hay que tener presente que la Liga es muy larga y que jugadores a los que igual les cuesta más ahora pueden pasar a ser claves en otro momento.
-En la lista de debes está solucionar los problemas en casa.
-Principalmente el rendimiento; jugar menos ansiosos y ser capaces de hacerlo con la tranquilidad y la paciencia que tenemos fuera. No lo hemos conseguido en lo que va de temporada; seguimos sin tenerla. Creo que es muy psicosociológico, esto no deja de ser un grupo y al final se influencian entre unos y otros. No sé cuál es la causa, pero es innegable que jugamos mucho más ansiosos. Nos falta todavía cierta madurez competitiva como equipo para saber en qué momentos arriesgar más o menos y tener un poco más de control. Todo tiene procesos y, lógicamente, también hay procesos de juego.
-De las siete jornadas disputadas, ¿qué es lo más importante?
-Lo más importante es mantener la estabilidad; esa solidez. Mantener el ritmo y, bueno, querer evolucionar. Alcanzar ese equilibrio entre ser ambiciosos y, lógicamente, normalizar las victorias y las derrotas para seguir adelante.
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