«No hay que dar espacio a esos cantos de sirena sobre llegar a puestos europeos»
En solo dos meses el asturiano se ha convertido en uno de los líderes del vestuario naranja y en el máximo goleador junto a Dani Ramos
Un líder es aquel que conoce el camino, lo hace y, además, se lo muestra al resto. Adrián Fernández (Avilés, 1994) lleva poco más de ... dos meses en el Bathco, al que llegó desde el Bidasoa, y ya ha tenido ocasión de parar el pulso al Vicente Trueba con un gol sobre la bocina ante el Valladolid, ser el máximo goleador del equipo con 27 tantos –empatado con Dani Ramos– y meterse en el bolsillo a la afición. No duda en citar a un cántabro que entrenó al Sporting, Manolo Preciado, para definir la situación de los torrelaveguenses: «Ni ahora somos el Bayer Leverkusen ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos».
–Ha tardado, pero llegó la primera victoria de la temporada en el Vicente Trueba. ¿Es cómo soltar todo el aire contenido durante semanas de una sola vez?
–En la celebración del otro día se ve la piña que es este vestuario, la confianza de los unos en los otros y lo que significa. Es un reflejo del trabajo conjunto y de la manera que tenemos de buscar nuestro objetivo. Llevarse tan bien como lo hacemos es un extra que en ocasiones, como ante el Valladolid, marca la diferencia.
–Y seguir fieles a una forma de trabajo, a pesar de que no acompañen los resultados.
–Eso es. Soy muy futbolero, del Sporting, y en estos momentos me acuerdo de Manolo Preciado, que decía: «Ni ahora somos el Bayer Leverkusen ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos». Nosotros estamos muy tranquilos y sabemos lo que tenemos que hacer, cómo. Unas veces irá mejor que otras, pero así es el deporte.
–Cada jornada va ganando más protagonismo sobre la pista.
–Estoy teniendo más minutos y ciertas responsabilidades, por ejemplo en el lanzamiento de los penaltis, que no había tenido en otras circunstancias. Al final es cubrir las necesidades del equipo en cada momento. Igual en otro tramo de la temporada mi papel es otro. Lo importante es siempre que el acoplamiento y la sinergia con los compañeros sea la que permita solventar el partido.
–¿Se siente cómodo en ese papel protagonista?
–Tengo 28 años y esta es mi octava temporada en Asobal. Tenemos un equipo joven y esa experiencia que otros no tienen podemos aportarla jugadores como Oswaldo Maestro –el lateral derecho que llegó también este verano procedente del Billère– o yo. En determinados momentos hay que asumir cierta responsabilidad y tanto el equipo como los entrenadores están depositando la confianza en mí y me siento cómodo.
–¿Qué les pesa más, la juventud o la inexperiencia?
–Somos un equipo muy joven, que juega muy rápido e imprime ritmo. Los jugadores que venimos de otros modelos de juego en ciertos momentos tendemos un poco más a parar, contemporizar y refrenar el equipo para evitar, sobre todo, la precipitación. Esta bien tener intensidad, pero hay que saber cuándo usarla.
–Las victorias dan tranquilidad y seguridad, pero ¿cómo se ha vivido este inicio de temporada hasta que llegaron?
–No ha sido fácil. No estábamos preocupados ni presionados, pero no ha sido nada sencillo, sobre todo después de la derrota contra Huesca. Era el primer partido, acabas perdiendo y lo que debía ser un impulso supuso un frenazo. El calendario tampoco ayudó, al ponernos en mitad de semana el partido contra el Barcelona justo antes del desplazamiento a Puente Genil, el más largo de la temporada. No es poner excusas, pero las circunstancias no ayudaron; fue como ponerse una piedra más en la mochila. Entrenas con un poco más de incertidumbre, pero sabíamos que la victoria tenía que llegar. Lo que hay que evitar es ese proceso mental en el que sigues dando vueltas sobre lo mismo y haces cábalas, porque ahí empiezas con pensamientos que no son positivos.
–Tres semanas por delante antes de volver a la competición. ¿Qué han aprendido en estas siete jornadas y cómo lo aplicarán a partir de ahora?
–Estos partidos nos han enseñado que no puedes regalar ni un minuto. Tal como está la liga de igualada, desconectar cinco minutos nos supone encontrarnos con el rival a cuatro goles de diferencia, y eso no se puede levantar siempre. Hay que ir ganando en estabilidad y mantener esa solidez que te hace estar conectado y concentrado los sesenta minutos para evitar los parciales negativos. La idea es seguir manteniendo el ritmo y nuestra manera de jugar con esa solidez defensiva.
–¿Qué se puede esperar de esta temporada?
–La Liga Asobal es muy difícil y no hay que dar espacio a esos cantos de sirena que hablan de llegar a puestos europeos. La casa se construye por los cimientos y debemos tener los pies en el suelo. Primero está la permanencia y luego ya se verá. Se están sentando las bases de un proyecto muy ilusionante. No hay presión, pero sí ambición por crecer.
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