La etapa más dura para el ciclismo cántabro
Los tres equipos más importantes de la región esperan el regreso de una temporada que apenas había comenzado y ven con preocupación el futuro, en lo económico, de su deporte
MARCO G. VIDART
Martes, 14 de abril 2020, 07:18
En estos días, todos debieran estar preparando la carrera de turno del fin de semana. Los ciclistas, entrenando y estudiando ese perfil de etapa, dónde se puede atacar o dónde habría que trabajar para un compañero. Y esos responsables de equipo que hacen de todo, repasando el material, preparando los coches... Las cosas habituales de cualquier equipo ciclista. Sin embargo, ahora lo que se oye es el sonido monótono de los rodillos. Ese remedio para dar pedales en casa sin moverse un metro. Y esos viajes en coche con amigos y amigas a la carrera de turno se han transmutado en mensajes de whatsapp, llamadas o videollamadas. El Gomur Cantabria-Infinita y el Conservas Hoya-Telenort, ambos de las categorías élite y sub-23; y el Río Miera-Cantabria Deporte, de la categoría continental femenina, son los tres grandes exponentes del ciclismo cántabro. Y como toda la sociedad española -y buena parte de la mundial- guardan confinamiento por el ya maldito para siempre coronavirus. El bicho aparece como una bola de espinas para pinchar las ruedas de toda una temporada que, en el mejor de los casos, será de lo más comprimida y obligará a estirarla hasta octubre. Pero la sombra del coronavirus se alarga más allá. La crisis económica que ya está sobre la mesa llena de mucha incertidumbre a un deporte y a unos equipos en los que el dinero hace mucho tiempo que no sobra.
Gomur Cantabria-Infinita
Un parón que cortó un buen inicio en la Copa de España
«Qué pena. Porque estábamos bien». Alejandro González, director deportivo del Gomur Cantabria-Infinita, lamenta sobre todo el parón por sus chavales. El ya veterano equipo cántabro de élite y sub-23 había corrido apenas dos carreras, las dos pruebas iniciales de la Copa de España. En la primera de ellas, el Circuito del Guadiana en Don Benito (Badajoz) había brillado en una fuga el burgalés Mario Aparicio y el cántabro Pablo Alonso había sido decimocuarto. Y en la segunda, el Trofeo Guerrita en Alcantarilla (Murcia), Alonso estuvo muy cerca del triunfo al ser tercero. «Lo siento por ellos porque estaban bien preparados. Los que hubiesen apostado por estar bien estos primeros meses de temporada, lo han perdido».
El rodillo se ha convertido en el compañero de fatigas de los ciclistas del Gomur-Cantabria Infinita. Pero aunque ellos ya lo saben, 'Jandro' les ha avisado. «Ojo con el rodillo, que quema mucho. Hay que tener cuidado con él. No puedes estar tres horas encima». La causa está en un 'sobrecalentamiento'. «Es un ejercicio en el que, al contrario que en la carretera, no refrigeras. Sudas mucho y haces un esfuerzo tremendo». Con muchos años ya de director de chavales, trata de recordar una equivalencia. «Creo que una hora de rodillo equivalía a dos o tres de carretera». Además, está el 'coco'. El hecho de dar pedales sin ver moverse el paisaje. «Un día o dos, vale. Pero más días... Quema mucho. Con una hora de rodillo, vale».
«Esto es un desastre. Yo doy por finiquitada la temporada. Y casi sin haber empezado»
Los 'gomures' mantienen el contacto por teléfono con los directivos del equipo «sobre todo con las bromas que me mandan por whatsapp», reconoce González. La juventud de todo el plantel -el mayor de todos tiene 23 años- permite un mayor optimismo cuando todo esto acabe y se pueda retomar la actividad. «En quince días se ponen a tono», apunta el director deportivo de la escuadra rosa. «Cuesta más si se tienen 25 o 26 años, o cuando hay una lesión o una enfermedad. Pero cuando se está bien...». Aunque ese comienzo de competición tras el coronavirus es lo que más preocupa a Alejandro González. «Es que es muy bonito decir que si una carrera no es en agosto, es en septiembre. Pero está la Federación Española, que Tráfico dé el visto bueno... Una carrera hay que planificarla meses antes». El director del Gomur-Cantabria Infinita cree que tendrán «prioridad» las carreras ya establecidas en el calendario y que no se hayan visto afectadas por el trastorno que ha causado la pandemia. Si la temporada se va hasta octubre, «el problema serían las vueltas por etapas, que al durar varios días les quitarían días de clase. Con las pruebas de la Copa aplazadas que quieren poner en esos meses, no hay problema ya que son carreras de un día».
Si la última crisis casi arrasa con el ciclismo de élite y sub-23 en Cantabria, 'Jandro' prefiere no pensar en lo que se avecina meses después del coronavirus. «Hay una cosa muy sencilla. Cuando todo está fastidiado, lo primero que se quita una empresa es en publicidad». Pero también quiere ser optimista. «Y también hay empresas que están trabajando como nunca. Vamos a confiar». Aunque reconoce que va a estar «todo tocado, y en todos los lados. Esto va a costar muchísimo dinero».
Conservas Hoya-Telenort
Pesimismo en la temporada de su debut en la categoría
«El año del debut, y esto. Malo. Me da miedo». A sus 72 años, Joaquín Rábago había visto cómo tras tres años de trabajo en búsqueda de patrocinios, conseguía el sueño de sacar adelante a un equipo de chavales de élite y sub-23. El Conservas Hoya-Telenort nacía esta temporada para, en la medida de las posibilidades de un equipo modesto, enseñar al igual que lo hace el Gomur el oficio de ser ciclista. «Y apenas hemos corrido cuatro carreras: dos en Almagro (Ciudad Real), una en Ereño (Vizcaya) y otra en Cantabria, el Memorial Santisteban». Demasiado poco. Rábago, primero ciclista y luego director de equipo en décadas pasadas, no puede evitar ser pesimista. «Lo veo muy mal. Porque como esto no arranque, se va todo al traste».
Como sus compañeros del Gomur, los corredores del Conservas Hoya-Telenort están en sus casas dándole al rodillo. «Pero eso es para una emergencia, para no perder el contacto con la bicicleta. Están todos desesperados por subirse a la bici y que les dé el aire», apunta Rábago. El fundador del equipo no puede ser más pesimista con lo que queda de curso. «Creo que la temporada está prácticamente perdida, en todos los conceptos. Porque aunque sea una temporada comprimida, el problema es que un ciclista tiene que hacer mucho fondo para poder competir. Se nota cuando tienen una caída y están diez días 'paraos'. Si hasta junio se prevé que no se pueda volver a andar en bici... Esto es un desastre. Yo doy por finiquitada la temporada. Y casi sin haber empezado». La inversión para poner en marcha un equipo nuevo ha sido alta. «En material, bicis, alquiler de piso para corredores de fuera...».
Joaquín Rábago se obliga a mantener un rayo de esperanza. «De las dos firmas que nos apoyan, con una el compromiso es por dos años y con la otra, por tres. Esperamos que nos sigan apoyando. Pero no es el momento de hablar aún». La ilusión por haber retomado su pasión de siempre «no la he perdido, pero el panorama no lo veo nada claro».
Río Miera-Cantabria Deporte
El año más ilusionante y que se alargará hasta octubre
La Vuelta a Valencia, para el equipo continental, y una carrera para las cadetes. «Lo que hubo en febrero». Roberto San Emeterio, coordinador del Río Miera-Cantabria Deporte, resume con resignación lo que ha podido correr hasta ahora el equipo femenino cántabro. Además, en su temporada más ilusionante, ya que se estrenaba como escuadra de la categoría continental. El día 15 de marzo, en una prueba del Trofeo Euskaldun en el País Vasco, casi todas las integrantes de la formación de Meruelo -entre todas las categorías tienen casi 40 ciclistas, 12 para la escuadra continental- tenían competición en el primer día grande del equipo. El día en el que se decretaba el estado de alarma. Obviamente, no hubo carrera.
Las ciclistas se mantienen en forma como pueden. «Con el rodillo y con ejercicios de 'core', de fuerza», añade San Emeterio. Los responsables del equipo utilizan la tecnología para mandarles vídeos, ejercicios... «Para no perder el contacto». Hay hasta «entrenamientos virtuales» en el que todas las ciclistas están conectadas.
«Algo de recorte va a haber, eso está claro. La gente tendrá miedo a gastar»
Por un lado, «es un fastidio que en el año que damos el salto pase esto», recalca el coordinador del Río Miera-Cantabria Deporte. Aunque San Emeterio también le ve algo bueno al parón. «Nuestras mejores corredoras vienen del ciclocross y necesitaban un tiempo para adaptarse a la carretera. Y las demás, son muy jóvenes. Así que todo lo que sea coger experiencia, les viene bien». San Emeterio estima que la temporada será «comprimida, con algún mes menos» y se irá a septiembre e incluso octubre. Ahí estará el choque con el ciclocross, que arranca en ese mes su temporada. «Y las que no, tendrán que estudiar. Aunque también lo tendrían que estar haciendo ahora, además en época de exámenes. En mayo siempre tenemos el mismo problema. Si están estudiando, no pueden salir varios días a competir». A juicio de San Emeterio, la prioridad para el equipo serán las carreras en España «y también la Copa de España». Una de las citas es la que se celebraba en Noja, los días 4 y 5 de abril, en cuya organización está implicado el club. «La hemos pedido para septiembre. En principio, en el calendario de la Española ya aparece para el 13 de septiembre, aunque nos falta hablar con el Ayuntamiento de Noja».
Aunque prefiere «ser prudente», San Emeterio augura que la crisis del coronavirus pasará factura en lo económico. «Algo de recorte va a haber, eso está claro. La gente tendrá miedo a gastar». Pero confía en que las empresas que soportan al equipo «funcionen» en cuanto se retome la actividad, aunque «primero tengan que recuperar las pérdidas que han tenido. Nosotros, a intentar que esas empresas estén contentas y que de alguna manera, vean que merece la pena apostar por el deporte».