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Los futbolistas culés celebran un gol.
El Barça gana incluso sin merecerlo
jornada 25

El Barça gana incluso sin merecerlo

Los blaugranas se imponen 1-2 en Gran Canaria y obligan a Real Madrid y Atlético a no fallar

Cristian Reino

Sábado, 20 de febrero 2016, 00:33

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El FC Barcelona ha ganado este sábado a la UD Las Palmas por 1-2 en el estadio de Gran Canaria, gracias a los goles de Luis Suárez y Neymar, para neutralizar el tanto local de Willian José y continuar así con paso firme en el liderato de Primera División.

El Barça ha entrado en los meses calientes de la temporada y lo ha hecho a velocidad de crucero, lo que le está permitiendo ganar partidos, casi de manera rutinaria, incluso sin merecerlo. El día que el equipo está inspirado, roza la perfección, pero en cambio, el día que no está fino, mantiene la competitividad para seguir venciendo. Esta es la versión que los azulgrana ofrecieron en el Insular, donde los de Luis Enrique acabaron pidiendo la hora y achicando balones a la desesperada.

El Barça ofreció la peor imagen de los últimos tiempos, quizá por el estado del terreno, tras las lluvias de esta semana, quizá también por el viento, o quizá porque las piernas empiezan a pesar después de una temporada muy cargada de partidos para los de Luis Enrique. En cualquier caso, la peor versión de los blaugrana fue suficiente para derrotar a una UD Las Palmas, muy valiente y dominadora por momentos y que acabó arrinconando a los azulgrana en los últimos minutos, pero que tuvo que hincar las rodilla ante la mayor efectividad visitante.

Es lo que tiene jugar con tres delanteros que están en forma, que cuando no es uno, es el otro, o sino el tercero. Difícilmente pasan desapercibidos los tres al mismo tiempo. En esta ocasión, Messi pareció perdido y el más destacado fue Suárez, protagonista del primer tanto y autor intelectual en el segundo. Aunque también es cierto que tuvo tres o cuatro claras, pero en alguna ocasión Javi Varas, y en otras, la falta de tino le impidieron tener una tarde redonda. Tras la victoria blaugrana, la presión es máxima para el Atlético y para el Real Madrid, que se alejan a 9 y 10 puntos, respectivamente, a falta de sus resultados dominicales. Todo lo que no sea sumar tres puntos ante Villarreal y Málaga dejará a los dos equipos madrileños, que se enfrentan la semana que viene, descolgados de la lucha por el título.

El caso es que el partido se presentaba vital para ambos. Para el Barça, para poner patas arriba la lucha por el campeonato, y para los insulares, para tratar de huir de la quema del descenso. Con mucho en juego, la salida de los dos equipos fue eléctrica, casi a tumba abierta. No contaba ni el partido del Arsenal del martes, ni el viento, ni la blandura del terreno de juego. Suárez abrió bien pronto la lata, tras una jugada de Iniesta y Alba. Podía parecer que el choque iba a ser un paseo para los de Luis Enrique. Pero cuando William José empató poco después del tanto culé, ya quedó claro el derrotero que seguiría el partido: igualdad absoluta y ganaría el que más acertado se mostrara en las dos áreas.

Tras las salida fulgurante, ambos se dieron una pausa. Con Busquets sancionado y Rakitic en la banda, al Barça le costaba dominar el centro del campo. Quique Setién había tejido una maraña muy bien articulada y se le atragantaba al líder. Hasta que Suárez se sacó un conejo de la chistera y sirvió casi en bandeja el tanto de Neymar, al borde del descanso.

El Barça no mejoró en la segunda mitad. Más bien, todos los errores de la primera parte se agudizaron. Le faltaba control en la medular, la defensa estaba insegura y los tres de ataque no tenían la inspiración de otros días para culminar las contras. La UD Las Palmas, por su parte, no buscó el empate a lo loco desde el inicio, sino que se agazapó atrás para esperar su momento. Éste estuvo a punto de llegar en el cuarto de hora final.

Fue a raíz de la salida de Araujo, que dispuso de hasta tres grandes ocasiones para empatar. No acertó ninguna de ellas, pero el Barça sufrió de lo lindo atrás. Y eso, que Luis Enrique lo intentó de todos los colores: sacó a Vermaelen, adelantó a Mascherano al centro del campo y dio entrada Rakitic. Buscó que su equipo estuviera más compacto, pero no tuvo su tarde y por momentos el fantasma de Mestalla, cuando los azulgrana perdieron dos puntos al final, sobrevoló las mentes culés.

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