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Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid.
El miedo a tocar fondo
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El miedo a tocar fondo

Zidane explota al concluir que con este nivel juego, desidia y falta personalidad, su plantilla no puede conquistar la ‘undécima’

ignacio tylko

Martes, 15 de marzo 2016, 09:32

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Mientras la plantilla del Real Madrid disfruta de dos días de descanso, por lo visto merecido tras el gran esfuerzo realizado por los jugadores ante Las Palmas en el estadio Gran Canaria, Zinedine Zidane reflexiona junto a su staff sobre lo ocurrido en ese partido que, según dijo el técnico francés, le dejó «preocupado». «Así no vamos a ninguna parte, eso está clarísimo; me molesta nuestro juego, perdimos una cantidad de balones alucinante y no porque pensáramos en la Champions», resumió con su gesto más serio y el discurso más rotundo y desde que aterrizó al frente del primer equipo del club blanco, a principios de año.

Transcurridos ya 11 partidos de Liga y dos de Champions con su equipo subido a una montaña rusa, el efecto Zizou no sólo se diluye sino que se evapora. Ya anticipó en la previa del choque ante el equipo de Quique Setién que no sabe si estará la próxima temporada. Se daba por hecho que será el mánager general del club, con plenos poderes para decidir altas y bajas a partir del verano, pero Zidane sabe que Florentino Pérez, su presidente, hoy piensa de una forma y mañana puede cambiar en función de los resultados y, sobre todo, de la atmósfera que perciba en los partidos del Bernabéu.

Zizou asume que la Liga se le puede hacer larguísima, con todavía nueve jornadas por delante y una visita peliaguda al Camp Nou en el horizonte, y que el sueño de la undécima es una quimera con este nivel de juego, de actitud y de personalidad. No ha personalizado en nadie los reproches, pero el francés ha cambiado el verbo. De los mimos y las manifestaciones positivas y motivadoras para arengar a su tropa, a la crítica más reveladora.

Habló sin ambages un día en el que ganó el Real Madrid. Entiende que eligió un buen momento para advertir de lo que puede ocurrir si su equipo no experimenta una metamorfosis. No desvió la atención o miró hacia otro lado, a diferencia de lo que sí hizo algún futbolista como Álvaro Arbeloa, que disfrutó de sus primeros minutos con Zidane y se fue discutiendo en el descanso al vestuario con Cristiano Ronaldo.

«Pasamos apuros y quizá algunos compañeros acusaron el esfuerzo de la Champions, pero no es cierto que no tengamos ambición. Fuimos al máximo a por la victoria y la conseguimos. Es lo que toca», subrayó el defensa salmantino, de 33 años. No sintió que el Real Madrid hubiera perdido la posesión, que completase la segunda parte peor de la temporada y que, una vez más, Keylor Navas fuese el mejor y el salvador de su equipo, que ganó por dos cabezazos de Ramos y Casemiro en sendos saques de esquina.

Cristiano, como ausente

Hay tres episodios puntuales ocurridos en Gran Canaria que demuestran la situación convulsa del Real Madrid. El primero, la actitud del malagueño Isco Alarcón. Reclamado por buena parte de la crítica, la misma que llegó a considerarle el posible sucesor de Zidane, apenas intervino ante los amarillos. Su participación en ataque fue intrascendente, más allá de sacar el córner en el primer gol, y apenas defendió. Fue el primer cambio, ya que a la hora de juego le reemplazó el croata Mateo Kovacic. Aunque Pepe le tranquilizó y tendió la mano a Zidane, volvió a protagonizar un momento polémico al llegar al banquillo. Tiró el abrigo que le dio uno de los utilleros, lanzó una botella de agua y se quitó con rabia las espinilleras mientras pisaba uno de los asientos.

El otro signo de la falta de concentración de la que habló el propio Keylor Navas, lo puso de manifestó Kovacic cuando convirtió una falta a favor en el regalo del gol del empate provisional de Las Palmas, a cuatro minutos del final. Y el tercero, obra de un veterano como Sergio Ramos, que acabó expulsado por dos acciones evitables, sobre todo el manotazo que le propinó a Lemos con el juego detenido y que le costó la primera amarilla. Causa baja para el choque del próximo fin de semana ante el Sevilla, al igual que Pepe.

Sorprendió que Zidane rotase ahora que el Real Madrid disputa un partido por semana y no debe jugar los cuartos de final de la Champions ante el 5 ó 6 de abril. Sintomático que dejara fuera de la lista a Danilo, James y Kroos. Lejos de ser el refuerzo de lujo que se suponía, el alemán cada día está más discutido, seguramente porque no juega en su puesto. Con el Bayern y con la Mannschaft, brilló mucho más adelantado y con más llegada. Tal y como publica El País, Carlo Ancelotti pidió en 2014 un medio más físico para auxiliar a Xabi Alonso y Di María. Rafa Benítez, que inicia una nueva etapa para tratar de salvar al Newcastle, quiso repescar a Casemiro porque Kroos tampoco le convencía en esa posición.

Y a Zidane le ocurre algo similar. Paradójico que en Las Palmas fuesen titulares Lucas Vázquez y Casemiro, dos de los protegidos por Benítez. Pero con unos o con otros, el Madrid no da la talla. Algunos como Cristiano son menos decisivos porque aparecen menos. De hecho, el luso nunca había tocado tan pocos balones en Liga con el Real Madrid en un partido completo: 28 veces, una cifra muy baja que siempre superó con el Manchester United y que sólo es sólo superada por los 16 veces que lo hizo en un duelo de semifinales de Champions con los blancos ante el Bayern en 2014.

Aquellos "cabrones" de Toshack

Zidane es más discreto y menos lenguaraz que John Benjamin Toshack, pero su enfado del domingo recuerda al sentir del galés hace años, cuando tras una actuación calamitosa del Real Madrid en Vallecas pronunció una de las frases más célebres entre las rajadas de los entrenadores. «El lunes pienso cambiar a diez jugadores; el martes, a siete u ocho; el jueves, a cuatro; el viernes, a dos; y el sábado pienso que tienen que jugar los mismos cabrones». Trasladado al presente, la duda es saber si el Madrid ha tocado fondo, porque a peor ya no lo puede hacer, o ha alcanzado su techo, si se interpreta que esta plantilla ya está amortizada y no da más de sí. Zidane medita en su libranza.

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