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Pelé, aupado por sus compañeros tras la final entre Brasil y Suecia de 1958. Agencias
Camino de una final inédita

Camino de una final inédita

De los ocho equipos que siguen en el Mundial, Bélgica, Rusia y Croacia nunca han llegado al último choque y solo se podría repetir el de Suecia y Brasil en 1958

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Jueves, 5 de julio 2018, 00:29

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¿Sería mucho imaginar que Francia y Rusia se jugarán el título el día 15 ? ¿O que serán Uruguay y Suecia los que disputarán la final en el estadio Luzhiniki? Cuando comenzó el Mundial hace tres semanas, a cualquiera que hubiera propuesto tales escenarios se le habría tachado de iluso, pero alcanzados los cuartos de final, gana enteros la perspectiva de que alguna selección que no partía al comienzo del campeonato con el cartel de favorita pueda luchar por alzarse con el título en el último partido.

La cita rusa se ha ganado por derecho propio ser considerada la de las sorpresas. Con Alemania, Argentina, España y Portugal fuera de combate, por una parte del cuadro avanzan Francia, Uruguay, Brasil y Bélgica, cuatro equipos que han sabido interpretar sus papeles de favoritos y apearon a la albiceleste, a los lusos, México y Japón. Por el otro lado siguen en la lucha la anfitriona, Croacia, Inglaterra y Suecia después de eliminar en octavos de final a La Roja, Dinamarca, Suiza y Colombia.

Entre las ocho aspirantes, únicamente cuatro de ellas han saboreado las mieles del triunfo y saben lo que es levantar la Copa del Mundo. Uruguay lo ha hecho en dos ocasiones (1930 y 1950), Brasil en cinco (1958, 1962, 1970,1994 y 2002) y Francia e Inglaterra en una cada una de ellas (en 1998 y 1966, respectivamente).

Entre los otros cuatro candidatos, solo Suecia ha sido capaz de llegar a una final, la que disputó en 1958 contra una Brasil en la que despuntaba un muchacho de apenas 17 años que respondía al nombre de Edson Arantes do Nascimento, Pelé.

En aquella edición, la selección nórdica ejercía de anfitriona y la final se disputó en el Estadio Rasunda de Solna (Estocolmo). El conjunto local se adelantó con un tanto de Nils Liedholm nada más comenzar el encuentro, pero la 'canarinha' reaccionó con los goles de Vavá (2) Pelé (2) y Zagallo, mientras que Simonsson anotó el segundo de los escandinavos. Aquel triunfo supuso la primera estrella de las cinco que los futbolistas brasileños lucen en el pecho de sus camisetas por su condición de campeones mundiales, una por cada título.

Repetir la historia de 1958

El sistema actual de competición se estrenó en Suiza 54 –hasta entonces el campeón se decidía en una fase final en la que cuatro equipos se enfrentaban entre sí en una liguilla­ –y todo lo que no sea un nuevo cruce entre Brasil y los escandinavos en la gran final de Moscú supondrá un enfrentamiento inédito entre dos selecciones que nunca antes se han medido en una final de la Copa del Mundo.

Para conseguirlo, Brasil tendrá que eliminar a Bélgica en cuartos de final, un rival que aspira como mínimo a igualar su mejor clasificación mundialista – cuarta en México 86–y que quiere dar el salto definitivo a la elite futbolística de la mano de su generación más talentosa. Si los de Tite logran el pase a semifinales, se enfrentarán con Francia o Uruguay, en un duelo de palabras mayores porque en cualquiera de las combinaciones se medirían dos campeones del mundo.

El camino de Suecia a una hipotética final tampoco es sencillo. En cuartos le espera Inglaterra, liderada por Harry Kane, el máximo goleador del torneo. Además, los de Gary Southgate llegarán pletóricos de moral después de eliminar a Colombia y superar por primera vez por penaltis una eliminatoria de un Mundial. El rival en semifinales saldrá del enfrentamiento entre Rusia, crecida tras superar a España y reforzada por el apoyo del público, o Croacia, que ve la oportunidad de mejorar el tercer puesto de Francia 98 en su estreno en una gran competición.

El camino está trazado. Brasil y Suecia tienen la llave para que el Mundial de Rusia reviva la final de hace cincuenta años o sea testigo de una inédita. La última ocasión en la que un equipo se estrenó en un partido de esta envergadura fue en Sudáfrica 2010. Aquel 11 de julio, España jugó su primera final y entró en la historia de los Mundiales gracias a un gol de Iniesta que valió un título.

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