Andrea y Haya triunfan en Orejo

El sorteo había deparado que unieran sus destinos para el evento los vigentes campeones de España (Óscar González y Judit Bueno) y los regionales (Iris Cagigas y Víctor González). Los dos primeros habían sido los que estrenaron el palmarés de la cita en una fría tarde en Torrelavega y aspiraban a coronarse como campeones por segunda vez en tres años. Entre ambos atesoran quince títulos nacionales.

Los cuartos de final se disputaron a seis manos, dos de tiro corto y raya alta y las cuatro restantes de tiro largo y la raya cruzando la fila del medio. El nivel del concurso fue de menos a más, y eso que Lolo Lavid y Rebeca Bustara arrancaron con fuerza. Las condiciones de raya y tablón eran las de la categoría femenina, pero, pese a ello, la caldera castigó a la de El Pendo Bahía Real, que fue la única fémina en cerrar desde el tiro. Los 203 palos logrados por la dupla parecían marcar un reto complicado a sus rivales, pero el liderato les duró un concurso.

Y es que después saltaron al corro Miriam Velarde y Carlos García. La asturiana abrió con seguridad, Carlos firmó un notable concurso y ambos se colocaban en cabeza con 209 bolos, más quince y más catorce, trasladada la tirada al concurso individual. Como les ocurriera a Lolo y Rebeca, el mandato les duró hasta el siguiente concurso.

La dupla formada por la de la Bolística y el de Andros se despidió del torneo por culpa de los protagonistas del tercer cuarto de final. Andrea Gómez y Rubén Haya, por una parte, y Óscar y Judit Bueno, por otra, superaron su registro, lo que, en ese momento, les colocaba como finalistas. Haya buscó jugar encima del primero, y acertó a llevar bolos, mientras que Gómez apenas perdió bola. Los campeones de la primera edición abrieron su concurso con 42, y eso que la última de la de Cabezón se fue solo con uno. El registro tras las dos tiradas a raya alta era de 79 palos y, aunque no pudieron mantener el ritmo, su buen arranque les sirvió para colocarse líderes.

Desventajas de ir de postre, a Iván Gómez y Marta López y Víctor González e iris Cagigas les tocó bailar con la más fea, la obligación de no fallar. Ambas duplas necesitaban una media de 35,5 bolos por tirada para ser finalistas, algo que se les complico al dejar una queda cada pareja, la del de Peñacastillo tras frenar el bolo con la panza una bola que estaba a punto de pasar. Se rehicieron los campeones regionales, que pese a todo precisaban 79 en las dos últimas manos para ser finalistas.

En la quinta, después de bajar 27, se facilitaron la situación para el epílogo, en el que necesitaban 36. Iris subía ocho, dejaba tres grandes birles y encarrilaba la jugada. Para darle emoción, el primer lanzamiento del de Peñacastillo pegaba encima del primero, estacaba al lado contrario y se quedaba. Lo arregló con las otras dos, pese a lo cual les quedaban 23 de birle para llegar a la fase decisiva. De nuevo la de Cubas brillaba con quince palos y dejaba a Víctor a dos golpes de cuatro la responsabilidad de hacerles finalistas. Cinco con la primera. La segunda, desde el tablón y al medio, iba puesta en el sitio... Pero se fue con dos. Un empate que ponía en la final a Rubén Haya y Andrea Gómez, que los habían hecho primero. Injusto, pero conocido.

La final, a tres chicos hechos, tuvo poca historia. Con Andrea Gómez llevando el peso del juego al abrir desde el tiro, Rubén Haya apareció cuando fue necesario arreglar una jugada. No ocurrió en el acto inaugural, en el que la de la Bolística embocó primero y posteriormente derribó cuatro con la última para colocar el 1-0 en su casillero. En el segundo, de tiro corto, tres grandes birles de Andrea abrieron el camino para un cierre que puso tierra de por medio. Para rematar, apareció el camargués. Con dos bolas perdidas en la caldera, Haya tiró del carro para certificar la primera victoria de ambos en el torneo.