Un partido sin margen de error

La gente del rugby está a gusto con el formato. Dicen que no es injusto y que no hay más que mirar que los títulos siempre los ganan los favoritos. Pero visto desde fuera, lo de jugarse una temporada a un solo partido, como si fuese una Copa en vez de una liga, suena a cosa peliaguda. Un minuto de error, y una campaña completa al caldero.

Bathco y Alcobendas se miden hoy, a las 12.30 horas, en uno de esos duelos sin piedad en San Román. Quien pierda, a casa y a empezar las vacaciones. Quien gane, a la semifinal del próximo fin de semana ante El Salvador. Ochenta minutos de lo más emocionante en un San Román que estará lleno hasta la bandera para el que puede ser el último partido en casa. Si no lo fuese, sería el acabóse. Significaría que el Bathco jugaría la final de la División de Honor ante Cisneros o Santboiana, que van por el otro lado del cuadro para citarse alguno de ellos con el Quesos en Valladolid, también el próximo fin de semana.

El partido de hoy es de liga, pero ese a todo o nada lo convierte en uno de Copa. Y como no hay bonus de ataque o de defensa, basta con ganar por la mínima. Un 3-0 vale para llegar a semifinales. Por eso, nada de lo visto en la temporada sirve como precedente. Y más vale. El Alcobendas se convirtió en uno de los cocos del Bathco, al ganarle los dos envites del curso. Bien es cierto que en el primero de ellos, ese 26-34 en San Román, no ganó el Alcobendas sino que perdió el Bathco.

Los verdes vencían por 16-0 cuando concedieron el primer ensayo madrileño. Y ahí se diluyeron como un azucarillo. Nadie en San Román recuerda una derrota tan extraña.

Bathco y Alcobendas saltarán hoy al sintético de San Román con todo lo que tienen. Quinces de gala ante ochenta minutos que no dan pie al error. Leo Bulacio, Bernardo Vázquez y Matías Sánchez formarán de inicio en la primera línea santanderina. Uno de los teóricos titulares, Pepín Sanz, se quedará en el banquillo para en la segunda parte aumentar aún más la intensidad de la delantera cántabra. En la segunda línea dos esenciales para los verdes, el capitán Javier de Juan y el argentino Juan Pablo Guido, estarán escoltados por dos perros de presa a la hora de placar como son el sudafricano Mike Botha y el argentino Andrés Baeck.

De ahí hacia atrás, cualquier niño de las categorías inferiores del Bathco recita la alineación de memoria. Agustín Schab será el 8 y los puestos de medio melé y apertura se los repartirán el rapidísimo Lucas Latrónico y Juan Diego Zabalegui, respectivamente. Mariano García y Nicolás Coronel se desenvolverán como centros, mientras que Dani Mañero e Izko Armental ocuparán las alas del Bathco.

En la retaguardia, si la mente y las piernas de Richard Stewart encuentran un par de caminos hacia la zona de ensayo, medio partido estará en el bote. En el banquillo, junto a Sanz, aguardarán su oportunidad Balbás, Sedano, Silk, Del Río, Puentes, Hughes y Peña. Tato Taboada y Mauro Macchi también entran en una convocatoria que tendrá dos descartes poco antes de comenzar el choque.

Partido igualado

Lo que está en juego en el partido hace prever que no haya un festival del ataque y sí un encuentro trabado. A buen seguro, habrá más miedo que vergüenza a cometer un error que ganas de desplegar un recital ofensivo. Aunque no valga de casi nada para el partido de hoy, los números defensivos del Bathco son mejores que los de su rival madrileño. Los santanderinos han encajado 498 puntos, con 57 ensayos en contra, y el Alcobendas 537 puntos y 64 ensayos. Un dato al que agarrarse para espantar el fantasma de esas dos decepciones ante los madrileños en esta liga.

Victoria y semifinales, derrota y vacaciones. No hay más alternativas hoy para un Bathco que sueña con cotas mayores en esta liga después de una gran temporada en la que solo han conseguido superarle los dos grandes trasatlánticos de esta División de Honor, el Quesos y El Salvador. Un equipo santanderino que pide para hoy el último esfuerzo a su afición para convertir San Román en una caldera verde.

El premio será llegar, por segunda vez en su historia, a las semifinales de la liga. La antesala de un título que en estas tres temporadas ha demostrado merecer un equipo cántabro que ya se ha instalado entre los grandes del rugby español.