La medalla más emotiva de Mari Luz Peral

«Nos hubiera gustado que lo viera y seguro que desde algún lugar lo ha visto», decía una emocionada Peral en pleno camino de regreso a Santander; en un domingo repleto de emociones. La nueva campeona de España por clubes en menos de 48 kilos, tras vencer en el tercer y definitivo combate a Cristina Morales, tenía la competición entre ceja y ceja. Tenía claras sus metas deportiva y afectiva y cumplió con creces ambas. Tres victorias en otros tantos combates, que le dieron la medalla de oro. «Ha salido todo mejor imposible -se felicitaba-. He ganado todos por decisión unánime de los jueces y cumplido el gran objetivo, que era dedicarle esto a Daniel, porque gracias a él hemos podido acudir; fue él quien nos buscó los patrocinadores y el que merecía haber estado allí». Y lo hizo en cierto modo a través de su hijo y de sus boxeadoras.

Su victoria no ha sido precisamente una sorpresa. «La verdad es que iba a por todas; a ganar, para poder dedicárselo a Dani». Era favorita y lo sabía, pero lo que pesó en su decisión de viajar no fue tanto el objetivo deportivo como el especial significado de la cita; para ella y para todo el club. Y aun así no fue una decisión sencilla, porque el corazón pedía una cosa, pero los ánimos no eran muchos: «Hasta el último momento no sabíamos si al final íbamos a ir, pero decidimos acudir más que nada por él, porque trabajó mucho para que pudiéramos estar; nos pareció que lo mejor era ir allí y dedicarle cada asalto». Fue un modo de cumplir sus deseos: «Siempre nos estaba diciendo que le dedicáramos el campeonato y al final lo hemos podido hacer. Ha sido como quitarse de encima algo que se nos había quedado pendiente».

Peral afronta ahora el futuro con ilusión, pero sin unas metas con cretas: «Ahora, lo que venga. De momento lo que voy a hacer es entrenando, porque siempre se puede mejorar, y estar preparada para cualquier cosa que salga o velada para la que me llamen», explica.

Otra de las protagonistas era Sara Romaña, que se colgó una medalla de bronce que deja un buen sabor de boca a pesar de que la santanderina siente que podía aspirar incluso a más, como podrá hacerlo en el futuro. Tras ese podio en élite 51, Romaña regresaba «con ganas de seguir». «Al final era mi primera pelea élite, así que regresó con ganas de seguir creciendo y seguir sumando experiencia -explica-. Podía haber sido mejor, claro, pero mi rival era una boxeadora de la selección española; ese era el nivel». Romaña disputó un solo combate, pero su derrota no impidió que se colgara medalla dadas las características de la competición; de un Campeonato de España por clubes -no el federativo- que las cántabras han trabajado mucho en «una competición muy emotiva».

La terna la completa una nueva subcampeona nacional, la también cántabra Marian Herrería, que se colgó la medalla de plata en élite 54 después de disputar tres combates con un resultado de dos victorias y una sola derrota, en el tercer y último combate ante Paula González. Y todo mientras junto a la esquina seguía sus evoluciones un emocionado Dani Rasilla que deberá ahora recoger el testigo de su padre en esa tarea de promoción y formación. Un nuevo reto para quien fue aspirante al cinturón europeo del peso superligero.

«Semana de muchas emociones en la que nuestro equipo, una vez más, ha demostrado que está a un grandísimo nivel, subiéndose al podio en todas las competiciones a las que está acudiendo. Por otro lado, agradecer de parte de toda la familia Rasilla a todos los compañeros del boxeo español (árbitros, jueces, boxeadores, entrenadores, directivos, comentaristas...) sus condolencias y sus muestras de cariño por el fallecimiento de mi padre», escribía Rasilla tras una velada muy especial para él.

Además de la categoría élite, el gimnasio cántabro viajó al Abierto con dos júnior que le colgaron sendas medallas de bronce: Hugo Gómez, que lo hizo en la categoría de 52 kilos, y Eduard Ionut Curmei, en los sesenta.

Redondeaban así una competición que desde el principio tuvo muchas particularidades. Antes de que la desgracia golpeara al equipo con el fallecimiento de Rasilla, ya habían lanzado una campaña para captar patrocinadores y poder desplazarse a la competición. Porque al tratarse de una cita por clubes y no un título oficial la Federación no asume los gastos. El gasto no era excesivo, pero sí el suficiente para que supusiera un problema para un modesto equipo acostumbrado a luchar por cada céntimo. Así fue como todos y todas, pero en especial Sara Romaña y Dani Rasilla padre, abrieron una campaña que permitió recabar el apoyo suficiente para viajar. Otro agridulce detalle que hicieron más especiales la competición y el desplazamiento. Pequeñas aportaciones permitieron reunir con moderada rapidez esos poco más de 2.000 euros necesarios para afrontar el viaje. Este domingo Rasilla hijo se lo agradecía todos y cada uno. Llegarán más competiciones y a buen segura más medallas, pero la de Murcia siempre tendrá para todo el club un significado especial.