«Me siento un afortunado y quiero seguir aprendiendo»
Campeón del mundo junior ·
El piloto cántabro Brian Uriarte disfruta de su título mientras repasa su vida «volando y subido en la moto» y sueña con «ser el rookie del año» en el otro Mundial, el de la élite, donde ya le espera una moto oficialMedio afónico de celebrar a gritos un título conseguido el domingo, inédito en Cantabria. Descansando -solo ayer-, pero satisfecho. Brian Uriarte es campeón del mundo de JúniorGP de Moto 3, ... es decir, la antesala de la elite. Es el mejor de los que piden paso. Desde que se subió en una minimoto con tres años y no se ha bajado. Viajes, fines de semana de carretera y bocadillo y muchos sacrificios se esconden en la trastienda familiar de un aspirante a todo que se ha moldeado a base de empeño y talento.
-¿Cómo lo ha celebrado?
-No suelo ser muy expresivo, pero hoy -por ayer- no tengo casi voz de gritar. Fue una ilusión enorme porque al final es una recompensa a todo lo que has hecho. Le agradezco a todos los que me han ayudado en el camino y realmente te da una motivación más para seguir preparándote.
-¿Cómo vivió el domingo la carrera en Montmeló?
-Estaba tranquilo. Mucho más que cuando disputé la Red Bull Rookies Cup -el otro título que ha ganado en 2025-. Tenía ventaja y había que administrarla. Se trataba de hacerlo bien y disfrutar encima de la moto.
-Arrancó la carrera y... se quedó atrás, ¿qué pensó?
-La moto tenía un desarrollo más largo que la de los demás, por eso en la salida me dejaron atrás, pero luego ya me puse en el sitio y sabía que siendo segundo lograría esos 50 puntos de ventaja para ir a Valencia con el título ganado.
-Es campeón de el mundo. ¿Qué se siente?
-Es un título especial. Tienes 17 años y disfrutas de todo a tope, pero sigues siendo el mismo. Hay que tener la cabeza en su sitio porque esto sigue y mañana hay que volver a entrenar y pensar en mejorar.
-¿Se acuerda ahora de cuándo subió por primera vez a una moto?
-Claro que me acuerdo. Tendría tres años y medio. Fue en el polígono de Guarnizo y ya ese mismo día toqué con la rodilla en el suelo. Acabé contento porque había tocado con la rodilla. A los cuatro años ya corrí mi primera carrera.
-¿Hay algo que le guste más que ir tan rápido en moto?
-Siempre me ha gustado el motocross porque es muy instintivo y yo soy así. Cada vuelta el circuito cambia; nunca encuentras las mismas condiciones y eso es algo que me gusta. Pero es muy lesivo y no aporta tanto como la velocidad.
-Su vida, perdone la insistencia, ¿va demasiado rápido?
-Los primeros cinco años sí que los recuerdo, pero el resto, hasta los 17 han pasado volando. Vives en una vorágine de entrenamientos, carreras, viajes... Todo va muy rápido y además te subes en la moto y cada vez quieres correr más.
-¿Qué ha tenido que hacer para estar donde está ahora?
-Cuesta mucho y hay que ser muy constante. A mi padre se lo debo todo porque fue el que me metió esto en el cuerpo y el que ha estado conmigo siempre. El otro día recordábamos que ha habido años que hemos estado los 52 fines de semana fuera entrenando. A las dos y media de los viernes salía del colegio, nos metíamos en la furgoneta y a entrenar a Barcelona, Valencia, León, Sevilla... Dormíamos por ahí y el domingo de vuelta. Mi padre, a trabajar el lunes y yo, al colegio. En Santander no hay circuitos y hay que salir fuera para prepararte y eso lleva un trabajo muy exigente.
-Todo ha merecido la pena, ¿verdad?
-Mi padre dice que sí y yo ahora mismo digo que también, pero ya veremos lo que nos queda. Hay que aspirar a lo más alto, es gratis y hay que pensar así. Tenemos que mejorar, aprender y seguir con el mismo esfuerzo.
-Y además, el 'otro' Mundial, el de los mayores, ¿cómo lo lleva?
-Son kilómetros extras. Llegas más preparado a las carreras, con el trabajo hecho y más formado. Es vital subirse a la moto y entrenar sobre ella. Te da más confianza y mejoras mucho más rápido. Por eso es una alegría doble estar en el Mundial y poder competir con los mejores.
-El año que viene tendrá una moto oficial durante todo el Mundial de Moto3. ¿Cuál es el objetivo?
-El primer objetivo será ser el 'rookie' del año. Pero realmente hay que aprender, eso es lo primero, porque subimos muchos nuevos y es muy difícil.
-Pertenece al equipo del excampeón del mundo Emilio Alzamora. ¿Qué es para usted?
-Ha sido vital y le agradezco su confianza. Me vio un día con ocho años, me dijo que más adelante le llamara y con diez me dio una oportunidad. Es un lujo trabajar con él y dejarse aconsejar.
-¿Y sus padres? ¿Cómo llevan lo que de que su hijo trabaje a 250 kilómetros por hora?
-La verdad es que son muy valientes por dejarme hacer lo que me gusta sabiendo que puede haber accidentes y que se pierde la vida. Mi madre lo pasa mal y por eso se lo agradezco mucho. Han sido un gran apoyo siempre y yo les entiendo que tiene que ser difícil porque los pilotos somos unos locos.
-¿Cómo se vive la vida mirando el cuentakilómetros?
-No es que le pierdas el respeto a a la velocidad, pero te acostumbras y no eres consciente. En los circuitos no tienes nada cerca. No es como la carretera; vas a 250 y lo que quieres es correr más. Cuando te subes la primera vez a la moto y dices: '¡Cómo va!' , pero luego lo que quieres es ir más rápido.
-¿Su piloto preferido?
-Siempre he pensado que Marc Márquez es el mejor piloto, pero por mi forma de ser el que me gusta, por su carisma, es Valentino Rossi.
-Si no hubiera sido piloto, ¿qué le habría gustado ser?
-Me gusta el diseño y seguro que tiraría por algo así. Pero realmente lo que me gusta es ayudar, dar consejos y apoyar si puedo. El día de mañana me gustaría poder devolver lo que me han ayudado a mí. Me siento un afortunado y quiero seguir aprendiendo porque me han ayudado mucho y me siguen ayudando y tengo recursos que no todos pueden tener . Siento que he tenido mucha suerte y eso tengo que saber valorarlo.
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