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Marcos Menocal
Sábado, 6 de mayo 2017, 08:16
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«Iván no tiene precio». Para Viadero al menos es incalculable. Es su «bastón»; una especie de mochila donde meter lo superfluo para poder ver con más claridad lo importante. Pero Iván no es más que un exciclista que «vive un sueño». «Para mí el Racing es la panacea; ni Movistar ni el Real Madrid». Sobre la bicicleta como corredor profesional lo vivió todo. Su reputación le precede. Sin embargo una nube negra en forma de depresión le atacó al verle débil, como un enemigo en plenas rampas del Mortirolo. Afiló el colmillo. «Desde que dejé el ciclismo hasta que llegué al Racing fue la peor época de mi vida», señala. Pero está curado. «Tengo días, pero convivo con ello», añade. Su labor de apoyo en el Racing es «innegociable», dicen los técnicos. Su altruismo va más allá. «No me explicó cómo conseguí tanto en el ciclismo siendo tan dañino para mí, no obstante para los demás no tengo límite». Se liberó después de contar sus interioridades y ahora «he empezado a disfrutar». Le falta tiempo para acercarse a aquel que sufre. «Cuando estás acostumbrado a sufrir, a vivir situaciones límite, vas con ventaja. Tienes como un radar para detectar lo que les pasa a los demás». Sensibilidad extra. Su sonrisa es el mejor síntoma para los que le conocen. Y para él.
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