Borrar
Los jugadores del Racing, durante el entrenamiento del pasado martes, bajo un negro nubarrón en las Instalaciones Nando Yosu. Celedonio
Que caiga un chaparrón

Que caiga un chaparrón

El técnico vizcaíno pondrá en liza esta tarde, a partir de las 17.00 horas en El Sardinero, su tercer sistema distinto en cuatro partidos desde que llegó a Santander

Sergio Herrero

Santander

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 4 de marzo 2018, 08:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No se veía algo parecido por los Campos de Sport de El Sardinero desde el año 1985. El terreno de juego del templo racinguista apareció el miércoles cubierto de blanco. Intensa nevada. Hecho entrañable y casi para la historia. Camino de eso va el ver al Racing ganar, sobre el mismo rectángulo, con brillantez. Con comodidad. Con solvencia. Como un martillo que aplasta a un rival. Y eso que el equipo cántabro anda penando por la Segunda División B, donde su nombre le hace partir siempre como gallo del corral. El último chaparrón de goles y juego data del pasado 11 de junio de 2017. Hace casi nueve meses. 266 días, para ser más exactos. Aquella tarde en la que el Racing completó una brutal remontada (4-0) frente al Villanovense para meterse en la última ronda del play off de ascenso. Desde entonces, la parroquia racinguista no ha visto más que nubarrones, enfados y aprobados por los pelos. La derrota del pasado sábado ante el Athletic B y la llegada de un Carlos Pouso que aún no ha surtido efectos visibles sobre el rendimiento de la plantilla hacen aún más necesaria una sesión vespertina de sonrisas para los de casa y chubasquero para los forasteros. El Vitoria es la enésima oportunidad de redención o un nuevo testigo de que el Racing va a la deriva en medio del temporal.

El peculiar filial del Eibar. Cantera transprovincial. El equipo armero, dentro del fútbol moderno, es la antítesis verdiblanca. Las cosas bien hechas en Ipurúa tienen premio: la Primera División. Tiempos de gloria. Las cosas mal hechas en El Sardinero tienen castigo: el pozo. Tiempos de condena. Y así, el cuadro guipuzcoano se permite el lujo de tener un equipo dependiente en Álava que se enfrente al otrora envidiado Racing de Santander. Las vueltas que da el balón.

Decía Carlos Pouso en la previa del choque ante el Athletic B -otro filial- que después de tres semanas en Santander, ya se deberían a empezar a ver cosas en su equipo. Alguna se vio en Lezama, aunque a todas luces insuficiente. Sonrojo. Con un mes ya al frente del vestuario, el argumento de lo heredado pierde cada vez más fuerza y el Racing, su Racing, tiene que ser ya mismo reconocible y competitivo. Porque si no ascender ya es un fracaso de por sí para este club, ni siquiera meterse en el play off sería un ridículo espantoso.

Granero volverá al centro de la defensa; la duda es quién será su compañero

El técnico vasco pasará hoy una nueva página de su catálogo de propuestas. Su Pantone futbolístico. Del autor del 4-1-4-1 y la vuelta al 4-4-2, ahora llega el 4-3-3. Tercer sistema en cuatro partidos. Una nueva tecla que tocar. Estas cosas, o se sabe muy bien lo que uno está haciendo o son palos de ciego, porque quien mucho abarca poco aprieta. Y, tal y como ha reconocido el propio Pouso, lo que no abunda por aquí es el tiempo. Debe encontrar ya una identidad propia para su equipo.

En esta nueva probatura, habrá novedades importantes, más allá de las cartas que tenga guardadas bajo la manga el míster verdiblanco. La línea defensiva volverá a sufrir cambios. Adán y Julen Castañeda -salvo que Pouso decida apostar por Álex García en la izquierda- serán los laterales. Ambos escoltarán a una dupla de centrales formada por Borja Granero y compañía. Compañía, porque ahí se centra una de las principales dudas: Regalón o Gándara. Está por ver.

Trivote y tridente

Por delante de la defensa, pese a que el técnico vizcaíno ha jugado toda la semana al despiste, todo apunta a que será Antonio Tomás el elegido. Para el entrenador, es el auténtico especialista. Y por delante del de Cartes, Sergio Ruiz y Quique Rivero se postulan como los interiores. El cabezonense, que ha ganado enteros por el cambio de estilo, necesita, al igual que el Racing, recuperar sus mejores sensaciones y convencer con una buena actuación que hasta ahora no ha llegado.

Arriba, Pouso pondrá hoy por primera vez en liza a su tridente. Ese que le gustaría poner de moda como las repetitivas y marketinianas 'BBC' y 'MSN' de Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. Ahora llega la 'HBA' del Racing. Memeces periodísticas aparte, salvo sorpresa de última hora, Héber, Borja Lázaro y Dani Aquino serán los argumentos ofensivos del equipo verdiblanco. Dinamita 'pa' los pollos. Una delantera que, sólo por nombre, tiene una pinta de escándalo, pero visto el rendimiento racinguista en los últimos meses, tiene aún mucho que demostrar. El gallego entrará por la parte izquierda del ataque, con Lázaro como principal referencia cerca del área. La principal novedad en esta parcela es la ubicación de un Dani Aquino al que Pouso sigue buscando su sitio. El murciano, espíritu libre con el balón en los pies, partirá desde la derecha, una idea que no disgusta al 'Torito'.

Enfrente, el equipo cántabro tendrá a un rival que lucha por evitar el descenso. Un Vitoria en la parte baja de la clasificación pese a que viene de crearle problemas al Mirandés y de empatar con el líder, el Sporting B. Últimamente, da igual el currículum de quien pase por los Campos de Sport de El Sardinero. El enemigo del Racing es el propio Racing. Así que poco importa quién venga.

Porque la afición verdiblanca sigue a la espera de un chaparrón de buen fútbol y goles. De alegrías, que de penas ya está plagada la Segunda División B. Y porque si no es así, es probable que el Racing haya vuelto al punto de partida, aunque con cuatro jornadas menos por delante. El equipo cántabro necesita un cambio y la bala del revulsivo en el banquillo ya está gastada. Si la cosa no mejora pronto, quizá el chaparrón no sea de goles y sí de silbidos y reproches desde la platea. Eso siempre es una mala señal.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios