Un primer reparto sin especial brillo

Con el mismo estribillo del año pasado arranca el Racing su nuevo camino: 4-4-2. Es probable que sea una medida temporal o no. La llegada de nuevos jugadores le hará reafirmarse o rectificar, pero en cualquier caso la primera pica la puso Iván Ania al dibujar un equipo en Guarnizo con dos delanteros y dos líneas de cuatro por detrás al estilo del fútbol clásico. Un amistoso no suele ser más que un entrenamiento con equipajes y tiene la importancia que cada cual le quiera dar. Han cambiado muchas cosas. El Racing ha pasado de ser el obligatorio candidato a ganar siempre, a un aspirante a cazar a sus rivales a la contra y esa circunstancia puede haber variado la pizarra de Ania. Carrileros rápidos, delanteros hábiles y jugadores con mucho orden defensivo. El ensayo en los Campos de El Pilar dejó entrever, con independencia del contrario, una intención inicial de correr en vertical tras pérdida del rival, un eufemismo muy manido que en lenguaje coloquial se refiere a salir a la contra. La exigencia del rival le permitió alternar el dominio de la pelota y esa novedosa posibilidad y el resultado fue positivo, sin alardes, aunque volvió a relucir la imperiosa necesidad de afinar la puntería.

Ania dio oportunidades a todos. De inicio colocó a Iván Crespo, un dato para la estadística que a estas altura tampoco hay que sacarle punta. En la segunda parte debutó Luca Zidane, a quien le esperaba buena parte de la afición. Seguramente algún balón de oro también andaba pendiente. En el primer acto el técnico colocó lo conocido; Castañeda, de central, con Olaortua y Buñuel en el lateral derecho. En el izquierdo jugó Moi, que estuvo correcto en defensa y timorato en ataque. El centro del campo lo tomaron Sergio Ruiz y Kitoko; el cántabro le echó más intención que el congoleño que no perdió la posición, pero no se desgastó. Las bandas y el ataque fueron para un Camus eléctrico, con Cayarga en el carril diestro, y Siverio y César Díaz. El manchego repetía de racinguista después de medio año de exilio forzado. Volvió a demostrar velocidad y maneras, pero es curioso que en Liga últimamente le falta una marcha, precisamente esa que le supuso salir en el mercado de invierno el curso pasado. En este nuevo proyecto, ya se verá.

Con la posesión, con las intenciones, pero sin suerte y sin apenas peligro se fundió el primer tiempo. Un gol anulado por fuera de juego a Olaortua a la salida de una falta botada magistralmente por Cayarga y varios barullos en el área fue el bagaje de un Racing sin mordiente. Ni Ania ni el público salieron contentos de lo que se vio. Normal. Si acaso Aurelio Ávila, el míster de la Cultural, salió un poco más risueño, porque su equipo sin apenas rodaje, al menos, aguantó el tipo.

Poco de todo, como diría el clásico. Si acaso Olaortua dio un paso adelante en esa progresión que comenzó en el final de la pasada Liga y que continúa. El vasco mejora y eso es una buena noticia.

Ania cambió el escenario por completo, como era de esperar, y en la segunda mitad le dio once camisetas distintas a su banquillo. Debutó Zidane –que con su parada en el penalti se suma a las apuestas para su titularidad– Abraham Minero y Nuha. Todos. De los nuevos sólo faltó Carmona que estuvo de espectador.

El centro de la zaga para Figueras y Gil y la medular para Mario Ortiz y Rafa de Vicente. La cosa iba por parejas; Puras y Cejudo, para las bandas, y Nuha y Barral, en la punta. El equipo tuvo más fútbol. En parte porque Cejudo tocó el balón más y eso se nota y también porque cada balón al área con Nuha intimida. El espigado delantero firmó un remate certero en la primera pelota que tocó. Acabó en gol anulado por falta en el rechace, pero el que fuera el terror en la eliminatoria del ascenso en Son Malferit demostró lo mismo que entonces. Intimida e impone.

Con el mismo dibujo, pero con más intención, el Racing llegó por las bandas con sentido. A Minero se le ve oficio; todo lo que hizo tenía explicación. No hubo fluidez ni apenas brillantez, pero al menos ganas de proponer. Es evidente que cuando lleguen los toros de verdad el equipo estará rodado, tendrá más recursos y la versión será otra. Lo de este miércoles no pasará como un borrón, pero tampoco como el mejor ensayo de la pretemporada. Obvio.

Los dos primeros goles llegaron de cabeza; uno de Puras, casi de casualidad y otro de Barral, que puede ser una pista: pase de Abraham Minero desde la línea de fondo y remate. Apunten esta jugada. Y el tercero en un libre indirecto en el área de la Cultural que marcó también Barral. Poco más. Los de Guarnizo aguantaron mientras tuvieron gasolina. Primer casting de la temporada sin especial brillo.