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En el centro, Alfredo Pérez y Pedro Ortiz, propietarios del Grupo Pitma y miembros del Consejo de Administración del Racing. Javier Cotera
El Racing tiene hasta final de año para pagar los dos millones del segundo plazo del concurso
Fútbol | 2ª B

El Racing tiene hasta final de año para pagar los dos millones del segundo plazo del concurso

El club asegura que cumplirá con su obligación. La negociación ha permitido reducir el agujero con Hacienda a la mitad y actualmente se deben 5,3 millones

Marcos Menocal

Santander

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Miércoles, 11 de octubre 2017, 07:27

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El Racing es como Rafa Nadal, no hace más que levantar bolas de partido. La comparación no deja de ser -por un lado un halago inigualable- ilustrativa ya que durante el último lustro no ha hecho más que esquivar la desaparición cuando su nombre ya estaba borrado de la lista. Ahora tiene por delante dos meses y medio para reunir algo más de dos millones de euros y cumplir con el segundo plazo que se contempla en el calendario de pagos del convenio de acreedores, el más importante, y que asciende al 17,5% de la deuda en la que quedó aprobado el concurso, que fue concretamente 11.562.317,46 euros. Esa es la cantidad que ahora mismo debe preocupar -entre otras muchas cosas- a los responsable racinguistas para poder mantener la inercia 'pagadora' que ha demostrado el club desde que afortunadamente cambió de manos.

La cantidad concreta es de 2.040.000 euros y corresponde al 50% del pago inicial que debía haberse afrontado de haber conseguido el ascenso a Segunda División la pasada temporada. El plan de pagos preveía un primer abono del 5% de la deuda total y un segundo del 35% siempre y cuando el club militase en la división de plata. Al no conseguirse dicho éxito deportivo, el calendario permitió que el pasado mes de diciembre la entidad cántabra cumpliera con el convenio aportando el 2,5%, unos 289.000 euros, y antes de que acabe 2017 hará lo propio poniendo encima de la mesa los 2.040.000 euros correspondientes. No existe una fecha concreta para que el Racing cumpla con su obligación, no obstante sí se establece un límite: 31 de diciembre. A partir de ahí, el calendario de pagos prevé uno del 20% de la deuda en los tres próximos ejercicios. Después de esos tres últimos plazos, la entidad verdiblanca habrá sufragado por completo la deuda concursal.

Es obvio decir que todos estos últimos 'match ball' que está superando el club santanderino han sido posibles gracias a una ardua negociación, a una demostración de buena fe e intención de pagar y a la entrada inestimable del Grupo Pitma en el accionariado del Racing. La primera maniobra consiguió equiparar los abonos y los plazos a la realidad deportiva y, por consiguiente, económica de la sociedad. Que el club militase en Segunda o en Segunda B es como la noche y el día en materia económica; reducir a la mitad las cantidades a aportar al no conseguirse el retorno a la división de plata abrió una ventana.

A través de esa misma vía, la de la negociación, se logró reducir la deuda y aprobar el convenio de acreedores. El Racing debía algo más de 45 millones de euros antes de la aprobación de la ley concursal, de los cuales 22 millones pertenecían a la deuda ordinaria y el resto a la privilegiada -Hacienda y Seguridad Social-. Con la aplicación del convenio de acreedores se aplicó una quita del 50% que redujo los importes y se pasó de 22 a 11 millones, cantidad esta última que está afrontando con plazos anuales. Este último montante es precisamente el que le preocupa ahora que finaliza 2017 y de ese importe es del que hay que descontar los dos millones que irremediablemente se han de abonar antes de la cena de Nochevieja.

Ahora bien, todas las negociaciones que los responsables racinguistas han protagonizado en los últimos cinco años hubiesen fracasado estrepitosamente si el Grupo Pitma no hubiese accedido a finales de 2016, confirmado a principios de 2017, a entrar de lleno en las entrañas del club. La empresa cántabra dio un paso al frente y se hizo cargo de la deuda y aportó un préstamo inicial de 1,2 millones de euros y que fue a parar al capital social mediante una ampliación de capital que aprobó en el mes de diciembre. Con esa decisión, Pitma pasó a controlar un paquete accionarial del 30%. La llegada de los mecenas, como bien confirmó Manolo Higuera, presidente del Racing, «asegura el pago del convenio». Esa entrada de dinero facilitó el pago del primer plazo del concurso (diciembre de 2016) y posibilitó hacer frente a los pagos domésticos de una entidad como la que ocupa. Ahora bien, ese desembarco ha conseguido más logros pese a que por el camino no se contempló la piedra angular y que, de alguna manera, era la verdadera razón de su llegada.

Las cifras

  • 11,2 millones millones es el importe al que asciende la deuda concursal y que el Racing debe abonar.

  • 20% es el porcentaje de la deuda que el club debe abonar al año en los próximos tres ejercicios a partir de 2018.

La sorpresa mayúscula del Grupo Pitma llegó cuando el Gobierno de Cantabria decidió no aprobar el convenio de colaboración con el que previamente se había comprometido; en ese momento, la empresa cántabra se quedó sola y sin posibilidad de maniobra. Pitma ya había aportado unas cantidades y tenía preparada una hoja de ruta que se vino abajo con la salida de escena del Ejecutivo. Afortunadamente, los nuevos mecenas decidieron, en una acción inesperada y atrevida, hacerse cargo de las deudas, renegociarlas y responsabilizarse de ellas y, como no podía ser de otra manera, convertirse en los dueños de una entidad que salvaba otra pelota del partido cuando el juez de silla se levantaba ya para dar por concluida la contienda. Esa posición al frente de Pitma es la que le está permitiendo al club seguir inexplicablemente vivo y soñar con poner de una vez por todas las cuentas al día. Porque el Racing no sólo debe lo que figura en el convenio, aquellos once millones mencionados con anterioridad. Ojalá fuera así. La deuda del club es mayor y aunque parezca que no existe porque se ha dejado de hablar de ello, el Racing sigue atado y supeditado al agujero con Hacienda. Ese 'nudo gordiano' que Higuera no se cansaba de repetir en los momentos de mayor duda por la supervivencia del club. Sin embargo, la predisposición del Racing a pagar y el aval que supone la operación de entrada de Pitma en el accionariado ha permitido reducir las cantidades en un 50%. De esta manera, de los diez millones en números rojos que se llegó a tener con la Agencia Tributaria se han pasado a 5,3 sin que medie ningún calendario de pagos pactados, ya que con Hacienda ya no es factible llegar a un acuerdo. Los reiterados incumplimientos que protagonizó el Racing durante la era de Harry aumentó la deuda, sumó unos intereses leoninos y cerró la puerta de la Agencia Tributaria a cualquier renegociación.

Con Hacienda, poco a poco

Con Hacienda no existe posibilidad de quita ni los escasos ingresos de la entidad han permitido grandes alegrías. No obstante, sin que trascienda de manera oficial, el club ha ido haciendo aportaciones a través de la línea de crédito que el Grupo Pitma tiene abierta y mediante la entrada de algún cobro, caso del traspaso de los hermanos San Emeterio, Borja y Fede, al Sevilla y que a finales del pasado año sirvió para apagar un poco el fuego de la deudas.

Pasos a seguir

  • 1. Segundo pago Debe cumplir con el pago de 2.040.000 euros en concepto al segundo pago del convenio antes del 31 de diciembre de 2017.

  • 2. Próximos plazos El resto de la deuda concursal se afrontará a razón del 20% del total al año en los próximos tres ejercicios.

  • 3. Hacienda Sin un calendario de pagos establecido, el club debe liquidar la deuda privilegiada con Hacienda, que actualmente asciende a 5,3 millones de euros.

  • 4. Línea de crédito Sin venta de jugadores y con una fuente de ingresos mínima en Segunda B, el club tan sólo cuenta con una línea de crédito abierta por el Grupo Pitma para afrontar el día a día.

El fútbol es un producto de consumo inmediato y un auténtico mago de la realidad. La importancia de que cada domingo gane el equipo, eclipsa una realidad oscura e incierta que sale a la palestra cada vez que el calendario arremete con prisa y recuerda los pagos. El club santanderino es un enfermo que lleva ingresado en planta más de un lustro y que cada vez que parece que le van a dar el alta le tienen que medicar de nuevo. En los próximos 75 días, los que restan para que concluya el año en curso, los responsables racinguistas harán frente a los dos millones de euros que rige el segundo de los plazos del convenio de acreedores. Un nuevo salvavidas. Pero después le resta pagar a razón de otros tantos durante los tres próximos años y liquidar los cinco millones con Hacienda. Atención, y todo ello sin apenas ingresos más que la aportación de Pitma y la posible venta de jugadores. Si se ascendiera... El escenario cambiaría.

Los videomarcadores suman ya dos meses y medio de retraso

Del 25 de julio a hoy han pasado dos meses y medio. Ni más ni menos. Ese es el tiempo que llevan de retraso los operarios encargados de hacer funcionar los videomarcadores de El Sardinero. Precisamente los que no han cumplido han sido los responsables de la empresa subcontratada por el grupo Pitma, que personalmente han sido los que han sufragado los 180.000 euros que ha costado –salvo que cobren por horas, que entonces el presupuesto inicial aumentará sensiblemente– el montaje y puesta a punto de los aparatos. Desde el club se confía que en la próxima jornada que el Racing juegue de local (22 de octubre) los aficionados puedan disfrutar después de varios años de luz en lo alto del estadio.

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