Razones para no dejar de creer

Lo que dice el míster. Ilusión, sí. Presión, positiva, únicamente la de la ambición. Porque hace semanas que el Racing cumplió su objetivo innegociable de la permanencia. Eso era lo que se pretendía el pasado verano e incluso meses después de arrancada la Liga. Lo ha hecho de manera mucho más holgada de lo que cabía esperar. Tanto, que le ha dado para seguir, a falta de cinco jornadas, peleando por meterse en la fase de ascenso a Primera División. ¿Se imaginan estar en mitad de tabla, con la salvación sellada y ningún tipo de ambición de aquí al final de campeonato? El Racing se ha ganado el derecho a soñar y, como dice José Alberto, hay que disfrutarlo.

El Racing lleva cuatro partidos sin ganar. Dos puntos de los últimos doce en juego. Y, aún así, tiene los puestos de fase de ascenso a Primera División a tiro. Anoche durmió dentro de las posiciones de privilegio –sexto–, después de que el Burgos empatase con el Amorebieta en El Plantío –los castellanos ganaban 2-0 y el equipo vasco empató en apenas dos minutos–. Y, como mucho, cuando finalice la jornada estará a tres puntos. El racinguismo estará hoy atento a lo que hagan los dos equipos asturianos, que son los que se encuentran empatados con los verdiblancos, aunque con un partido menos. El Sporting recibe –14.00 horas– al colista, un Villarreal B que se niega a que le den por muerto. Mientras tanto, el Oviedo se enfrenta –16.15 horas– a un Tenerife que aún tiene que zanjar definitivamente su permanencia en Segunda División. Lo positivo es que a los rojiblancos les tiene la diferencia de goles ganada. Con los carbayones, la particular está empatada, aunque la general es favorable a los asturianos. El otro equipo que puede adelantar al Racing en esta jornada es su tocayo de Ferrol, que jugará el lunes –20.30 horas– en A Malata contra un Mirandés enfrascado en la lucha por la salvación.

Pese a los dos últimos malos resultados en los Campos de Sport, el Racing ha demostrado ser fuerte en su estadio. Quedan cinco partidos y tres de ellos se disputarán en Santander. Pero, además, los dos próximos compromisos consecutivos serán como local. Un buen acicate para salir del atolladero. A buen seguro, la afición verdiblanca comenzará a caldearse ya mismo para completar otra buena entrada en el estadio racinguista el próximo sábado, a las 18.30 horas. No será fácil, porque el primero en visitar El Sardinero será un rival directo: el Elche. La contraprestación es que será un duelo de mucho más que tres puntos. El Racing tendrá la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa y, además, finiquitar la diferencia de goles a su favor tras el 1-1 de la ida. Luego pasará por Santander el Mirandés, que trata de escapar de unos puestos de descenso que, a día de hoy y a falta de jugar mañana, tiene sólo dos puntos por detrás. El tercer compromiso que le queda a los verdiblancos en su casa será el de la penúltima jornada, frente a un Zaragoza que probablemente ya no se juegue nada.

Vale que el papel sólo sirve para hacer conjeturas y, cuando se moja, ya no sirve para nada. Y el Racing viene de perder recientemente ante el Alcorcón y empatar este mismo viernes contra el Andorra. Dos rivales de la parte baja de la clasificación. Pero también es una evidencia que uno prefiere jugarse las habichuelas contra el colista antes que frente al líder. Yel equipo verdiblanco tiene un calendario que se puede calificar como favorable. Sobre todo cuando pase el choque del sábado contra el Elche. A partir de ahí, se verá las caras con cuatro rivales de la zona media baja y que, según vayan las cosas, puede que incluso no se jueguen nada cuando llegue la cita. Después del cuadro alicantino, llegará el Mirandés, peleando por la salvación. Yel Racing viajará la semana siguiente a casa de un Huesca que puede tener ya la salvación virtual en su mano. Igual que el Zaragoza, que visitará los Campos de Sport en la penúltima fecha. Los verdiblancos cerrarán el campeonato en el estadio del actual colista, el Villarreal B, que puede llegar ya descendido y en un desplazamiento que amenaza con ser masivo si los de José Alberto se la juegan en un recinto con capacidad para 23.500 espectadores y escasa afición local por tratarse de un filial.

Hasta hace unas semanas, el Racing era el máximo goleador de la categoría. Desde el partido contra el Alcorcón le está costando más ver portería, pero, salvo ante el Burgos, el equipo cántabro sigue teniendo muchas ocasiones. Las genera. Falta recuperar el acierto. Frente a Alcorcón y Levante, ambos en los Campos de Sport, hubo hasta 21 remates verdiblancos en cada uno de los encuentros. Mientras tanto, el viernes en Andorra fueron 17. Es preocupante, pero lo sería más aún que ni siquiera hubiese acercamientos a portería. Hay que ajustar la puntería. «Los jugadores son muy buenos y volverán a marcar», dijo José Alberto el viernes.

El Racing ha recuperado en la última semana a tres efectivos muy importantes que se encontraban lesionados:Íñigo Sainz-Maza, Andrés Martín y Álvaro Mantilla. Los dos primeros ya le dieron un plus al equipo de José Alberto en Andorra. Porque al capitán se le ha echado de menos durante su ausencia y en el Principado ya fue titular en el doble pivote. Su primer tramo del partido fue para enmarcar, aunque luego se apagó como el equipo. Pero es un buen anticipo de lo que puede ofrecer. Mientras tanto, el andaluz salió en la segunda mitad, revolucionó al conjunto cántabro, hizo el gol del empate y dispuso de alguna ocasión más. Una alternativa más para el ataque. Por su parte, el camargués no tuvo minutos en Andorra, pero refuerza un lateral derecho con demasiada inestabilidad, porque ni Dani Fernández ni Marco Sangalli acaban de convencer. Los tres retornados vuelven para el momento decisivo de la competición.

Los dos futbolistas más diferenciales de este equipo pasan por el peor momento de la temporada y el equipo lo está sufriendo con una mala racha de resultados. Aún así, el Racing sigue en la pelea, por lo que si consigue que Peque e Íñigo Vicente vuelvan a subir su nivel, tendrá mucho ganado de cara a luchar por colarse en los puestos de fase de ascenso a Primera División. El catalán, máximo goleador verdiblanco, parece haberse caído tras fallar un penalti frente al Alcorcón. Además, los rivales ya le han tomado la matrícula después de convertirse, quizá, en la gran revelación del campeonato. En Andorra estuvo mal y José Alberto decidió sustituirle al descanso. Pero no se ha olvidado de jugar al fútbol y puede volver en cualquier momento. Porque, como a Íñigo Vicente, ganas no les faltan. El vasco lo intenta, la pide, se echa el equipo a la espalda, pero no le están saliendo las cosas. No acaba de conectar el último pase. La magia está ahí.

Es verdad que, una vez conseguido el objetivo, el vestuario puede haber sufrido cierta relajación. Sin embargo, la cercanía de conseguir algo extraordinario mantiene viva la ambición de cuerpo técnico y plantilla. Sólo hace falta canalizarla para que las cabezas y las piernas vuelvan a funcionar como antes. Sin presión. A buen seguro, una victoria el sábado contra el Elche será el mejor remedio para todos los males racinguistas. Mientras tanto, el entrenador no baja la exigencia y eso es lo que debe hacer para agotar hasta la última opción.

Si a los futbolistas se les olvida lo que pueden conseguir, siempre habrá alguien en la grada que se lo recuerde. Porque la afición verdiblanca está enchufada. Posiblemente, más que nunca. Y eso, con tres partidos por delante en casa y sin fallo en los desplazamientos, es un punto a favor del equipo racinguista. Los Campos de Sport siguen apretando con la rabia de quien se ha tenido que tragar muchos disgustos y travesías en el desierto en la última década larga. Además, la hinchada verdiblanca exige, pero también disfruta de la situación de su equipo y sabe premiar el esfuerzo de los futbolistas.

El Racing cuenta en sus filas con el segundo máximo goleador de la competición: Peque. Además, con el futbolista que más remata de la Segunda División: Juan Carlos Arana, con 41 disparos, dos por encima de Ontiveros. Y el mejor asistente del campeonato: Íñigo Vicente, con once pases de gol; le sigue el oviedista Colombatto, con ocho. Además, en su propio área, cuenta con el portero que más paradas hace: Ezkieta, con 122 intervenciones, muy por encima de las 99 de Luca Zidane.

Ayer mismo, sin ir más lejos, el líder, Leganés, empató frente al Zaragoza en el tiempo añadido y ya encadena cinco encuentros consecutivos sin ganar —otras tantas igualadas–. Yel Burgos vio cómo el Amorebieta le quitaba una renta de dos goles a cero en apenas dos minutos. Salvo en los casos de Valladolid y Eibar, la irregularidad está siendo la nota predominante en todos los equipos de la parte alta de la clasificación. Por lo tanto, 'ojo, que no estamos tan mal, ¡hombre!'.