Diego Botín
El cántabro, que completó en Cagliari su colección de oros en grandes competiciones, señala que el título ha tenido un «impacto positivo» en una decisión aún «no tomada al 100%»
Desde el pasado día 12 de octubre, tiene todos los títulos importantes en su palmarés. Ya era campeón de Europa –tres veces–; campeón olímpico, en ... los pasados Juegos de París 2024; y desde ese día 12, es campeón del mundo. Diego Botín Le Chever (Santander, 25 de diciembre de 1993) completó en Cagliari (Italia) un palmarés ya de leyenda. Pero para la gran referencia actual de la vela española, la competición sigue. Y ya mira hacia sus próximos objetivos. Terminar la temporada de SailGP, con la opción de entrar en la final, otro Mundial de 49er el año que viene... Y aún falta tiempo y ratificar al 100% la decisión, pero Diego Botín afirma que, «por el momento», la idea es estar en Los Ángeles 2028. A defender ese oro olímpico.
–Campeón del mundo. Le habrá hecho especial ilusión, porque tenía medallas mundiales de todos los tipos, pero nunca la de oro...
–Sí, últimamente estábamos siempre en el podio en los Mundiales, pero no acabábamos de ganar. Ha sido algo especial después de tanto tiempo. Y además, lo hemos conseguido el mismo equipo, en el barco y en cuanto a entrenadores –el cántabro Álvaro del Arco y el neozelandés Hamish Willcox–, que logramos el oro olímpico en los Juegos. Por otro lado, estamos contentos de que otro equipo español, el de Conrad Konitzer y Antonio Torrado, haya sido quinto. Viene una generación fuerte por detrás.
–¿Cómo prepararon el Mundial? Porque todo su año ha estado centrado en el SailGP...
–Hemos estado navegando todo el año en SailGP, en Moth... Eso nos ha mantenido al día. En el 49er, hemos hecho 30 días de agua antes del campeonato. Para llegar a un nivel técnico decente. Hemos mejorado cositas a ese nivel técnico. Pero el tener ese ritmo de competición, además de tener el material controlado respecto a la campaña anterior, nos ha hecho ser muy eficientes.
–Decía su compañero en el 'forty', Florian Trittel, que afrontaban el Mundial con la mentalidad de «realmente disfrutar con lo que hacemos». ¿Ha sido así? Usted es perfeccionista al máximo y siempre busca ganar...
–La sensación ha sido diferente a la de los Juegos Olímpicos. Los Juegos llevan mucho tiempo de preparación, y por eso es muy difícil el tomárselo de una manera más relajada. Esta vez, en el Mundial, creo que nos hemos tomado el 'capricho', por decirlo de alguna manera, de tomárnoslo de esa modo más relajado. Obviamente, queríamos ganar. Pero éramos conscientes de que no habíamos navegado mucho y de que lo que queríamos tenía dificultad. Pero a mitad de campeonato ya vimos que podíamos ganar (risas)... Pero sí, la preparación ha sido de una manera más relajada, con un enfoque diferente. Pero reitero lo importante que ha sido competir en otras categorías. Para mí es imprescindible llegar preparado y entrenado para competir. Además, teníamos nuestros puntos débiles controlados, para que al competir los puntos fuertes prevaleciesen sobre esas flaquezas.
«La preparación para el Mundial ha sido más relajada, con un enfoque diferente»
«Es importante que la vela evolucione para el espectador. Hay que saber reciclarse un poco»
–En este Mundial se probó un sistema de clasificación para la final –entraban en ella los cuatro mejores clasificados, y quien ganase la última regata, ganaba el Mundial–, que en un principio suena a poco justo...
–A ver. Digo esto ya desde un oro olímpico, ¿eh?. Creo que puede ser injusto para el que tiene más posibilidades de ganar ese título. La consistencia a lo largo de los días es importante en este deporte. Y tener la posibilidad de perder ese oro no es lo ideal. Pero con este nuevo sistema, el equipo que entra como primero a esa final entre cuatro barcos, solo puede perder un puesto. Ya es medalla de plata. Yo creo que una vez la gente, los regatistas, vea este formato, se va a centrar en ser mejor a una sola prueba. Es importante que la vela evolucione para el espectador. Y que se mantenga en los Juegos Olímpicos. Eso hace que tenga más visibilidad, más ayudas y siga creciendo. Hay que hacer la vela más vistosa para los espectadores. Hay que saber reciclarse un poco. Lo que quizá hace 20 años atraía mucho, ahora...
–De aquel Mundial de Santander 2014 en el que usted compitió a ahora, ha habido cambios en varias clases olímpicas...
–Hemos cambiado mucho y hay que seguir cambiando. Aunque las personas somos al principio muy reacias a los cambios. Pero lo importante es seguir adaptándose. Yo estoy viendo la parte positiva de estos cambios. Poco a poco, y con cabeza, se puede hacer crecer más este deporte.
–Decía hace un año que el Mundial de Cagliari iba a ser importante para su decisión de ir a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, en 2028. ¿El oro les ha ayudado en esa decisión?
–El Mundial ha tenido un impacto positivo en nuestra decisión de ir a Los Ángeles. Pero la decisión de ir a los Juegos aún no está tomada al 100%. Ahora mismo, sí queremos hacerlo. Pero es mucho tiempo el que falta hasta los Juegos. Ahora nos planteamos el llegar con nuestras mejores opciones para ganar otro oro. Y si no lo vemos viable, daríamos paso a otras tripulaciones. Pero, de momento, la idea es ir a Los Ángeles.
–¿Qué le queda en esta temporada? ¿Y qué espera en 2026?
–Pues en este año queda por entrar en la final de SailGP. Estamos cuartos, a cuatro puntos de Australia, a seis de Nueva Zelanda y a nueve de Gran Bretaña. A finales de noviembre es la final en Abu Dabi. Matemáticamente todo es posible, aunque las posibilidades no son tan altas de entrar en la final. Habrá que hacer algo especial. Y para 2026, pues de nuevo la temporada de SailGP. Y hay Mundial de 49er, en mayo en Quiberon (Francia).
–En relación al SailGP, hace poco se ha superado el récord de velocidad. A más de 100 kilómetros por hora. Eso debe imponer lo suyo en un barco de vela...
–Lo establecieron los daneses, con 103,9. Sí impone (risas). Nosotros tenemos como mejor marca 99,9 (más risas). Pero tanta velocidad no es lo ideal. A esa velocidad, el foil, el sistema que hace 'volar' el barco, cavita y se hace un vacío entre el agua y el foil y se fastidia un poco la superficie del foil. Está guay ir tan rápido, pero no es lo suyo. Ir a tanta velocidad impone, pero hace dos o tres años, los barcos corrían un poco menos, pero los sistemas de seguridad no eran tan avanzados. Ahora, los barcos son más seguros. Es un poco como la Fórmula 1, que hace muchos años los coches eran menos potentes, pero había más posibilidades de accidentes muy graves. Pero bueno, si hay algo de ola o si se rompe algo en el barco, el golpe sigue siendo fuerte.
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