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Un paseo entre bosques mágicos
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Un paseo entre bosques mágicos

Ireber: sus 1.206 metros nos ofrecen unas vistas espectaculares, pero las historias y leyendas que rodean a este monte navarro son fascinantes

ELISA BELAUNTZARAN

Navarra

Lunes, 10 de enero 2022, 15:14

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Enormes pinos, abetos, robles, hayas, castaños... pueblan la gran extensión de bosque de Beruete, en Navarra. Sus formas extrañas, impresionantes, atractivas y horripilantes en algunos casos, hacen de ellos seres atractivos y llamativos que cautivan al paseante. Silenciosos llaman la atención y provocan que nuestra imaginación se ponga en marcha imaginando a aquellos rudos hombres que con sus manos los derribaban y cortaban sus ramas para después de un laborioso proceso, obtener el carbón. Todavía en medio de esas grandes extensiones forestales se pueden apreciar los vestigosos de ese oficio, pequeñas zonas llanas en mitad de escarpadas pendientes, delatan a esos hombres navarros queson sudor, sangre y lágrimas trabajaban duro para obtener su 'oro negro'.

El bosque les alimentaba de madera con la que calentarse, con la que obtener el carbón y algunos frutos con los que alimentarse en los duros inviernos que se registraban en el valle de Basaburua. Hoy esos bosques de Beruete son escenario perfecto de un buen paseo mañanero, o de un bonito descubrimiento para los turistas, que nos acercan a las cumbres de Ireber (1.206 m.) o Ernaitzu (1.203 m.), por ejemplo.

Son solo algunos de los personajes mitológicos de los que hablan los mayores, que fueron una vez niños y escuchaban a sus abuelos historias fantásticas mientras se calentaban en las cocinas de los enormes caseríos de piedra rojiza. Fascinados aprendieron la leyenda de las dos hermanas que según algunos, una intensa tormenta de nieve les sorprendió muy cerca de Ireber. Cuenta la historia que las jóvenes no lograron su objetivo y fallecieron a los pies del monte protagonista de esta ruta. Al parecer, días después de haber partido de su casa, encontraron sus cadáveres en el collado de Laontze, una zona de pasto hoy en día, y allí mismo se les dio sepultura allí mismo.

Estación megalítica de Ireber

Unos relatan la trágica historia de las hermanas y destacan la crudeza de la tormenta que acabó con sus vidas, aunque también hay quien dice que no las mató la nieve, sino los lobos. Fuera como fuese, un enorme dolmen recibe el nombre de Bi ahizen sepultura. Fue descubierto por J. M. Barandiarán en 1926, y expoliado años más tarde, tal vez buscando los tesoros escondidos que dicen, dejaban los antiguos pobladores de la zona.

Bi ahizpen sepultura es uno de los dólmenes que forman parte de la estación megalítica de Aritz- Ireber. Este en concreto, se trata de un ejemplar corto abierto con cámara rectangular formada por cuatro losas y con túmulo circular. Este sector dolménico, estudiado a partir de 1920 por Joxe Maria Barandiaran y otros expertos arqueólogos, en el que localizaron restos humanos y otros objetos, está situado en los términos de Beruete, Uitzi y Leitza.

La belleza natural de los montes en los que se sitúan los monumentos megalíticos justifica el enorme esfuerzo realizado por aquellos antiguos hombres y mujeres que situaban las sepulturas de sus seres queridos. El dios del viento Sur golpea con fuerza cuando alcanzamos la cima de Ireber y nos muestra la dureza de su poder, golpeando nuestros cuerpos y haciendo que la sensación térmica que sentimos ronde los 5-6 grados. Un dios sol nos roza con sus rayos mientras ilumina un cielo gris oscuro, mientras hace enfadas al viento del Sur que provoca que unas gotas mojen nuestros rostros mientras disfrutamos de las magníficas vistas de Ireber.

Subida desde Ireber

La rocosa cima de Ireber se enclava en una de las zonas más desconocidas de la divisoria de aguas cantábrico-mediterránea entre los valles de Ezkurra, al norte, y Basaburua, al sur, representando las máximas cotas entre los puertos de Azpirotz (550 m.) y Belate (847 m.).

Esta popular cumbre (1.206 m.) presenta un blanco casco calizo que asoma entre los grandes bosques que cubren extensamente estas montañas y desde la que se pueden observar las líneas de molinos eólicos que se erigen como moles de hierro blanco. Al norte de Ireber, el paso de Bidate (1.069 m.) une esta montaña a los cordales del Zuparrobi o Zuperri ( 1.169 m.). Al norte encontramos el collado de Bi Ahizpen lepoa ( 1.171 m ), en el que se alza el dolmen de Bi Ahizpen Sepulture, separándolo de la cota herbosa de Launtze ( 1.195 m ).Ireber ( 1.206 m ) forma una cresta rocosa, desde la que se puede disfrutar de magníficas vistas de los valles y montañas que la rodean. Además, su altitud nos permite gozar de una estampa única de las Malloak.

Muy cerca se encuentra su hermana melliza Ernaitzu (1.203 m.). Se trata de dos montañas que se encuentran muy cerca y cuentan con similar altitud, aunque de apariencia bien diferente. Ireber cuenta con una cresta rocosa, mientras que Ernaitzu es una gran planicie herbosa en la que es habitual ver pastar plácidamente a rebaños de ovejas o grupos de yeguas con sus potrillos. Entre las dos cimas se encuentra el collado Sobresate (1.134 m.).

El ascenso a Ireber desde Beruete (699 m.), una pequeña localidad navarra situada en el valle de Basaburua, muy cerca de Lekunberri, comienza desde la iglesia de la localidad, siguiendo después dirección noreste alcanzando enseguida el portillo de Karate (850 m.), abandonando aquí el camino que desciende a Arrarats (667 m.), y tomando otro a la izquierda que nos deposita en las campas de Otsola ( 905 m.). Por la izquierda entraremos en el hayedo hasta salir al despejado paso de Sobresate ( 1.134 m ), donde existe una rústica cabaña. Se corona la cima saliendo del bosque y cresteando hasta el punto culminante, sumamente panorámico ( 1.206 m ). Para visitar el dolmen de Bi Ahizpen sepultura deberemos perder altura hacia el Norte, cruzar un breve tramo de hayedo, y situarnos en el collado despejado y herboso de Bi Ahizpen lepoa ( 1.171 m.). Después volveremos sobre nuestros pasos y siguiendo las marcas rojas y blancas, llegaremos a Ernaitzu. Desde allí comenzaremos el descenso por uno de los bosques, siguiendo el sendero marcado por el paso de los senderistas hasta alcanzar una pista que nos llevará hasta Beruete.

Allí, podemos tomar un pincho en su bar o una copiosa comida en la sidrería del pueblo.

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