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Ruta adaptada y en familia por los acantilados de Alfoz de Lloredo

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Loli González

Ruta adaptada y en familia por los acantilados de Alfoz de Lloredo

Varios miembros del C.D.E. Somaloma Los Carabeos participaron el pasado domingo en esta marcha organizada por Los Arrastrasillas

Loli González

Viernes, 1 de marzo 2019

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Lo que hoy quiero compartir con todos vosotros es más que una ruta de montaña, es una experiencia de las que te dejan una huella en el alma para toda la vida. Compartir el domingo con Los Arrastrasillas ha sido tanto para mí como para el resto de las casi cien personas que acudimos a esa cita, una de las experiencias más gratificantes que hemos vivido en la montaña hasta la fecha. Partimos de la iglesia de San Pedro de Oreña hacia los acantilados de Alfoz de Lloredo, disfrutando de las vistas de la ensenada de Puerto Calderón y de la ensenada de la Jarosa

Pero nadie mejor para contaroslo que Juan González, el padre de Iván, uno de los niños con discapacidad que viven y disfrutan de la naturaleza y la montaña como nadie y que junto a Vicente, Noelia y Alicia y la 'princesa' Alba formarón hace ya tiempo 'Los Potrillas'.

Espero que disfruteis tanto como nosotros y que os quede el gusanillo de animaros a participar en las proximas salidas que hagan:

Vídeo. Loli González

El domingo pasado realizamos la primera ruta adaptada y familiar organizada por nuestro grupo Arrastrasillas. Nuestra sorpresa fue gratificante, ya que conseguimos reunir casi al centenar de personas. Nos sentimos orgullosos al pensar que, hace un año, este proyecto comenzó con cuatro amigos concienciados de que la discapacidad no podía ser una barrera para nadie y, hoy en día, un año después, juntamos cien personas disfrutando de un proyecto como el nuestro.

El día no podía salir más elegante, un día casi primaveral, con un sol de esos que no te puedes perder. Diseñamos una ruta apta para todos los públicos y, partiendo de la iglesia de San Pedro de Oreña, nos dirigimos hasta los acantilados de Alfoz de Lloredo, disfrutando de las vistas de la ensenada de Puerto Calderón y de la ensenada de La Jarosa.

Una vez disfrutado del mar, nos dirigimos al cielo. La próxima y emblemática parada sería en el majestuoso Cristo de Oreña, donde gozamos de las maravillosas vistas y del excelente tiempo que teníamos, deleitandonos todos juntos de una más que merecida comida en común. No se podía pedir más, ni mejor.

Una jornada inolvidable de buen rollo, de colaboración en equipo, de dar a conocer la discapacidad a las personas que vinieron, y de demostrar al mundo entero que, si tienes gente a tu lado que merece la pena, puedes llegar donde te propongas.

Gracias a todos por decidir pasar el día junto a nosotros, sin vosotros no habría sido igual, esperamos volver a coincidir con todos cuanto antes.

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