«Hay estilos donde lo que una mujer no parece vender es su música»
La compositora Patricia Kraus revalida el «talento femenino» y la necesidad de abrir a las instrumentistas los festivales de jazz, un género «donde no están sexualizadas»
«Un viejo sueño». Así define Patricia Kraus el festival Fémina Jazz de Madrid, del que ella misma es coorganizadora junto con la productora Beatriz ... Ortega. Entre las dos han puesto una pica en el universo sonoro del jazz. Un cartel exclusivamente centrado en instrumentistas femeninas dentro de un género tradicionalmente masculinizado, que llenó en sus primeros cinco conciertos a principios de este mes.
Mientras el jazz vocal se ha rendido a la brillantez de Billie Holiday, Ella Fiztgerald o Sara Vaugham, tres voces sin rival entre sus homónimos varones, el instrumental ha sido más rácano con sus hijas. Y no porque no existan: desde la saxofonista Elvira Redd o la trombonista Melba Liston hasta la multiinstrumentista Emma-Jean Thackray. Pero nombra a Pat Metheny o Michel Camilo y verás como ahí todo el mundo asiente.
Si alguien busca el origen de Femina Jazz, que no lo vincule al fenómeno MeToo. La idea viene de antes, cuando Patricia constató que la programación de mujeres instrumentistas en los carteles de jazz «era residual» pese a la existencia de una auténtica generación de «nuevos y grandes talentos. Se trataba de ponerlas en valor», explica la cantante, de 55 años, que entre 2009 y 2013 publicó 'Vintage Fun Club', 'Retrocollection' y 'Divazz', una muy destacada trilogía dedicada al jazz, el blues, el soul y el funky. Ahora recorre los escenarios de Europa con 'Pioneras', un homenaje a Nina Simone, Aretha Franklin, Bessie Smith, Koko Taylor o Janis Joplin. Su voz impone y seduce. Es hija de Alfredo Kraus.
– Usted comenzó en los escenarios de adolescente. Y en 1987 ya fue a Eurovisión.
– Vengo de una familia de músicos. Puedo decir que he pasado toda la vida en el escenario y, de hecho, mi primer grupo en la escena madrileña fue con 13 o 14 años. A Eurovisión llegué también muy joven y resultó una experiencia muy potente, pero ya entonces aprendí que quería controlar más mi carrera.
– Pasó por el pop, el rock, la electrónica experimental y ha llegado al jazz y el blues. Vaya viaje.
– He pasado por muchos géneros, es cierto, pero siempre me he movido en un universo musical cimentado en lo que es mi voz. He tenido una gran voz desde pequeña, por suerte o por desgracia, y he intentado encajarla en cada estilo a medida que me he desarrollado como músico o como compositora. Me definiría transgénero. No considero importante el género en que transites sino tu universo musical, salvo en la estantería. Y con las plataformas digitales ni eso te vale.
– ¿Fémina Jazz surge de una necesidad o de una injusticia?
– Es un viejo sueño. Tanto Beatriz como yo queremos más paridad. Ojalá no hubiera que hacer estos festivales, pero ahora mismo los talentos femeninos se tienen que mostrar más. No solo en el jazz. La música es un reflejo de la sociedad y la mujer ha ido conquistando parcelas. Debe haber igualdad. En los años venideros veremos muchos cambios.
– En los conservatorios ya hay más alumnas que alumnos de jazz.
– La proporción es mayor. El problema es que, una vez salen de la escuela, a ellas les resulta más difícil conciliar, sobre todo si son madres. Plantearte una gira cuando tienes hijos pequeños es complicado. En el festival hemos querido traer a cinco jóvenes talentos que tocan por todo el mundo. Y queremos crear una plataforma donde ellas puedan desarrollarse y que en el futuro sean anecdóticos los festivales donde haya solo hombres.
Desarrollo personal
– Pocas piernas de hombres se han visto en los escenarios salvo las de Angus Young. En cambio, con las artistas es más habitual lo contrario, máxime con el reggaeton y las divas del pop-rock. ¿Y el jazz?
– En el 'mainstream' las mujeres están muy sexualizadas y hay géneros donde lo que parece venderse no es su música. En cambio, en el jazz la mujer no está sexualizada. El jazz necesita más estudio y desarrollo. Es más intelectual y representa otra manera de acercarte a la música a través del conocimiento y de las armonías. El público también se aproxima al jazz con otra actitud.
– Usted se salió del 'mainstream', del negocio comercial, y de manera bastante temprana. ¿Por qué?
– Eso tiene un mercado y a uno le apetece entrar o no. Yo estuve dos veces con una multinacional y el resto he tirado de mí. Quizá porque me considero más músico que artista. He intentado completar un desarrollo personal. Eso consiste en una travesía en la que te vas enriqueciendo, viajas, trabajas con distintos músicos, aprendes y gozas con los resultados.
– Eso tiene un coste difícil de asumir por muchos artistas.
– Fuera del 'mainstream' debes encontrar tu espacio año a año. Estar al margen de las radios y de los circuitos fue una decisión personal. Arriesgada. Pero es mi vida y era lo que quería hacer. Cuantos más retos se presentan, más creces. Que hay menos bolos, pues a dar clases. A mí me ha venido muy bien la herencia de mi técnica vocal. Y, de todas formas, no me puedo quejar de cómo me ha ido.
– Hablando de su técnica vocal, 'Pioneras' es su último homenaje a grandes voces del siglo XX.
– El proyecto tiene mucho que ver conmigo, con esas grandes voces de las que me enamoré siendo pequeña y que me inspiraron. También es producto de la curiosidad. Cuando escuché a Janis Joplin quise descubrir qué cantantes le inspiraron a ella y así di con Bessie Smith. De ese modo he ido llegando de una a otra.
– Ahora prepara nuevo disco.
– Surgió de un grupo de fans en Facebook, que me propusieron hacer un recopilatorio pero haciendo las canciones desde el punto de vista de la mujer que soy ahora. Es complicado porque he pasado por muchos estilos. De todos modos, no será en breve. Yo desarrollo los temas en el escenario y, luego, cuando están vivos, los grabo.
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