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Ángela Rodríguez Rubio. Ingeniera de Montes
«Estamos ante la gran oportunidad de transformar el mundo ante la «nueva normalidad» y esto genera un nicho de oportunidades importantes en el mundo rural»

«Estamos ante la gran oportunidad de transformar el mundo ante la «nueva normalidad» y esto genera un nicho de oportunidades importantes en el mundo rural»

«No se puede desligar mundo rural de urbano ya que ambos funcionan como un todo interdependiente, sin embargo existe una desconexión hacia lo rural tremenda porque es difícil valorar aquello que no se conoce bien»

DM.

Lunes, 20 de julio 2020, 10:53

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- ¿Cómo cree que va a influir la crisis del Covid-19 en el mundo rural? ¿Cree que habrá cambios en la forma de ver el entorno rural por parte de la sociedad en general?

La crisis del Covid-19 ha puesto en valor las pequeñas cosas, el éxodo de las primeras semanas de confinamiento fue reflejo de ello: la desbandada de una sociedad que de repente añora su casa del pueblo frente a la perspectiva de quedarse atrapada en el piso de la ciudad y corre a refugiarse ante la amenaza de un diminuto virus que sin duda ha alterado el equilibro de todo nuestro frágil sistema.

No se puede desligar mundo rural de urbano ya que ambos funcionan como un todo interdependiente, sin embargo existe una desconexión hacia lo rural tremenda porque es difícil valorar aquello que no se conoce bien. Para mucha gente ha sido necesario que llegara una pandemia para bajar de las alturas de lo global y ser realmente conscientes de la importancia del medio ambiente, de su vínculo con la salud y del valor del sector agroalimentario y el consumo de proximidad.

Paradójicamente, la Organización Mundial del Turismo (OMT) declaró el año 2020 como el «Año del Turismo y Desarrollo Rural» y parece que el coronavirus ha llegado para reafirmarlo, ya que por lo pronto va a ser el año de las vacaciones rurales y el turismo de proximidad.

Desde un punto de vista optimista quiero creer que se avecina un cambio lento pero progresivo de mentalidad, algo menos egocéntrica y más «ecocéntrica», que propicie un modelo de desarrollo más sostenible y más centrado en la calidad de vida, en los cuidados y en las elecciones conscientes. Pensar otra idea de escenarios habitables desde el entorno rural es posible.

- ¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar el reto demográfico?

Hay muchos retos entre manos y es necesaria una nueva hoja de ruta, en este sentido debería tener un impacto positivo, pero las medidas en políticas de reto demográfico no pueden centrarse en el hecho visible de crear una Vicepresidencia, tienen que ir acompañadas de conocimiento, coherencia y voluntad.

- ¿La repoblación es una oportunidad para mejorar la vida de las personas?

Más que una repoblación rural «inducida», considero que lo que es una oportunidad para mejorar la vida de las personas es aumentar su capacidad de elección: dar la opción de empezar una nueva vida rural a aquellos que realmente lo deseen y ampliar las opciones de aquellos que nunca quisieron irse del pueblo.

Algo tan sencillo como elegir dónde vivir no es tan fácil cuando tienes que desarrollar tu trabajo en un entorno físico concreto. La nueva forma de enfocar el mundo laboral, más deslocalizado, permite empezar a poner la mirada en el mundo rural. Muchas profesiones podrían beneficiarse de este modelo de trabajo, que siempre puede coexistir con las fórmulas tradicionales, pero que abriría las puertas a la repoblación rural.

Este traslado hacía el mundo rural puede tener muchas ventajas que redunden en la calidad de vida, como el sentido de pertenencia a un territorio y el trato más cercano entre vecinos, la conciliación laboral y personal, el papel de la mujer en el ámbito laboral, la crianza de los niños/as en contacto con la naturaleza, las múltiples opciones de teleformación, la soberanía alimentaria y los productos de cercanía, a la vez que se reducirían las emisiones a la atmósfera.

- ¿Las empresas privadas cree que deben tener un papel importante en este tema?

Estamos ante la gran oportunidad de transformar el mundo ante la «nueva normalidad» y esto genera un nicho de oportunidades importantes en el mundo rural, que sin duda las empresas privadas pueden y deben aprovechar, acercando su actividad a las nuevas necesidades. Esta reformulación del mundo rural pasa por asumir que los pueblos no ofrecen solo alternativas de descanso y ocio puntuales a los urbanitas, si no que tienen valor por sí mismos, ofreciendo oportunidades laborales basadas en las economías locales, la agricultura de precisión, la innovación y probablemente el teletrabajo y la teleformación… siempre siguiendo modelos de participación social que den voz a sus habitantes.

El desarrollo de la bioeconomía, entendida como la base para un desarrollo sostenible mediante el uso eficiente de los recursos naturales, genera un marco ideal para el desarrollo económico en el medio rural mediante la diversificación de las actividades agrarias y agroalimentarias, el desarrollo de nuevos productos y procesos y la aplicación de tecnologías innovadoras y adaptadas a las necesidades actuales y futuras para apostar por un medio rural fuerte y competitivo.

- ¿Para usted que debería tener un Territorio Rural Inteligente?

Un Territorio Rural Inteligente debería empezar por disponer de conexión a internet de calidad, que permita el acceso fluido desde los hogares y por propiciar una adecuada alfabetización digital de aquellas personas que lo necesiten.

Además, el poder aplicar de forma eficaz la tecnología al servicio de sus habitantes, mejorando la gestión y eficiencia de los servicios públicos en aras de un Desarrollo Sostenible redundaría también en una mejora de la calidad de vida.

Sin embargo los avances tecnológicos no generan soluciones por sí mismos, es necesario contar con los aspectos sociales y tener un sentido de avance: detectar las necesidades y poner la tecnología y la innovación al servicio del mundo rural mediante la transferencia tecnológica y la gestión del conocimiento.

En esta idea puede resultar también interesante el desarrollo de iniciativas de Custodia del Territorio, entendida como una herramienta de gestión para la conservación de la biodiversidad y el patrimonio natural en localizaciones concretas.

Este sistema de gestión del territorio tiene dos actores principales: los propietarios de los terrenos (públicos o privados) y las Entidades de Custodia del Territorio (organizaciones sin ánimo de lucro con conocimientos técnicos en materia ambiental). Mediante un pacto voluntario entre ambos actores se establecen una serie de compromisos con el fin de mejorar o preservar los valores presentes en el terreno del propietario.

Al final se trata de implicar a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación y el uso eficiente del mismo aplicando los conocimientos técnicos disponibles, y sin duda un territorio que vela por sus recursos es un territorio «inteligente», consciente de su propio valor.

Por otro lado no podemos infravalorar la inteligencia colectiva para la sostenibilidad y la gran acogida de multitud de iniciativas de Ciencia Ciudadana con aplicaciones móviles que involucran a la ciudadanía en actividades científicas para la conservación. Esta forma de pensamiento colaborativo tiene muchas potencialidades que pueden implementarse en el mundo rural.

- ¿Cuál es, en su opinión, el mayor obstáculo hoy en día para que la población pueda vivir y trabajar en los pueblos?

Sin obviar aspectos evidentes como las deficiencias en infraestructuras y servicios públicos de calidad y oportunidades reales de desarrollo personal y profesional, considero que para crear futuro desde lo rural resulta primordial atajar la desigualdad de acceso a las nuevas tecnologías entre las ciudades y el mundo rural, eliminar la brecha digital.

Por otra parte desde las ciudades existe un gran desconocimiento del mundo rural y disociación «entre el plato de comida y su origen». Mientras perviva este desconocimiento y la percepción de lo rural sea exclusivamente como lugar bucólico de vacaciones es difícil que exista una intención real por instalarse en los pueblos.

Tampoco se puede ignorar el tratamiento desde los medios de comunicación, el cine y la literatura para con el medio rural, mostrando a menudo como modelo de éxito salir del pueblo y trabajar en el mundo urbano. Tras la crisis del Covid-19 ha llegado el momento de realizar una comunicación más adecuada de la vida rural, promoviendo unos modelos de vida y de consumo más sostenibles y en armonía con la naturaleza. Es determinante neutralizar esa mala imagen social de lo rural construida desde la mirada urbana y apostar por una comunicación de calidad que promocione los valores rurales, sin olvidar que los medios de comunicación tienen un gran potencial como creadores de opinión.

Las ciudades y los pueblos se necesitan los unos a los otros y se hace necesaria una educación ambiental y social enfocada en dar a conocer el mundo y sus posibilidades más allá de la urbe.

- ¿Cree que ha llegado el momento de mejorar aspectos como la sostenibilidad, la digitalización y la innovación en el mundo rural?

Desde luego que es el momento, la crisis que está provocando el coronavirus obliga a actuar en todos los ámbitos generando sinergias y poniendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el centro para no acentuar aún más las desigualdades.

En el mundo rural las mejoras deberán contar con la voz de la propia gente que ya habita en los pueblos, generando sinergias con el «saber hacer» ya existente y apostando por modelos de desarrollo que se adapten a las circunstancias de cada municipio.

En este contexto es necesaria una mirada innovadora y sostenible y la digitalización resulta clave para el futuro del medio rural y de la sociedad en general. Además, apostar por una visión innovadora del sector primario es imprescindible para garantizar su eficiencia y el futuro del sector y el abastecimiento de alimentos de primera necesidad a una población cada vez más numerosa.

Se hacen necesarias herramientas que conecten la producción con la comercialización y la distribución de los productos, evitando intermediarios innecesarios y permitiendo que el beneficio revierta en el medio rural. En una sociedad digitalizada pueden surgir iniciativas interesantes para promover el consumo de proximidad y poner en contacto a productores y consumidores, como la plataforma digital de «Alimentos de Cantabria» desarrollada durante el Estado de Alarma por la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente a través de la Oficina de Calidad Alimentaria de Cantabria (Odeca).

La Ciencia avanza pero los avances tecnológicos no pueden quedarse en los centros de investigación o en las universidades, tienen que llegar a los actores del mundo rural y rentabilizarse. Con esta idea se creó en Castilla y León la Red de Innovación Rural de la que formé parte y si bien de momento es una iniciativa pionera, considero que bien llevada puede ser un modelo a replicar en distintas regiones, para detectar las necesidades del mundo rural «a pie de calle» y tratar de implementar soluciones, conectando dichas necesidades con los avances tecnológicos existentes.

- Por las consecuencias del Covid-19, parece que este va a ser la gran oportunidad de la economía circular y la bioeconomía ¿Qué retos observa que se plantean en esta nueva situación?

Los retos derivados de las consecuencias del Covid-19 no pueden desvincularse de los retos medioambientales a los que ya nos enfrentábamos previamente, entre ellos conservar la biodiversidad, cerrar los ciclos productivos mediante un aprovechamiento integral en los procesos, promover la producción y consumo local y fomentar las energías renovables.

Son necesarios por tanto nuevos modelos productivos, que tengan en cuenta un uso sostenible del territorio, desarrollar estrategias para un uso más eficiente de los recursos naturales, el aprovechamiento de los subproductos agrarios e industriales y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles.

La bioeconomía y la economía circular juegan un papel importante en este escenario y el mundo rural tiene mucho que aportar. La vida en los pueblos ha estado tradicionalmente ligada al concepto de economía circular, revalorizando los materiales y los recursos permitiendo que permanezcan en el sistema productivo el mayor tiempo posible y minimizando la generación de residuos. Por otra parte, el medio rural resulta decisivo en el suministro de materias primas y de recursos forestales y agroganaderos para generación de energía renovable, además de los importantes servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza a la sociedad en su conjunto.

Los retos a los que nos enfrentamos son enormes pero las oportunidades también lo son si sabemos aprovecharlas. El aumento de la conciencia ecológica y la educación ambiental junto con los avances científicos y tecnológicos pueden ser la clave para impulsar el cambio necesario.

Ángela Rodríguez Rubio es Ingeniera de montes por la Universidad de Valladolid y Máster en tecnologías avanzadas para el desarrollo agroforestal. Su vida profesional durante los últimos años se ha venido desarrollando entre Cantabria y Castilla y León, entrelazando experiencias laborales en distintos ámbitos, todos ellos con un denominador común que es el mundo rural y el medio ambiente.

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