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Mario Conde (d.), durante el juicio.
Una inocentada que no era tal

Una inocentada que no era tal

El agujero que Conde dejó en Banesto y le llevó a la cárcel

Amparo Estrada

Lunes, 11 de abril 2016, 12:55

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Ocurrió el Día de los Santos Inocentes y muchos pensaron que era una inocentada. El 28 de diciembre de 1993, el Banco de España intervino Banesto, uno de los cinco grandes bancos españoles de entonces que estaba presidido por Mario Conde. El agujero patrimonial que se descubrió en la entidad tras la intervención superaba los 3.644 millones de euros (más de 605.000 millones de pesetas de entonces) por la enorme morosidad oculta, aunque el examen posterior de la nueva administración del banco encabezada por Alfredo Sáenz los elevó hasta los 680.000 millones de pesetas. Hasta la actual crisis financiera y los escándalos que se están conociendo, la actuación de Mario Conde en Banesto era el paradigma de la mala gestión y administración bancaria delictiva.

Aquella mañana del 28 de diciembre, Banesto caía a plomo en la Bolsa por los rumores de intervención. No andaban desencaminados los inversores: una semana antes, el Banco de España había exigido un plan de saneamiento, en el que se reconocía una necesidad de provisiones de 265.000 millones de pesetas, a las que el banco no podía hacer frente. Y sólo dos días antes de los Santos Inocentes, el gobernador Luis Ángel Rojo se había reunido con los presidentes del Banco Santander (Emilio Botín), Banco Bilbao Vizcaya (Emilio Ybarra) y Popular (Luis Valls) para tratar la situación. Tras la intervención, Alfredo Sáez encabezó un equipo que se hizo cargo del saneamiento del banco, cuyo coste ascendió a 200.000 millones de pesetas con cargo al dinero público y a aportaciones del resto de entidades a través del Fondo de Garantía de Depósitos. En abril de 1994, el Banco de España subastó Banesto que fue adjudicado al Santander, que había ofrecido 313.476 millones de pesetas. También aquí se generó cierta polémica porque Emilio Botín no había firmado la página donde se especificaba la oferta de 762 pesetas por acción (frente a las 667 pesetas del BBV y las 566 de Argentaria). La compra de Banesto impulsó el liderazgo del grupo Santander. En 2012, Banesto fue definitivamente absorbido por el Santander y desapareció definitivamente su marca.

Mucho antes de eso, el supervisor bancario andaba ya mosqueado con la dirección de Banesto. Una inspección en 1992 puso de manifiesto los graves problemas de liquidez que tenía el banco y que los ingresos no generaban el margen necesario para cubrir las provisiones (gastos o pérdidas que se prevén en el futuro) que debía realizar. La altísima morosidad generada por la acelerada expansión del crédito en la que se había embarcado sin un adecuado control de riesgos en la Corporación Industrial hizo que el Banco de España le prohibiera dar más créditos a la corporación sin autorización del supervisor. El mosqueo se acentuaba porque Conde no era transparente con sus cuentas y, como se descubrió después, ocultaba y falseaba las cuentas.

Para cubrir sus problemas de liquidez y de solvencia, Conde había lanzado una macroampliación de capital de 130.000 millones de pesetas en mayo de 1993, un volumen de petición de dinero que hasta entonces no se conocía por parte de una empresa española. Quienes acudieron a aquella ampliación perdieron más de la mitad del dinero en poco tiempo, una situación que recuerda a la salida a Bolsa de Bankia, donde el valor de la acción cayó un 99%.

Mario Conde había llegado a Banesto en 1987 tras el pelotazo dado junto con Juan Abelló con la venta del Grupo Antibióticos por 58.000 millones de pesetas. Con lo ganado realizó una fuerte inversión en el banco convirtiéndose en uno de los principales accionistas individuales, lo que en breve le llevó a la presidencia de la entidad, algo que se demostró letal para el banco. Una Comisión del Congreso investigó su actuación al frente de Banesto y el juez instructor de la Audiencia Nacional le acusó de falsedad y apropiación indebida. Entre las operaciones concretas por las que fue condenado está el caso Argentia Trust, en el que se desviaron 600 millones de pesetas de Banesto. En 2002 fue condenado a 20 años de prisión y a devolver -junto con el resto de condenados- 7.000 millones de pesetas. Cumplió diez años y salió de la cárcel, adonde tras la detención de hoy puede que vuelva.

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