«Cantabria ha ido durante demasiado tiempo de pedigüeña»
El líder sindical aborda los últimos días en el cargo antes de jubilarse después de ocho años al frente de la organización en la Comunidad
Carlos Sánchez (Madrid, 1956) se encuentra estos días «recogiendo papeles». El secretario general de Comisiones Obreas en Cantabria apura los últimos sorbos de su vida ... laboral tras anunciar que no renovará mandato al frente del sindicato, que lidera desde 2015. Echando la vista atrás rememora a aquel joven de 14 años que empezó a trabajar de botones. En escasos días CC OO elegirá sucesor y Sánchez se jubilará después de 50 años cotizados.
–Ha estado al frente de CC OO en Cantabria durante ocho años, ¿cómo ha cambiado el sindicato en este tiempo?
–Hemos hecho, a nivel nacional, un debate fuerte para repensar el sindicato. El mundo del trabajo está cambiando muy deprisa. Nuevas profesiones y desafíos, por lo que hay que adaptarse a la realidad. El sindicato debe ser sobre todo útil. Seguimos en esa constante diatriba de mejorar. Nos hemos hecho más necesarios. Con la pandemia, los sindicatos en general nos hemos hecho muy necesarios. Nos tuvimos que reinventar en 48 horas desde que se declaró el estado de alarma para estar al servicio de la gente antes incluso de la catarata de ERTE que llegó. Creo que lo hemos hecho bien para seguir siendo necesarios, más con la que se viene. El trabajo en red, las nuevas plataformas digitales... La robotización y la digitalización no son una broma. Los sindicatos debemos estar vigilantes. Pasa igual con el teletrabajo. Está bien pero puede ser otra forma de esclavitud. Los avances no pueden convertirse en retrocesos en derechos. Creo que los sindicatos hemos abierto la mente.
–¿Y cómo ha evolucionado Cantabria en ese mismo periodo?
–Lamentablemente, no lo ha hecho como nos hubiera gustado. El mayor impulso hubiera sido tener un proyecto de región. Por ejemplo, el patrimonio forestal, hacer una apuesta en torno a estos recursos de madera sostenible y de calidad. Son cosas que no son de hoy para mañana, pero en todos los años de Democracia no se observan estrategias generales sobre nuestra riqueza natural. Seguimos sin saber muy bien dónde vamos. Cantabria es el uno y pico por ciento de casi todo en este país. Creo que eso nos ha acomplejado un poco. Nosotros en CC OO tenemos un mayor peso porcentual sobre la población activa en términos de afiliación. Eso lo tenemos que poner en valor. Cantabria tiene que apostar por los aspectos cualitativos, no sólo los cuantitativos. La política regional está dominada por el cortoplacismo, no se siembra para luego recoger. Sí que ha cambiado en la evolución del resto del país: en España hay mucha precariedad laboral, aquí más. La reconversión industrial de los 80 tuvo aquí un impacto especial. Hemos terciarizado mucho la economía por esa vía ante estas políticas estatales. Había que entrar en la Unión Europea, pero sin desmantelar nuestra industria. Cantabria ha ido durante demasiado tiempo de pedigüeña.
–¿Qué espina se lleva clavada tras estos dos mandatos al frente de CC OO?
–No haber sido capaz de construir ese gran Acuerdo por el Empleo que se anunció en 2015 con el Gobierno de coalición PRC-PSOE. Entonces Revilla convocó a patronal y sindicatos al día siguiente de las elecciones. Allí sentamos las bases para hacer una declaración por el Diálogo Social y un Acuerdo Marco por el Empleo y la Cohesión Social. Durante más de seis años eso no ha sido posible a pesar de que Revilla ha sido presidente y había ganado las elecciones por primera vez, con mayoría parlamentaria la coalición. Eso hubiera dado lugar a un modelo de desarrollo. Ahora hay una oportunidad con los Fondos Europeos y habrá que retomarlo. Van a llegar recursos que serán una gran oportunidad. Los sindicatos hemos hecho propuestas, con una gran unidad entre UGT y CC OO que pongo como gran valor y patrimonio de la clase trabajadora, pero se han quedado ahí. Debemos mirarnos en comunidades vecinas como Navarra o País Vasco, con alto peso del sector industrial. Y, por cierto, con salarios altos que no restan competitividad. No como aquí, que de manera muy vergonzosa se ha 'vendido' por parte del Gobierno que los salarios bajos son un elemento competitivo. No hay estrategias en ejes clave como industria, energía, investigación o economía circular.
Me llevo decepción en cosas concretas. Siempre hemos tenido choques con el Gobierno porque el Diálogo Social ha sido una mera palabra, a veces una foto. Si detrás no hay compromisos económicos las palabras son un brindis al sol. También lo opina la patronal. Los Presupuestos nunca han podido reconocerse en el Diálogo Social. Teníamos un acuerdo con Miguel Ángel Revilla en unos presupuestos: una Ley de Cláusulas Sociales para la contratación y subvenciones. Quedó en el tintero. Lo llevaba entonces Eva Díaz Tezanos. Desapareció ella y se esfumó el impulso. Otra era la creación de una Oficina Anticorrupción, Fraude y Economía Sumergida. Nos dijo que sí, pero le precisamos que tendría que estar adscrita al Parlamento y ser independiente del Ejecutivo. No sabemos en qué cajón habrá quedado.
–¿Cuál debe ser el modelo productivo futuro de Cantabria?
–Se hacen demasiadas cosas y no nos centramos en cuatro objetivos centrales que sean tractores para los demás. Muchas veces son cuestiones repetitivas. Nunca hemos sido capaces de firmar un Plan de Empleo, incluso con una persona con cierta sensibilidad con el mundo sindical, como es la consejera (Ana Belén Álvarez). Me voy insatisfecho, no lo niego. Luego está que el Gobierno no vive como nosotros el Diálogo Social, lo utiliza porque le decora la foto. Creo que se están dando pasos que pueden ponerlo en entredicho. Lo más reciente, esta Alianza por la Industria, que es un brindis al sol. Está tan vacía de contenido que hay eco. Es una ocurrencia del consejero –Javier López Marcano– que devalúa el Diálogo Social. Lo que era una alianza para defender la industria electrointensiva ha mutado a una cosa general que es mera propaganda. Se tendrá que redefinir, no queda otra.
Sobre el modelo productivo futuro, hay que aprovechar la capacidad instalada. El sector de la automoción es muy importante, en especial en la industria auxiliar y de componentes. Está en plena transformación y Cantabria no tendría que desaprovecharlo. Sería buen momento para poder utilizar los Fondos Europeos pero, lo digo aquí, de los proyectos del Gobierno regional no conocemos nada, sólo los títulos. Se le ha dicho en más de una ocasión al presidente: qué tiempos, qué plazos, qué sectores... Hay que elegir sobre áreas estratégicas para apostar. Hay que reorientar, sobre todo si vamos hacia el objetivo de que la industria alcance el 25% del PIB. Debemos apostar también por los clústeres, ya que una de nuestras debilidades es la atomización empresarial, la muy pequeña pyme. El sector de la alimentación también es clave, pero transformando los productos para ganar valor añadido. La economía circular, también. En cuanto a infraestructuras, no se debe descartar el espacio de transporte europeo. Tenemos que estar en la revisión futura para la Red Transatlántica. Debemos apostar por Europa y la Y vasca.
–¿Qué papel tiene que jugar la Administración en este proceso de reconstrucción?
–Lo primero, que tenga las cosas claras. Llama mucho la atención que hable de digitalización y se encuentre con equipos obsoletos. Es un problema. Eso lo tenían que haber hecho antes. Además, formar al personal, algo clave. Tenemos pocos empleados públicos, aunque no lo parezca.
–Ahora que otea la jubilación, ¿ve sostenible el sistema de pensiones?
–Estamos cerrando un acuerdo con el Gobierno nacional. Yo lo veo en positivo el futuro, pero siempre manteniendo la tensión. El sistema siempre está sujeto a ataques. Siempre que ha habido problemas económicos siempre se ha tocado en la parte débil, en las pensiones y en las prestaciones sociales. Las medidas que se anunciaron como coyunturales realmente se convirtieron en estructurales.
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