«Los clientes de allí no saben si los productos pasarán la frontera y las petroleras dejan de comprar»
La cántabra Cisternas Cobo lleva cerca de 15 años haciendo negocio en Rusia y ya vivió una situación 'similar' en 2014
La problemática de un conflicto armado en el este de Europa, así como las propias peculiaridades del mercado e idiosincrasia rusas, no son nuevas ... para Cisternas Cobo, la empresa cántabra especializada en la producción de depósitos de combustible. La organización con fábrica en Guarnizo lleva casi 15 años, desde 2007 aproximadamente, vendiendo en el país soviético, aunque en los últimos años el flujo comercial ha variado y, a la postre, ha caído.
Sin embargo, la organización explica cómo está viviendo ahora el conflicto bélico, con varios contratos que se estaban negociando y que a día de hoy quedan en 'standby'. Más aún, Cobo echa la vista atrás y rememora los hechos acaecidos en 2014, con otro ataque ruso en la zona de Crimea que también llevó a un bloqueo comercial. «En una situación como la actual los clientes de allí, aunque paguen el producto, no saben si este pasará la frontera. Además, las grandes compañías petroleras están en parte participadas por el Estado, por lo que tienen orden de dejar de comprar al extranjero y fomentar la producción interior».
Así lo explica Fernando Gomis García, responsable de la división en Reino Unido -donde el Grupo acaba de ser reconocido como la mejor cisterna del país- y conocedor del negocio internacional de la empresa. «Hemos tenido varios tipos de modelo de negocio en Rusia. Lo que allí funciona es tener un socio local que te introduzca y conozca todos los procedimientos burocráticos y, aunque no lo parezca en pleno siglo XXI, algunas 'corruptelas'. Hay que estar bien conectado para que te adjudiquen un contrato», comienza.
La empresa con fábrica en Guarnizo tuvo incluso filial en el país soviético, que abandonó en 2015 por cuestiones estratégicas
El Grupo Cobo, dirigido en la actualidad por Federico Cobo San Miguel y Fernando Gomis Galán, tuvo una filial, Cobo Rus, hasta 2015, cuando se salieron del accionariado por cuestiones estratégicas, en el sentido de que nuevas líneas de negocio, así como contratos en el ámbito de defensa en la esfera occidental, podían verse perjudicados por contar con una sociedad en territorio de Vladimir Putin.
Gomis García recuerda que «la cosa ya se puso un poco difícil en 2015. Hasta entonces habíamos operado con un modelo en el que teníamos la mitad de la empresa y la otra parte era de un socio local. Nos deshicimos de nuestra parte y ahora operamos con el mismo socio, pero él con su empresa independiente».
Cerca de 15 años en que Cobo ha vendido unas 120 cisternas en Rusia. Con esa experiencia, «hay dos factores. Es un país con una frontera un poco permeable. Luego, desde 2014 y la anterior guerra, el rublo es muy inestable. Tenemos dos tipos de clientes. Individuos particulares con sus empresas que nos compran las cisternas. Han perdido mucho poder adquisitivo por la devaluación. Después, las petroleras, que cuando hay sanciones como reprimenda no compran en el extranjero».
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