Enrique Conde
El portavoz de la patronal admite su preocupación por cuestiones como el suelo industrial y la energía de cara a captar grandes inversiones
Tanto la legislatura actual como el segundo mandato de Enrique Conde al frente de CEOE-Cepyme Cantabria encaran los últimos trimestres de actividad. El presidente ... de la patronal, que admite que aún no ha hablado con su Comité sobre la posibilidad de optar a la reelección en 2027, tiene claro que la región aún debe acelerar el paso en cuestiones como la fiscalidad, la energía y la mayor agilidad administrativa para equilibrar la balanza de la competitividad con otros territorios cercanos.
–La presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, ha avanzado públicamente que hay proyectos para instalarse en la comunidad que superan en su conjunto los 7.700 millones. ¿Perciben ustedes ese interés inversor hacia la región?
–Sí existe ese apetito inversor. Cantabria es una plaza que interesa mucho por su ubicación y, posiblemente, por la tranquilidad que existe. Pero, por otra parte, cuando ese apetito inversor llega a Cantabria y empieza a toparse con el tema fiscal y de tramitación se choca contra una pared. Conocemos proyectos que han querido estar en la región y simplemente por cuestión impositiva se ven obligados a tener la sede fiscal en País Vasco. Empiezan por la sede fiscal y finalmente se acaban yendo a una comunidad limítrofe. Hablamos de País Vasco pero cuidado también con Castilla y León y provincias como Burgos, que lo están haciendo muy bien.
–¿No ha avanzado Cantabria con la reforma tributaria impulsada por el Gobierno autonómico y la nueva Ley de Simplificación Administrativa?
–Entendemos que la estrategia del Gobierno es buena. Lo que ocurre es que la aplicación de la misma nos resulta muy lenta, primero a nivel empresarial y ahora incluso también para los ciudadanos. El mejor ejemplo es el del suelo industrial, que para tramitarlo se necesita en algunos casos varios ejercicios. Si tú llegas hace dos años al Gobierno y te encuentras con que no hay suelo industrial, la capacidad para generarlo no es inmediata, aunque quieras. De ahí que cuando se anuncian grandes proyectos lo vivamos con ansiedad porque nos interesa que se instalen en Cantabria y que puedan ejercer su efecto tractor, pero tenemos nuestras dudas de cómo va a estar esa superficie industrial cuando llegue el momento en que se necesite. La otra gran duda es si tenemos capacidad energética para sostener esos proyectos. Ahora mismo hay un momento importante de falta de energía en Cantabria y eso nos preocupa.
«La sensación del mundo empresarial es que se ha perdido esa oportunidad viendo su potencial»
«El 50% de la recaudación del Gobierno viene de las compañías y eso no tiene sentido»
–¿Cómo valora el momento económico que atraviesa la región?
–La economía privada y la empresa están tirando de Cantabria. Sí es cierto que notamos un cierto dopaje por parte del Gobierno con los fondos Next Generation, y después hay mucha contratación e inversión pública. Entendemos que va a llegar un momento en que no va a poder sostenerse y se va a notar ese dopaje. Es cierto que no existe un gran comercio exterior en Cantabria ni tampoco inversión extranjera, aunque este año parece ser que hay algo más de esta última. Por ello, nuestra economía depende excesivamente de lo que tenemos: básicamente industria, construcción y turismo, pendientes de fluctuaciones que no son estrategia pura y dura del Gobierno regional.
–Ha mencionado los fondos europeos. ¿Se están aprovechando bien o son una oportunidad perdida?
–Es una pregunta complicada. La sensación del mundo empresarial es que se ha perdido esa oportunidad viendo el potencial que tenían. Un ejemplo que ya hemos mencionado públicamente es el de Solvay, que recibió fondos en países como Francia y ya lleva tiempo ejecutando sus proyectos. Aquí todo va más lento desde el Gobierno central y con las cosas poco claras. Creo que hay que elegir la economía en qué quieres invertir. No vale ir a por todo, así que no vemos cómo se pueden bajar esos fondos a la economía del día a día.
–¿Qué sectores cree que pueden tirar de la economía cántabra y cuáles son los que más le preocupan?
–Estamos insistiendo en sectores como el TIC porque entendemos que ahora mismo es un sector que no solamente tira de sí mismo, sino que va a tirar de todas las empresas de Cantabria. Confiamos mucho en el sector agroalimentario pero bien ordenado y unido. Desde la CEOE entendemos que la base de todo es que todos tengamos en la cabeza hacia dónde queremos dirigirnos. Para el cambio de modelo productivo no sólo hay que hablar, sino actuar y elegir sectores. Ahora está al alza el sector de defensa, por lo que hay que intentar transformar nuestras empresas para meterse en esa rueda porque la pura realidad es que ahora mismo la industria también es un sector en Cantabria que depende de muchos factores externos en los que no pueden influir las compañías de aquí. Pienso que una industria que tiene un peso importante en el sector automóvil es una industria con mucha incertidumbre actualmente. Después la construcción es un sector que avanza en Cantabria, con un peso importante pero que está muy limitada. Por otro lado, creemos en el turismo pero lo vemos como un sector que tiene que industrializarse de alguna forma y que tiene dos puntos que son supermanidos por todo el mundo pero necesarios: desestacionalizarlo y ocupar espacio del interior. Ahí creo que hay que contar con todos los sectores.
–Ha mencionado «la pared» con la que se topan los inversores externos que quieren avanzar en Cantabria. ¿Cuál es ahora mismo el principal obstáculo de las compañías locales para desarrollar su actividad?
–El absentismo ha escalado en nuestra lista de preocupaciones en los últimos años desde el cuarto o quinto puesto hasta el primero en la actualidad. Cantabria está en la primera posición a nivel nacional con el 9,2% –según Randstad–, lo que merma totalmente la productividad y la competitividad de nuestras empresas. Creo que es un asunto que hay que atacarlo siendo sinceros con la situación que tenemos, con unas administraciones y un sistema que lastran precisamente la capacidad para reducir ese absentismo. Hablamos de gestión pura y dura. Luego hay otros detalles que también hay que abordar: el otro día el propio Diario Montañés hablaba de que el 5% de los absentistas provoca prácticamente el 50% del absentismo que tenemos en Cantabria. Son cosas que al final no son buenas para los trabajadores, para los compañeros de esa persona que es absentista, ni tampoco para las compañías. Posiblemente sea una cuestión más de coordinación de la Seguridad Social. Hay que darle más protagonismo a las entidades colaboradoras como las mutuas para que de alguna forma tengamos un sistema mucho más ágil.
–En entrevistas anteriores mencionaba cierto 'hartazgo' por parte del empresariado local y ganas de 'tirar la toalla' y jubilarse. ¿Hay relevo suficiente?
–La pura realidad es que la empresa ahora mismo está en desacuerdo con las medidas que se están tomando desde el Gobierno central en relación con casi todos estos aspectos que acabamos de comentar y que no son buenos para el empresario ni su competitividad. El 50% de los impuestos que recauda el Ejecutivo de forma directa o indirecta viene de las compañías y eso no tiene sentido. La gente tiene que saber de dónde salen los impuestos porque nosotros pagamos prácticamente el doble por una persona, mientras que la mitad de su sueldo se lo lleva el Estado y eso creo que la gente lo tiene que conocer. El empresariado sigue teniendo cierta desidia porque vemos compañías con ebitdas que merecen la pena y sin embargo el empresario se siente castigado y está cansado de aguantar toda esa presión que hay por parte del Gobierno central. Entonces claro que las nuevas generaciones, muchas, no se plantean la empresa como una de sus funciones vitales cuando precisamente ser empresario es una de las cosas más bonitas que puede haber.
–No obstante, aún hay referentes como los que han reconocido el viernes en los Premios CEOE (Bondalti, Acorde y Mutua Montañesa).
–Los premios van enfocados precisamente a esa relación con la sociedad. La calidad en el empleo, el compromiso social y las inversiones relevantes que redundan en la región. Creo que los premiados son buenos ejemplos de ello.
–¿Cómo valora la relación con el Gobierno cántabro y con los sindicatos?
–Hay una cabeza, que es la presidenta, que tiene muy clara la estrategia con la empresa, que es ni más ni menos que ayudarla y no ponerle palos en la rueda. Hay cuestiones que ya con equipos de trabajo deben hacerse con mucha mayor celeridad como la simplificación administrativa y los tiempos de tramitación. Respecto al Diálogo Social, no hemos tenido muchas reuniones, es la pura realidad. No es mala la relación, al revés, es buena, pero por unos motivos y por otros no hemos conseguido llevar esa relación a hechos concretos. Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión, pero los sindicatos a veces se ven influenciados políticamente más de lo que deberían estar.
–En una frase, ¿cuál sería su prioridad para 2026?
–Qué buena pregunta... (Piensa). Diría que la unión entre la realidad de las empresas y la gestión del Gobierno.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión