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La logística y la alimentación no paran su actividad, pero enfrentan grandes retos

La logística y la alimentación no paran su actividad, pero enfrentan grandes retos

El sector sigue funcionando como «necesaria correa de transmisión», pero sus trabajadores asumen un importante riesgo

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Domingo, 29 de marzo 2020, 00:09

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Para que un país empiece a funcionar tras el desastre es prioritario que no se haya destruido el tejido empresarial. Más allá del cierre de cientos de empresas que se produzca cuando acabe la crisis que ya prevén los analistas, hay otras que saldrán beneficiadas -aunque con cargas a sus espaldas- de esta coyuntura. Y es que el sector que ha tomado más importancia en esta crisis, solo por detrás del sanitario, es el de la cadena de suministro, es decir, transportistas, distribución y supermercados.

Pero no es fácil. La situación actual está planteando enormes retos a sus trabajadores para abastecer al país. «En el actual escenario el sector de transportes y logística sigue funcionando como necesaria correa de transmisión para proveer de servicios esenciales a los ciudadanos de todo el mundo», detalla Miquel Serracanta, director de Cadenas de Suministro en EAE Business School.

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En este momento todos los segmentos de la cadena son importantes «hayan sido o no valorados anteriormente», porque si falla un eslabón, los productos no llegan a su destino «Todos los actores adquieren más importancia, desde las personas que gestionan la planificación de los transportes frente a un ordenador hasta los cajeros de las tiendas, pasando por los mozos de almacén, reponedores o transportistas». En su opinión, los enormes retos operativos que plantea la gestión del día a día en esta crisis demuestran la necesidad de «colaboración, comunicación y coordinación» entre empresas y profesionales.

El transporte, sin descanso

Un punto de mejora es el denominado efecto látigo: cuando se producen aumentos excepcionales de la demanda final, éstos se magnifican para los proveedores cuanto más lejos están del cliente final de la cadena por el efecto multiplicador de los stocks en ellos. «Esto es debido a que, cuando a los ciudadanos se les confina en casa, cada persona decide actuar para autoprotegerse a sí misma y a los suyos, algunas veces incluso en contra del bien común», señala el experto.

Actualmente el transporte se mueve en la base de la resolución del 13 de marzo de la DGT, por la que se exceptúa de forma temporal el cumplimiento de las normas de tiempos de conducción y descanso en el transporte de mercancías. Con ello se flexibilizan los tiempos de trabajo de los conductores profesionales para garantizar el suministro de alimentos, material sanitario y medicamentos, entre otros esenciales. Esta resolución, sin embargo, no realiza ningún cambio en otros detalles más operativos, por lo que las empresas transportistas y operadores «han ido generando sus propios criterios sobre los que siguen funcionando».

El problema del trabajo sin descanso es que los transportistas asumen más riesgos para su propia vida, además del peligro de contagio al estar en contacto con otros operadores porque aún manejan documentación en formato papel.

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