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Rosario Arredondo se enfrenta con ánimo a la presidencia del Inlac. Celedonio Martínez
«Voy a seguir peleando para que los jóvenes puedan vivir del ganado de leche»

«Voy a seguir peleando para que los jóvenes puedan vivir del ganado de leche»

La ganadera y sindicalista Rosario Arredondo Gómez, Presidenta de la Interprofesional Láctea (Inlac), afirma que hay que lograr que se pague un precio de la leche justo, por encima de los costes de producción reivindicación

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Lunes, 10 de diciembre 2018, 07:31

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Cantabria sigue perdiendo ganaderos y puestos como región productora de leche. El fin de las cuotas no ha ayudado mucho y la dinámica favorece la creación de grandes granjas en contra de las tradicionales explotaciones familiares típicas de la región. Sin embargo, en este panorama sombrío se ha producido una noticia importante: Rosario Arredondo, Charo, ganadera y sindicalista de Soba, ha llegado a la presidencia de la organización Interprofesional Láctea (que reúne a productores e industria). Desde este organismo, al igual que desde su sindicato UGAM-COAG, está dispuesta a seguir peleando para que los ganaderos sean importantes para la economía regional y nacional.

Arredondo (La Revilla de Soba. 1957) encara su nuevo puesto con optimismo, a pesar de que es consciente de que el sector se enfrenta a un cierto desánimo tras muchos años de lucha y decepciones. Seguirá viajando a Madrid, pero sin olvidar levantarse a las seis de la mañana para ordeñar sus vacas (SAT Horneo). Reconoce que compartir las tareas de la explotación con su marido, con su hija y su yerno es un aliciente para seguir siendo ganadera e incluso vislumbra la posibilidad de que sus nietas puedan seguir con esta tradición familiar.

–¿Que supone el nuevo cargo?

–La verdad es que llevo en la dirección del Inlac diez años. He sido vocal y secretaria y ahora me llega la presidencia. Aunque yo soy dirigente de UGAM-COAG ahora tengo claro que desde mi nueva posición tengo que representar a todos.

–¿Cuán van a ser sus principales reivindicaciones ?

–Parto del hecho de que el acuerdo lácteo que se firmó en su día, y que no fue aceptado por mi organización, no ha servido para nada. La industria sigue teniendo el poder y si no aceptas el contrato que te ofrecen puedes exponerte a que no te recojan la leche. Lo que tenemos que lograr es que se regule la cadena de valor y que el ganadero llegue a cobrar, al menos, el coste de la producción. Si no conseguimos, los ganaderos cada vez seremos menos y esto solo se puede frenar si se puede vivir de la producción láctea teniendo en cuenta que estas explotaciones fijan a la población en el medio rural y contribuyen a la conservación del mismo.

–No parece que las medidas para el relevo generacional estén funcionando,..

–Lo primero que me gustaría decir es que hay jóvenes interesados en seguir con las explotaciones ganaderas o empezar en la actividad. Las ayudas sirven para comenzar pero, luego, con los precios que se pagan por la leche no se cubre el coste y mucho menos se puede pagar la hipoteca. En Cantabria, la media de edad de los ganaderos está en 50-55 años. Sin embargo, hay jóvenes con vocación, pero se enfrentan a aceptar una vida dura sin tener claro el futuro. Si ven que sus padres están arruinados, ¿cómo van a querer seguir por este camino? Empiezan, pero en uno o dos años lo dejan por no poder pagar la hipoteca.

–¿Y qué se puede hacer?

–Las ayudas son un poco engaño porque les hacen pensar que va a ser fácil salir adelante, pero los costes de producción y el pago de la hipoteca no se compensan con lo que les pagan por la leche. Yo voy a seguir peleando para que los jóvenes puedan vivir de la ganadería y para ello la única solución es que el precio de la leche sea justo y, desde luego, cubra lo que cuesta producirlo.

–¿Qué se paga por la leche fresca?

–En Cantabria se están pagando unos 31 céntimos de euro por litro de media, pero hay temporadas que no pasa de los 28 o 29 céntimos y el coste producción supera los 30 céntimos, es de unos 35 céntimos. En el resto de Europa se está pagando a unos 37 o 38 céntimos el litro y, además, tienen la posibilidad de la venta directa. Conozco explotaciones en las que además de la leche, producen queso y yogur y los venden directamente e incluso tienen pequeñas piscifactorías para complementar la economía de la granja familiar. Los ganaderos no queremos vivir de las ayudas sino que se pague un precio justo y que se valore la importancia de nuestro papel en el medio rural.

–¿Por qué en Cantabria no se han hecho mejor las cosas en el sector lácteo?

–Hemos fallado mucho en no sabernos organizar mejor en cooperativas y en lograr que se mantenga la industria regional e incluso una actividad importante como el mercado de ganado de Torrelavega podría estar mejor. Las cooperativas se empezaron con mucha ilusión, pero ahora solo funcionan tres. Yo fui la primera mujer en presidir una cooperativa en la región (Valles Unidos del Asón) y durante un tiempo funcionó bien, pero luego... Es una región que tiene muchas posibilidades, pero no se han sabido aprovechar y cada vez somos menos ganaderos. La última cifra indica que unos 1.200 y, si no se hace nada, va a seguir bajando. De ahí que sea imprescindible mejorar las condiciones para que se produzca el relevo generacional. Para ello no se pueden seguir despoblando las zonas rurales. Mis dos nietas no tienen niños con los que jugar.

– ¿Qué debería hacerse para frenar la sangría de ganaderos y la despoblación?

–Tenemos que apostar por la diversificación. Vender leche de pastos, ecológica y avanzar en la venta de quesos y otros productos. Esto ya se hace en otras zonas y en muchos países europeos en los que, además, se permite la venta directa que en España es casi imposible. Para ello se necesitan cooperativas en la región que elaboren estos productos y los comercialicen. La idea clara es que la leche de Cantabria tiene prestigio desde hace años y es buena. Esto hay que saberlo vender.

– Sin embargo el consumo de leche y productos lácteos baja...

–La verdad es que no entiendo las campañas que parecen existir para decir que la leche y sus derivados son malos. Han sido parte importante de la alimentación. Precisamente desde el Inlac vamos a comenzar en enero la campaña para fomentar el consumo de lácteos. La idea es responder al bulo de que la leche es perjudicial.

– ¿Qué va a plantear desde el Inlac para defender al sector lácteo?

–Necesitamos una regulación en la que quede claro la importancia de las explotaciones familiares y se tenga en cuenta que es la mejor manera de fijar a la población en el medio rural y, por tanto, conservar las actuales praderas. Estas zonas se pueden deteriorar claramente si los ganaderos seguimos desapareciendo. Hay proyectos de macroexplotaciones, como la prevista en Soria (Noviercas), que nos preocupan por la deslocalización de la producción. Además, está el poder que tiene la industria a la hora de realizar los contratos. Hay que garantizar que se va a seguir recogiendo la leche a todos los ganaderos. En la Interprofesional Láctea tenemos diferentes posturas tanto desde las organizaciones sindicales y en la industria pero hay que llegar a un compromiso para defender al sector e insistir en que el acuerdo lácteo no ha servido a sus fines porque la cadena de sostenibilidad que diseñaba no se ha visto.

– ¿ Y qué ha supuesto la desaparición de las cuotas lácteas?

–Se suponía que la desaparición de las cuotas iba a ser mejor para el sector, pero ha supuesto más deslocalización y más poder para la industria. Ahora hay más riesgo de que no te vengan a recoger la leche y los contratos no fijan el precio de la leche justo para cubrir los costes. Dije muchas veces que no se quitasen las cuotas, que nos iba a repercutir mucho, y me contestaban que no, que así podríamos producir lo que quisiésemos. Yo sabía que llegados a ese punto nos pagarían mucho menos, pero no me hicieron caso. Podían haber creído en mí, que lo estoy viviendo, pero no hubo manera. Ahora vuelven a decir que sobra leche, que no hay consumo.

– Pese a la difícil situación no han vuelto las movilizaciones de los ganaderos...

–Estamos al libre albedrío de lo que decidan las industrias, incluso si la decisión puede ser que no nos recogen la leche, pero sindicalmente llamas a una movilización y no se mueve nadie. Me preocupa esta apatía porque se han llevado a cabo muchas movilizaciones y se han logrado cosas como, por ejemplo, que no se utilice el precio de la leche como reclamo en las grandes superficies. Ahora la pelea es parar la desaparición de los ganaderos y para ello es necesario el precio justo de la leche.

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