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Un médico militar protagoniza el último tiroteo en EE UU

Un médico militar protagoniza el último tiroteo en EE UU

El asesino disparó contra dos compañeros de la marina en unas instalaciones adheridas a la base militar de Fort Detrick en la ciudad de Frederick

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 6 de abril 2021, 22:14

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Un salón de masajes de Atlanta (Georgia). Un supermercado de Boulder (Colorado). Una inmobiliaria de Orange (California). Este martes, una base militar de Frederick (Maryland). «Por desgracia parece que pasa todos los días, lo único que podemos hacer, tanto en las fuerzas armadas como en los cuerpos civiles, es evaluar nuestra capacidad de respuesta y asegurarnos de que estamos preparados para proteger a la comunidad», dijo este martes con resignación Jason Lando, jefe de policía de Frederick.

El protagonista, Fantahun Girma Woldesenbet, nombre de origen etíope, era un médico militar de 38 años que empezó el día temprano disparando contra dos compañeros de la marina en unas instalaciones adheridas a la base militar de Fort Detrick en la ciudad de Frederick, donde vivía, a una hora de Washington DC. Su reacción, correr a refugiarse a la base militar en la que trabajaba, solo que la policía fue más rápida que él en dar la descripción del coche y el sospechoso fue retenido en la barrera de seguridad mientras revisaban el coche en busca de armas.

El asesino debió comprender que le habían descubierto, por lo que pisó el acelerador y avanzó a toda velocidad hacia el interior de la base, donde fue abatido a tiros, convirtiéndose en la única víctima mortal de la jornada, por el momento. Una de sus víctimas ha sido dada de alta, pero la otra se encuentra en estado crítico. Con ese balance, el suceso ni siquiera cualifica para tiroteo masivo, que en EE UU se define con un mínimo de cuatro muertos. El arma utilizada fue un rifle, sin que se haya hecho público el calibre, pero el general Michael Tally aseguró que el cargo del militar no implicaba portar armas.

La policía no ha querido especular sobre los motivos, «hay medio centenar de investigadores tratando de responder precisamente a esa pregunta», se disculpó el Lando, pero nada lo asocia a un presunto atentado islámico, que es lo único que desata ya las alarmas en EE UU cuando se habla de un tiroteo. En Atlanta fue un adicto al sexo que intentaba acabar con el objeto de su deseo, mujeres asiáticas. En Boulder, un inmigrante sirio que sufría de paranoias. En Orange, una vendetta personal contra el socio y su familia. El presidente Joe Biden tiene sobre la mesa la obligación de proponer alguna medida para el control de armas, pero nadie tiene las esperanzas puestas en ello.

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