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La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, fuerza un aplauso de burla durante el discurso de Trump. REUTERS

Trump traslada su 'show' al Congreso

49 millones de espectadores dan al presidente un récord de audiencia con un discurso vacío de iniciativas de gobierno

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Jueves, 7 de febrero 2019, 00:36

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Sólo el 37% de los estadounidenses aprueba la gestión de Donald Trump, según la encuesta que publicó el martes YouGov, pero no hay duda de que hasta los que lo aborrecen lo consideran más entretenido que ningún otro presidente. El martes por la noche, en su segundo discurso sobre el estado de la Unión, lo hicieron héroe de la parrilla televisiva al batir su propio récord de audiencia ¡con un discurso ante el Congreso!

Mark Burnett, el genio televisivo que lo fichó para producir 'The Apprentice', debía de estar fuera de sí. Con la primera gran final de ese 'reality show' que batió récord de audiencia obtuvo 28,1 millones de espectadores. El discurso del martes tuvo 49 millones de espectadores, casi el doble que los Oscar.

Estos números explican por qué el 'show' de Trump en la Casa Blanca cuenta con el incondicional patrocinio del Partido Republicano, cuyos políticos aguantan lo que haga falta por miedo a perder su asiento en las próximas elecciones. «¡Gran discurso!», le aplaudían al salir. Ya lo predijo el difunto senador John McCain, que no vivió para ver la profecía. «John, ¿cuándo van a empezar a criticarlo?», recuerda la exsenadora Claire McCaskill que le preguntó un día. «Probablemente cuando sus 'ratings' bajen del 35%». Para eso falta mucho, porque ayer ya pasaba del 40% en la media de Fivethirtyeight, superado el bache del cierre del Gobierno más largo de la historia, que sólo le costó dos puntos.

«¡Aplícate el cuento!»

A Trump no se le pasó el dato. Por eso el martes ni mencionó ese bache que le costó un resbalón de popularidad. El 'showman' que gobierna el país fue menos irreverente que de costumbre en ese momento presidenciable que la portavoz del Congreso, Nancy Pelosi, aguantó como rehén hasta que aceptó reabrir la Administración. El martes la madame del Congreso le robó también el momento más viral de la jornada, demostrando ante las cámaras que sabe manejarle mejor de lo que nadie esperaba.

Condenada a estar en cámara durante la casi hora y media que duró el discurso, Pelosi aguantó la presión de escuchar tantas mentiras, exageraciones y disparates con ocasionales muecas de incredulidad, caras de póker y cejas arqueadas. Fue cuando le oyó decir que «tenemos que rechazar las políticas de venganza, resistencia y desquites para abrazar la cooperación potencial sin fronteras, el acuerdo y el bien común» cuando ya no se pudo aguantar. Se levantó del asiento y le aplaudió en la nuca con tanta efusión que Trump se volvió a mirarla sorprendido. Justo en ese momento en que la mirad de ambos se cruzaba, Pelosi le hizo una mueca de complicidad socarrona que parecía decir «¡Pues aplícate el cuento!», e Internet explotó. Al amanecer la foto que capturó esa risita torcida se había mencionado más de 200.000 veces en Twitter.

Un centenar de legisladoras han vestido de blanco.
Un centenar de legisladoras han vestido de blanco. Afp

Le seguía en la galería de muecas el senador Bernie Sanders cuando Trump le comparó tácitamente con Nicolás Maduro y dijo estar «alarmado» por los «nuevos intentos» de introducir el socialismo en EE UU donde, prometió, «¡América nunca será un país socialista». Todos se habían convertido sin saberlo en personajes de su 'reality show', televisado en directo por todas las cadenas, aunque fueron las mujeres demócratas las que más partido supieron sacarle.

Vestidas de blanco en honor a las sufragistas de 1913 que lo convirtieron en símbolo del reclamo femenino, las congresistas que han estrenado cargo en las elecciones de noviembre le robaron el juego. Llegaron al Congreso cabalgando la ola anti Trump y el empoderamiento del #MeToo, pero cuando su bestia negra presumió de que haya más mujeres que nunca en el Congreso, un siglo después de que obtuvieran el derecho al voto, lo celebraron con algarabía y alharacas, riéndose en su cara, sin que él entendiese aún que no le daban las gracias.

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