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ATLAS ESPAÑA
Domingo, 7 de julio 2019, 14:35
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Alexis Tsipras, el radical de izquierdas descorbatado que alarmaba a sus socios europeos, es hoy un socialdemócrata involucrado en el reparto de cargos de la Unión. Bastaron solo unos meses al frente del gobierno griego para que hace 4 años se diera de bruces con la realidad. Aquel que prometió acabar con la corrupción y plantar cara a la austeridad, terminaría claudicando ante Bruselas.No solo tuvo que tragar con el rescate, sino que lo hizo con unas condiciones aún más duras que las rechazadas en referéndum, la baza con que trató de echar un pulso a los acreedores. En el camino se quedó su ministro estrella, Yanis Varoufakis. Sin embargo, Tsipras, tras aplicar los recortes y sacrificios impuestos por la Unión Europea, ha podido sanear las finanzas públicas, permitiendo a Grecia quitarse la tutela de la Troika y crecer ligeramente.No pudo cumplir su promesa de una nueva Europa, aunque en el legado de Tsipras queda, eso sí, el fin de un litigio histórico: el del nombre de Macedonia del Norte. El acuerdo con el país vecino fue, desde fuera, percibido como hito merecedor del Nobel de la paz, pero en casa, como otra gran claudicación.Por eso, con el nacionalismo encendido, muchos griegos quieren castigarle en las urnas, además de por la austeridad, por lo que consideran esta otra traición al país.
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