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El ultraderechista Jimmie Akesson reacciona al conocer los resultados. Foto: Reuters | Vídeo: Atlas

La ultraderecha avanza en Suecia con un respaldo menor del esperado

Izquierda y oposición empatan en el primer lugar en las elecciones del país escandinavo

COLPISA / AFP

Estocolmo (Suecia)

Domingo, 9 de septiembre 2018

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Suecia parecía resistir el domingo a la fiebre nacionalista que recorre Europa a caballo de la crisis migratoria tras unas legislativas cruciales en las que la socialdemocracia y la derecha moderada se repartían 143 diputados cada una -insuficientes para formar gobierno- y la ultraderecha avanzaba aunque menos que lo esperado.

Ni la gobernante socialdemocracia del primer ministro y ex obrero metalúrgico Stefan Lofven y sus aliados ecologistas, ni los conservadores de Moderate y los democristianos estaban en condiciones de formar gobierno escrutados el 85% de los distritos. De acuerdo con estos resultados, se anticipan intensas negociaciones para tratar de formar gobierno entre socialdemócratas y ecologistas de un lado con el centro y derecha moderada en el otro.

La socialdemocracia obtenía 28,3% de votos -3% menos que hace cuatro años- mientras los conservadores de Ulf Kristersson sumaban 19,8% de sufragios, con una caída similar, En cuanto a la ultraderecha del Partido de los Demócratas, al que sondeos anticipan que iba a obtener 20 o incluso 25% de sufragios, los resultados parciales le adjudican 17,9, lo que de todas formas implica un progreso de 4 puntos respecto de 2014.

«Somos los grandes ganadores de esta elección (...) Vamos a ejercer una influencia real sobre la política sueca», dijo el líder del ultraderechista Partido de los Demócratas, Jimmie Akesson, que había hecho campaña denunciando la llegada de centenares de miles de solicitantes de asilo como una amenaza «cultural». El primer ministro había presentado estas legislativas como un «referéndum para el Estado providencia», mientras que la extrema derecha los convirtió en un plebiscito contra su política de inmigración y de integración.

El primer ministro sueco invitó a la oposición a dialogar. «Está claro que nadie logró la mayoría, por lo que es natural tener una cooperación entre bloques», dijo Löfven a sus seguidores, cuando su agrupación parecía contar con un escaño de ventaja respecto a la oposición de centro-derecha, con los votos de 99,8% de los distritos escrutados.

El camino

Según el primer ministro sueco, exobrero metalúrgico de 61 años, «los socialdemócratas, y un gobierno conducido por éstos, son la garantía de que los Demócratas de Suecia, un partido extremista y racista, no tengan influencia en el ejecutivo», declaró el domingo tras votar. El líder de la extrema derecha, Jimmie akesson, votó en la alcaldía de Estocolmo y una vez que ejerció su derecho retuiteó un mensaje de su partido en el que llamó a «votar por Suecia».

Suecia, con 18,5% de sus habitantes nacidos en el extranjero, registró 160.000 solicitudes de asilo sólo en 2015, la mayor proporción en Europa respecto al número de habitantes. Desde 2012 ha recibido 400.000 pedidos de asilo en total.

En un lujoso barrio del centro de Estocolmo, Henrik, un médico de 46 años, no quiso revelar a quién había votado, pero lamentó el estigma que, según él, sufre la extrema derecha. «Un voto para el SD no sirve para nada. Pero se debería tomarlos en serio, porque han sacado temas importantes como la inmigración, pero también el sistema sanitario», dijo.

En la víspera de los comicios, Löfven denunció las «fuerzas del odio» e instó a los electores a quedarse «en el lado bueno de la historia». El líder de los conservadores, Ulf Kristersson, llamó por su parte a «una cooperación más allá de las líneas partidarias para aislar a las fuerzas» que defienden «el repliegue». Desde el sur de Suecia, donde la extrema derecha tiene sus bastiones, el ultraderechista akesson, le respondió: «Ahora estamos en competición frente a los socialdemócratas y a Moderate para convertirnos en el primer partido del país», aseguró.

Ningún grupo parece poder lograr según estos sondeos más del 50% de los 349 escaños en juego en el Riksdag, por lo que se necesitarán días o incluso semanas de negociaciones para alcanzar una mayoría o la menos débil de las alianzas en minoría.

Stefan Löfven logró mantener su gobierno minoritario hasta el final a base de alcanzar compromisos con la derecha, sobre todo en materia de política energética. Pero la oposición está determinada a sacarlo del poder, aunque eso dinamite el cordón de seguridad que hasta ahora evita que los Demócratas de Suecia tengan una influencia política directa. La estrategia puede ser arriesgada y tanto centristas como liberales han asegurado su rechazo a un pacto con «el diablo», como se describe el propio líder de los Demócratas de Suecia.

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