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Dominic Raab y Michel Barnier, tras una conferencia de prensa en Bruselas. Reuters
La cortesía falló en la salida del túnel del 'brexit'

La cortesía falló en la salida del túnel del 'brexit'

El hecho de que Londres conociera todos los detalles del acuerdo antes que el resto, «molestó» a algunas capitales europeas

Salvador Arroyo

Bruselas

Viernes, 16 de noviembre 2018, 19:50

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Los 27 han comenzado a digerir la sensación incómoda que dejó el pasado miércoles la salida del túnel en el que permanecía la negociación del 'brexit'. Las deliberaciones entre los equipos de Michel Barnier y Dominic Raab llevaban semanas encapsuladas para evitar cualquier filtración que pusiera en riesgo las claves del Acuerdo de Salida.Y con el fin del secreto, la diplomacia ha fallado. Las formas han molestado a algunos Estados. Y es que Reino Unido accedió a las 585 páginas del acuerdo de divorcio antes que el resto de los miembros del club.

Este hecho ha obligado a sondear el contenido del voluminoso documento contrarreloj y a programar varias reuniones del Coreper (el Comité de Representantes Permanentes de los Gobiernos de los Estados) comprimidas en muy pocos días, para atar bien los detalles de cara a la cumbre extraordinaria que Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, ha convocado para el domingo 25.

El malestar, en cualquier caso, no ha encendido ninguna alarma. Y no ha derivado ni mucho menos en desafección hacia el trabajo desempeñado por Barnier, que Comisión Europea y líderes respaldan a la mínima ocasión. Es más, en cierto modo, se asume que quizás se hacía necesario tanto hermetismo para alcanzar el objetivo. Pero sí «molestó», han reconocido fuentes diplomáticas, que «el Gobierno británico conociera de la A a la Z» el documento antes que los demás.

'Encerrarse' en Bruselas

Sabine Weyand, la mano derecha de Barnier, fue la persona elegida para 'encerrarse' en Bruselas con los representantes permanentes de los Estados durante cuatro horas la noche del miércoles. Esa reunión se solapó con la de Theresa May y los miembros de su gabinete en Londres; aquel tenso pulso del que salió el 'ok' al acuerdo técnico. Al acabar el encuentro en la capital belga -aún quedaban dos horas más en el 10 de Downing Street-, fuentes comunitarias hablaban de «muchas cuestiones abiertas».

Y coincidían en que, aunque se habían respondido a todas sus preguntas, no habían «visto» los documentos del borrador del acuerdo. Nadie se los había enseñado. No fue hasta pasadas las nueve de la noche, media hora después de la fumata blanca en Londres, cuando Barnier mostraría el 'libro' públicamente en rueda de prensa y la Comisión Europea lo difundía a través de su página web institucional.

La cuestión es que «nos toca a nosotros ver lo que no nos gusta y por supuesto que se podrán hacer cambios», se ha planteado desde algunas capitales. Las primeras reuniones de trabajo post-acuerdo comenzaron ayer sin descartar que pueda celebrarse alguna a lo largo de este fin de semana y, por supuesto, también el lunes.

Aunque teniendo en cuenta que en los despachos se asume que los negociadores «tienen la sensación de que han llegado al límite»; de que el Artículo 50, el que regula el mecanismo para la retirada voluntaria y unilateral de un país de la UE, se ha tensado lo máximo que se podía, no se esperan propuestas de modificación sustanciales. Salvo sorpresas, solo «correcciones técnicas». Nada inquietante.

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