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Una mujer toma un café en la Piazza della Rotonda en Roma EFE
Los italianos responden con responsabilidad al primer día de desconfinamiento

Los italianos responden con responsabilidad al primer día de desconfinamiento

4,4 millones de personas vuelven hoy al trabajo, lo que genera un aumento en el tráfico y en los usuarios del transporte público, aunque sin grandes aglomeraciones

Darío Menor

Roma

Lunes, 4 de mayo 2020, 14:27

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55 días después, los italianos vuelven hoy a poder salir a la calle para pasear o hacer deporte sin limitaciones o ir a visitar a familiares, manteniendo eso sí la distancia y el resto de medidas de seguridad para evitar los contagios. En el primer día del desconfinamiento, 4,4 millones de personas volvieron a sus trabajos, principalmente en las manufacturas, la construcción y el comercio al por mayor, mientras que quedan aún unos 2,7 millones que todavía no han podido retomar sus actividades productivas. La relajación en las restricciones provocó un aumento en el tráfico urbano e interurbano y en el número de usuarios de transporte público, aunque sin que se produjeran grandes aglomeraciones y con la mayor parte de los ciudadanos llevando mascarillas. Sólo en Nápoles hubo masificaciones en los trenes de cercanías.

El inicio del desconfinamiento en Italia se produce en un momento en el que la pandemia ofrece cifras similares a las que mostraba cuando comenzó el cerrojazo. El boletín oficial del coronavirus arrojaba ayer 1.389 nuevos casos y 174 fallecidos, el número más bajo desde el 10 de marzo, cuando entraron en vigor las férreas medidas de distanciamiento social en todo el territorio nacional. Casi dos meses de esfuerzos por parte de los ciudadanos han logrado que la curva de infecciones y de decesos complete una parábola. En total son 210.000 los contagiados y 28.800 los fallecidos.

«He salido para ir a la comisaría porque quiero que los Carabinieri me aclaren una duda. Mi padre lleva desde febrero en un pueblo de Umbria y mi madre está aquí en Roma. El confinamiento les pilló en regiones diversas. Sé que se puede ir a visitar a familiares, pero no entre territorios distintos, así que no sabía si puedo llevar en coche a mi madre para que se reúna con mi padre», cuenta Flaminio Cozzaglio, que ha aprovechado el encierro para plantar un huerto con sus hijos en casa. «Me han dicho básicamente que haga lo que quiera. Tengo que rellenar una autocertificación, pero aún así si nos paran nos pueden multar al ser un movimiento entre regiones», lamenta, bromeando sobre la posibilidad de dejar a su madre en la frontera entre los dos territorios para que su padre la recogiera al otro lado.

Anna, en cambio, había salido de casa para hacer la compra y todavía no tenía claro si iba a permitir que sus dos hijos pequeños fueran con ella por la tarde al parque. Hoy los jardines volvieron a abrir sus puertas para pasear o hacer deporte, aunque no se pueden utilizar los bancos ni las áreas de juegos infantiles. «Quería primero ver si había mucha gente por la calle. No terminaba de fiarme de que hubiera aglomeraciones», dice esta mujer que trabaja como secretaria y que se queja de uno de los daños colaterales de la nueva normalidad: el retorno del ruido. «Durante estos últimos dos meses hemos estado muy tranquilos en casa, pero hoy los vecinos han vuelto con el jaleo de las obras de reforma que estaban haciendo».

Las tiendas, museos y salas de exposiciones se mantendrán cerrados hasta el 18 de mayo, mientras que los bares y restaurantes no recuperarán el servicio en las mesas hasta el 1 de junio, aunque desde hoy venden comida para llevar y continuarán con el reparto a domicilio que ya podía llevarse a cabo estas últimas semanas. «Los cafés ahora los ofrecemos en vasos de papel para que los clientes los consuman en la calle y hemos tenido que poner mamparas en la barra para evitar los contagios. Adaptarnos ha supuesto una inversión importante, pero era la única manera de seguir vivos», cuenta Luca, que gestiona una cafetería en un céntrico barrio de Roma.

En Milán se registraron colas a primera hora de la mañana en la estación central de trenes por parte de los viajeros que, protegidos con mascarillas, tenían que pasar los controles de seguridad de la Policía para verificar si sus desplazamientos entraban dentro de las causas permitidas. Se trataba en su mayoría de estudiantes originarios de las regiones del sur del país que querían aprovechar el primer día en el que era posible regresar al municipio de residencia. En la capital regional de Lombardía, el territorio más golpeado por la pandemia, la situación se mantuvo «ampliamente bajo control», según comentó el alcalde, Beppe Sala, celebrando el «comportamiento diligente» de los ciudadanos.

El sentido de la responsabilidad de los italianos resultará determinante en esta nueva fase, que en principio durará dos semanas y estará sujeta a revisiones según vaya comportándose la curva epidemiológica. «Será una nueva página que deberemos escribir todos juntos, con confianza y responsabilidad», comentó el primer ministro, Giuseppe Conte, en un mensaje publicado en las redes sociales. «Serán más numerosas las ocasiones para un posible contagio», reconoció, pidiendo a los ciudadanos que respeten las medidas de seguridad para no echar a perder «todo lo que hemos conseguido con tanto esfuerzo en estos cincuenta días».

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