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Donald Tusk. Reuters
La UE quiere crear campos de refugiados fuera de Schengen

La UE quiere crear campos de refugiados fuera de Schengen

La propuesta se debatirá en la cumbre de la próxima semana y busca controlar los flujos migratorios

Adolfo lorente

Bruselas

Martes, 19 de junio 2018, 18:17

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Ya está escrito negro sobre blanco. La cosa va en serio. El primer borrador de conclusiones de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE que se celebra a finales de la semana que viene en Bruselas recoge la idea de crear campos de refugiados fuera de la UE para reordenar los flujos migratorios, como sugirió hace un par de semanas Dinamarca o Austria. La redacción provisional, según el texto al que ha tenido acceso este periódico, dice así: «El Consejo Europeo apoya el desarrollo del concepto de plataformas regionales de desembarco en estrecha cooperación con ACNUR y la OIM (Organización Internacional para las Migraciones). Esas plataformas deberían permitir un procesamiento rápido para distinguir entre los migrantes económicos y los que necesitan protección internacional, así como reducir el incentivo para embarcarse en viajes peligrosos».

El presidente del Consejo, Donald Tusk, se encuentra de gira por las capitales europeas buscando un mínimo consenso que permita superar la grave fractura política que existe en el club en torno al fenómeno migratorio y cuestiones como el asilo. Hoy, de hecho, estará en Madrid para conocer a Pedro Sánchez. El papelón de Tusk vuelve a ser de aúpa, como ya sucedió en su día antes de firmar el polémico acuerdo con Turquía para que acogiese a todos los refugiados. Ahora, además, la crisis se ha visto agraviada por la situación interna de Angela Merkel, que está viendo peligrar su futuro. Palabras mayores.

Entre las posibles soluciones que se manejan ahora en la sala de máquinas del Consejo es, precisamente, recuperar el 'plan Turquía' pero en otros pasíses terceros, sobre todo africanos o incluso bálticos. Siempre fuera de la UE, siempre fuera de las fronteras que marcan el inicio del espacio Schengen de libre circulación de personas. Esta es la clave de todo. Las fronteras de España, Italia o Grecia no son nacionales, sino europeas, de ahí que la Comisión Europea haya decidido echar el resto para controlar mejorar estas fronteras e intentar salvar Schengen a toda costa, como informaba este diario el domingo.

Agilizar los retornos

El borrador de conclusiones no habla de campamentos de refugiados, sino que se opta por una eufemismo muy del estilo bruselense: «plataformas regionales de desembarco» ('regional disembarkation platforms', en inglés). 'Grosso modo', lo que se busca es una migración más ordenada, un lugar dónde se pueda decidir quién tiene y quién no derecho a llegar a la UE en función de si es migrante económico (ilegal) o, por contra, puede pedir asilo al proceder de países en conflicto donde sufren algún tipo de persecución racial o política. Lo que se busca es 'desactivar' a los traficantes de seres humanos y evitar que mares como el Mediterráneo sigan siendo un cementerio.

Pese a la crisis vigente, el Consejo cree que las medidas adoptadas en los últimos años sí están funcionando ya que «el número de llegadas ilegales a territorio comunitario se ha reducido un 95% desde el pico máximo registrado en octubre de 2015». En el texto, además, el Consejo subraya la necesidad de seguir apoyando a Italia (su nuevo Gobierno ha provocado parte de esta crisis) y hace especial hincapié a colaborar estrechamente con Libia, donde las mafias hacen y deshacen a su antojo. Por otra parte, el Consejo reitera la necesidad de que los países se ayuden de forma solidaria y pide redoblar los esfuerzos para que la relación con terceros países a la hora de repatriar a sus nacionales por no ser beneficiarios del asilo sea mucho más ágil.

Berlín y París acuerdan limitar el asilo a los países de entrada

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciaron hoy una propuesta conjunta para afrontar la crisis migratoria que incluye reforzar las fronteras exteriores de la UE e impedir que los inmigrantes puedan pedir asilo en distintos países, sino solamente en el Estado de entrada. La canciller alemana presentó este plan común en una comparecencia conjunta con el presidente francés en Meseberg, a las afueras de Berlín, en una sesión conjunta de ambos ejecutivos para preparar la cumbre de líderes europeos de final de mes, donde la crisis migratoria es uno de los principales temas en la agenda.

Merkel expresó su voluntad de apoyar la propuesta de la Comisión Europea y de Austria para reforzar la agencia comunitaria de protección fronteriza, Frontex, con más personal y de impedir lo que se denomina la «migración secundaria» entre países del bloque en busca del lugar más conveniente para pedir protección legal mientras se avanza hacia una estandarización de los criterios de asilo. El presidente francés, por su parte, abogó por definir una «respuesta europea» ante el «desafío de la inmigración» y pidió que sea «coordinada», tras celebrar la reunión con Merkel.

«Estamos decididos a actuar de una manera europea y coordinada con los Estados que tienen con nosotros asuntos en común», agregó el presidente galo en alusión a la situación creada por la llegada masiva de inmigrantes al territorio de la Unión Europea. Macron urgió a mejorar «la protección de las fronteras europeas» y apoyó la propuesta de aumentar el número de efectivos del Frontex con el fin de lograr, dijo, una «verdadera política de fronteras europeas».

La jefa del Gobierno alemán subrayó que «no se puede elegir el país» de la UE en el que se pide asilo y que debe ser el Estado de entrada el responsable de gestionar esta demanda, incluyendo en la propuesta franco-alemana una reivindicación de sus aliados en el Ejecutivo de Berlín, los conservadores bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU). Además, subrayó que se ha de ofrecer un «mayor apoyo» a los países que sufren de una forma más intensa la presión migratoria, en una clara referencia a los países del sur de la UE tras reunirse ayer por la tarde con el primer ministro italiano, Guiseppe Conte.

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