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Imágenes de las tareas de rescate. Ñito Salas

La autopsia de Julen determina que murió por los golpes durante la caída al pozo

Las pruebas complementarias y el estudio de las lesiones permiten descartar que la piqueta fuese la causa del fallecimiento, como sostenía la defensa del dueño del terreno

JUAN CANO y ALVARO FRÍAS

Málaga

Lunes, 15 de abril 2019, 11:39

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El informe final de la autopsia ha terminado por despejar algunas de las incógnitas que se habían planteado en torno a la muerte del pequeño Julen, que se precipitó al interior un pozo de 22 centímetros de diámetro el pasado 13 de enero en una finca de Totalán, adonde había ido con su familia para pasar un día de campo. El cadáver del menor fue localizado después de 13 días de un rescate agónico que supuso una auténtica obra de ingeniería civil y que tuvo en vilo a toda España (y a medio mundo).

El jueves, casi tres meses después de la práctica de la autopsia, el jefe del Servicio de Patología entregó a la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga -que investiga el caso- el informe final con todas las pruebas forenses realizadas. La conclusión principal coincide con la impresión que los galenos tuvieron al realizar la citada autopsia: Julen falleció como consecuencia de los golpes sufridos en la caída, que le provocaron dos traumatismos craneales. Por tanto, su muerte fue inmediata, o casi.

En concreto, el informe establece la hora de la muerte sobre las 13.50 horas. Explica que el menor presentaba dos lesiones craneales, una en la región temporal izquierda y otra en la occipital, a la vez que establece que la primera de estas heridas se habría producido con un objeto y, la segunda, debido a la caída.

En el documento, que consta de 25 páginas y ha sido firmado por hasta cuatro médicos forenses, se asegura que la causa fundamental de la muerte del pequeño fue la caída y la inmediata el traumatismo craneoencefálico y raquimedular que sufrió al precipitarse por el pozo.

Muerte instantánea

El informe definitivo de la autopsia, que se apoya además en todos los análisis complementarios solicitados al Instituto Nacional de Toxicología, despeja de ese modo una de las dudas planteadas por la defensa del hasta ahora único investigado en el caso, David Serrano, que es el dueño de la finca donde sucedieron los hechos y compañero sentimental de la prima de José Roselló, el padre de Julen. La causa se instruye por un posible delito de homicidio por imprudencia.

El despacho de abogados Lawbird Legal Services, que representa a David Serrano, presentó a primeros de marzo un informe firmado por el arquitecto Jesús María Flores -hermano del director del bufete, Antonio Flores- en el que se planteaba la hipótesis de que uno de los instrumentos utilizados durante las primeras horas del rescate, concretamente una piqueta, pudiera haber golpeado al menor en la cabeza e incluso causarle la muerte.

Para llegar a esa conclusión, el arquitecto analizó el atestado de la Guardia Civil y los vídeos incorporados a la causa que fueron grabados con los medios técnicos utilizados en el operativo de rescate. Flores destacó que la piqueta, que se empleó para intentar retirar el tapón de tierra detectado a 72 metros, y que impedía llegar hasta el niño, se fue dejando caer sobre ese lecho arenoso cada vez con más fuerza, profundizando hasta 40 centímetros en el mismo.

En una de esas prospecciones, la Guardia Civil encontró varios pelos de Julen -como confirmarían después los estudios de ADN realizados en el laboratorio- adheridos al extremo de la piqueta, lo que sirvió al arquitecto para inferir que pudo haber contacto con la cabeza del menor. El hallazgo de esos cabellos se produjo sobre las nueve de la noche del día de autos, es decir, siete horas después de la caída del pequeño al pozo, de ahí la importancia de determinar la data de la muerte.

Sin embargo, en el informe definitivo de la autopsia se establece que la piqueta no provocó ninguna de las lesiones que el pequeño presentaba en el cráneo. De hecho, el objeto con el que el menor subrió el golpe en la región temporal izquierda es más factible que se hubiera producido con un saliente de las paredes del pozo en los primeros metros.

Asimismo, los forenses exponen que, para que la piqueta la hubiera podido golpear en la región temporal izquierda, la cabeza de Julen tendría que estar inclinada. Aseveran que la posición de la cabeza era recta, además de que la ropa y los brazos del menor impedían la citada inclinación.

Sobre la base de ese informe de parte, la defensa de David Serrano solicitó a la jueza que tomara declaración al jefe del Consorcio Provincial de Bomberos y a algunos de los miembros del operativo de rescate, así como otras pruebas complementarias dirigidas a aclarar esta hipótesis. La magistrada rechazó la solicitud -tanto en primera instancia como en reforma- por considerarla extemporánea, puesto que el Instituto de Medicina Legal (IML) aún no había concluido el informe definitivo de la autopsia, que ahora sí está en poder de las partes, el cual aclararía este y otros extremos. Aunque incorporó a la causa el documento del arquitecto -de hecho, los forenses solicitaron tener acceso a él para documentarse-, la jueza rechazó darle la consideración de pericial.

El informe definitivo de la autopsia viene a despejar la principal duda sembrada en torno a las circunstancias del óbito, ya que establece que la muerte se produjo en la misma franja horaria de la caída, de forma instantánea o poco después, y por tanto descarta la hipótesis de que la piqueta pudiera estar detrás de las lesiones que causaron la muerte al pequeño.

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