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Puigdemont se dirige por videoconferencia a los asistentes a la convención constituyente de la Crida el sábado en Manresa. EFE
La Crida de Puigdemont ahonda la división entre las fuerzas independentistas

La Crida de Puigdemont ahonda la división entre las fuerzas independentistas

Los alcaldes soberanistas presionan para la formación de listas unitarias en las elecciones municipales de mayo próximo

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Jueves, 1 de enero 1970

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En los planes dibujados en Waterloo y Bruselas por Carles Puigdemont y Quim Torra, la Crida Nacional per la República debía ser el paraguas bajo el que se cobijara todo el independentismo catalán. En el paso del papel a la realidad se quedaron muchos objetivos en la gatera y en la convención constituyente del nuevo movimiento político solo estaban los incondicionales de Puigdemont. Ni Esquerra ni la CUP ni la dirección del PDeCAT acudieron al polideportivo de Manresa.

El líder de Esquerra en el Parlamento catalán, Sergi Sabriá, resumió ayer la situación con un lapidario «cada uno tiene su espacio». El de la Crida, añadió, es el de los herederos de Convergència, el «centroderecha». El de Esquerra, prosiguió, es «el centroizquerda, la socialdemocracia». «Si cada uno -afirmó- hace su trabajo en el espacio que le corresponde seremos más fuertes».

Sabrià consideró factible trazar una estrategia «unitaria» del independentismo sin necesidad de unirse en una organización común. «Podemos ir todos a una y no es necesario pisarnos entre nosotros», apuntó el líder parlamentario de Esquerra.

En el PDeCAT los sentimientos están repartidos. Hay un sector comprometido a ir con Puigdemont hasta donde haga falta y dispuesto a sacrificar las siglas de su partido. Pero la dirección no piensa así, y su presidente, David Bonvehí, teme que la Crida sea un intento de fagocitación del PDeCAT. Algo que Puigdemont ya intentó con la ofensiva que acabó con la anterior líder del partido, Marta Pascal. La división entre los herederos de Convergència es tal que hasta el grupo parlamentario en el Congreso está partido en dos. El portavoz, Carles Campuzano, responde a la ortodoxia moderada de la dirección, pero la número dos Miriam Nogueras es una ferviente defensora de las tesis más radicales del expresidente.

Incluso en la CUP hay movimientos discordantes entre facciones proclives a mantener algún tipo de colaboración con Puigdemont y el Gobierno de Torra, y los sectores puristas que sitúan a la Crida y al Govern en la deriva «autonomista» con retórica «republicana».

El problema con el que a corto plazo se va a enfrentar el soberanismo tiene nombre de cita electoral. Los comicios municipales se celebran dentro de siete meses y hay una fuerte presión de los alcaldes para formar listas unitarias. Puigdemont y Torra son partidarios de las candidaturas conjuntas pero tuteladas por la Crida. Esquerra nunca va a dar ese paso, aseguran los dirigentes republicanos, y el PDeCAT se mueve en un mar de dudas tras la experiencia de Junts per Catalunya en las autonómicas de diciembre pasado, que encumbró a los fieles al expresidente pero relegó a los procedentes de la vieja Convergència.

ERC no contempla permitir la doble militancia para que sus afiliados participen en la Crida

EP.-El líder de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià, ha explicado este lunes que su partido no contempla modificar los estatutos para facilitar la doble militancia, lo que hubiera permitido que afiliados suyos pudieran militar en ERC y simultáneamente en otras organizaciones políticas.

En rueda de prensa tras reunirse la dirección del partido, ha recordado que los estatutos de ERC se modifican en un congreso del partido -no hay ninguno a la vista- y ha concluido: «Es al grueso de la militancia a quien le toca hacer cambios. En ningún caso está encima de la mesa».

Votaciones en el Parlament

El movimiento impulsado por Puigdemont lejos de unificar ha separado más las aguas secesionistas. Ni siquiera la tortuosa trayectoria que siguen en el Parlament, donde han perdido una treintena de votaciones desde que el soberanismo se quedó sin mayoría absoluta por el empeño de Puigdemont y tres de sus exconsejeros en no delegar su voto, ha hecho que el independentismo corrija su rumbo y busque la unidad.

Pero la fractura podría ahondarse aún más si el empeño del presidente del Gobierno en buscar el apoyo de los soberanistas a los Presupuestos del Estado se ve coronado por el éxito. Por ahora, tanto Esquerra como PDeCAT rechazan dar su respaldo hasta que no haya gestos significativos con sus líderes presos o avances en la autodeterminación. Pedro Sánchez confía en que, al menos, los planteamientos posibilistas de Esquerra se impongan y se sume al proyecto presupuestario.

Sáchez confía en que «algún año» haya acuerdo sobre el autogobierno de Cataluña

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es consciente de que no habrá «inmediatamente» una solución política en Cataluña, aunque confía en que «algún año» haya un acuerdo entre las dos partes «sobre alguna forma de autogobierno».

En una entrevista concedida al dario italiano 'Corriere della Sera', sostiene que la fórmula de autogobierno que se pacte «deberá ser votada» y espera que obtenga «el consenso del 70-80% de los catalanes». Algo que «no sucederá inmediatamente, ni siquiera dentro de cinco meses, pero lo hará algún año».

Sánchez señala que los independentistas más que entre ellos «deben hablar con quien no quiere irse de España».

El problema, subraya el presidente del Gobierno, «no es la independencia, sino la convivencia entre catalanes», los independentistas y los no independentistas. La ausencia de esas vías de comunicación es, a su entender, la causa de que la fractura social en Cataluña se agrande. Los responsables de la tensión son, a su juicio, «las instituciones catalanas».

También cree que las sentencias del juicio a los líderes del procés «tendrán un impacto político», pero se abstiene de dar una opinión al respecto.

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