Ver 17 fotos
De la meta a la mesa en el gran día del cocido en Torrelavega
La ciudad pone el broche a su homenaje al plato de cuchara con la carrera de albarcas y la designación de nuevos cofrades como la presidenta Buruaga
Después de siete días de catas y ollas ferroviarias calentando los soportales de la ciudad, Torrelavega celebró este sábado el Gran Capítulo de la Cofradía ... de los Cocidos, el broche a una semana dedicada al plato de cuchara y que, este año, ha guardado un especial recuerdo al difunto expresidente de la entidad, Gabriel Argumosa, el médico y divulgador que impulsó estas jornadas hace tres años. Este sábado, su «legado», «generosidad» y «calidad humana» empaparon todas las intervenciones y los brindis de esta familia, en una cita que volvió a tener de todo en el menú: desde el nombramiento de nuevos cofrades, incluida la presidenta Sáenz de Buruaga, en un acto en el Círculo de Recreo; la carrera de albarcas desde la Asunción hasta la Virgen Grande, bautizada ya como 'Memorial Gabriel Argumosa'; hasta la comida de la cofradía en el Casino de Solvay. Y todo, de lo primero a lo último, con gaitas, danzas, piteros y mucho folclore en general como aderezo.
La música y los arcos de flores ya coloreaban la entrada a la sede del Círculo de Recreo al mediodía, antes del Capítulo de la Cofradía. Aquí, el salón de actos se llenó de boinas, camisas a cuadros y cientos de emblemas distintos sobre las capas, ilustrando no solo el rito de los amantes del puchero, sino las redes de esta familia con otras entidades gastronómicas de todas partes. La cofradía de la anchoa de Cantabria; la del tomate y el pimiento de Ampuero; la del vino de La Rioja; la de la nécora de Noja; la del 'oriciu' de Gijón; la del hojaldre de Torrelavega; la del orujo y el vino de Liébana; la de las fabes de Villaviciosa; la del bonito del norte… No caben todas.
La presencia de tantas personas y culturas dan sentido a las palabras de la presidenta y nueva cofrade de honor, María José Sáenz de Buruaga, agradecida al reconocimiento y la labor de difusión de la cocina cántabra, «un potente motor de actividad». «No hay plato de cuchara que condimente tan bien la excelencia, el buen hacer, la identidad y el carácter que exportamos al mundo. El cocido trasciende la gastronomía. Nos habla de nuestra cultura, raíces, de lo que somos».
A su lado, el alcalde, Javier López Estrada, también incidió en el papel que juega la gastronomía y todas las asociaciones que amplían sus fronteras. «Que importante es para una ciudad cuidar las tradiciones, poner en valor los símbolos que nos identifican. Tenemos que vender calidad, calidez e identidad. Y para vender esa identidad, necesitamos gente como las cofradías, que protegen lo que es nuestro».
En estas y el resto de intervenciones estuvo siempre presente Gabriel Argumosa, al que dedicaron palabras de cariño, respeto y agradecimiento. Alfonso Frailes, presidente de la Cofradía, expresó su gratitud al «presidente eterno» de esta entidad, un «gran hombre» que está detrás del nacimiento de la cofradía y estas jornadas. Con su sentido recuerdo y los reconocimientos a su esposa, Estela Echave Martínez, y familiares como nuevos cofrades –entre otros nuevos integrantes también bienvenidos–, después, este primer Capítulo sin Argumosa dejó momentos muy emotivos esté sábado en Torrelavega.
Carrera para abrir apetito
Tras esta parte más institucional, la jornada daría pasó después a la ya tradicional carrera de albarcas o 'Carrera del Capellán', porque se celebra de iglesia a iglesia, desde la Asunción hasta la Virgen Grande. Son 400 metros y el «récord del mundo» –como recordaba un vecino– se sitúa, desde el año pasado, en la marca de Héctor Bretones:1 minuto y 20 segundos.
Nadie pudo batirlo. El asturiano Manuel Antonio Fernández se quedó cerca (1:35), pero calzarse las albarcas con sus nietas, Mía y Telva, le hizo más ilusión. Con cuatro y dos años, estas vecinas de La Foz de Caso brillaron y se ganaron la ovación de sus padres, Irene y Diego, su abuela, Mónica, y todos los espectadores. También brilló y se ganó el aplauso de todos Marcela Trugeda Zunzunegui, de cuatro años, al realizar el recorrido de la mano de su tía, Carmen. «¿El truco? ¡No caerme!», decía Francisco Javier Ocenio, de 55 años y del Barrio Covadonga. No se cayó; es más, quedó tercero. Al final, todos hicieron hambre. También la Cofradía, que brindó por todo lo alto en el Casino de Solvay.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión