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Sánchez se da un baño de autocomplacencia ante el PSOE

El presidente del Gobierno ensalza la labor de un Ejecutivo feminista y abierto que se guía por el sentido común por encima de la ideología

Ander Azpiroz

Madrid

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Sábado, 10 de noviembre 2018, 14:18

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No importa que los Presupuestos del año próximo se encuentren más en el aire que nunca, que el PSOE cuente con apenas 84 diputados en el Congreso, que su aliado Pablo Iglesias comience a insinuar la posibilidad de adelantar las generales o que el independentismo catalán amenace con echarse una vez más al monte y hasta con convocar una nuevo referéndum ilegal.

Pedro Sánchez aprovechó la primera reunión del Comité Federal del PSOE con él como inquilino de la Moncloa para reivindicar la acción de un Ejecutivo «abierto y feminista». «No lo hice pensando en ello pero somos el Gobierno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con más ministras», presumió el líder socialista. En primera fila le escuchaban algunos de sus fichajes independientes, como Dolores Delgado y Fernando Grande Marlaska. Eso sí, sentados por separado. «Este es un Gobierno paritario, competente y con profesionales de reconocido prestigio», elogió Sánchez a los miembros de su gabinete.

La autocrítica brilló por su ausencia en lo que fue más un acto electoral que una reunión interna de un partido político. El presidente se limitó este sábado en Madrid a destacar sus aciertos y aparcar los problemas. Así, desgranó con una sonrisa en los labios el periodo que ha ido desde la moción de censura hasta la reforma para que los bancos carguen con el impuesto de la hipoteca, su última medida de gran calado. Mandó un mensaje para los que consideran que el trabajo realizado le puede haber resultado complicado. «A los socialistas nos gustan y nos ponen las cosas difíciles», clamó el jefe del Ejecutivo ante un auditorio entregado de cerca de 1.500 personas. Sobre el paso dado para derribar a Mariano Rajoy, algo a lo que se resistió durante meses frente a la presión de Unidos Podemos, Sánchez justificó que «se hizo lo que había que hacer», no se miraron intereses partidistas, sino los de unos ciudadanos que estaban gobernados por un Ejecutivo más preocupado por defenderse de las causas judiciales que por el bienestar general, sostuvo.

«Sentido común»

Desde aquel 2 de junio «se ha gobernado desde el sentido común por encima de la ideología». Eso sí, matizó, desde los principios de la izquierda. Es ahí donde se puede enmarcar la exhumación de Franco, un movimiento que debería haber servido al Ejecutivo para congraciarse con el electorado progresista pero que ha derivado, hasta el momento, en un conflicto con la familia que podría acabar por dirimirse en el tribunal de Estrasburgo. El presidente insistió este sábado en mantener su pulso con los Franco: «Después de muchos años en 2019 no habrá en España un mausoleo en homenaje al dictador».

En el discurso hubo más apelaciones a la izquierda e, incluso, algún compromiso. Con los socialistas en el Gobierno se avanzará hacia una fiscalidad justa, no se permitirá que los migrantes mueran en el Mediterráneo por la falta de colaboración entre países y se recordará a la banca que la sociedad española fue solidaria y esta debe ser recíproca.

Y si el presente es brillante, el futuro podría serlo aún más con el PSOE al frente, según su secretario general. Sánchez se comprometió a avanzar en educación, mercado laboral, sostenibilidad del Estado del Bienestar, ecología y reforma de la Constitución para reconocer mayores derechos y libertades y «garantizar la unión de todos los pueblos de España». En este último punto, el Consejo de Ministros tiene previsto a final de mes iniciar los trámites para acabar con los aforamientos políticos.

Es un conjunto de planes que deberán superar el primer contacto con la realidad. Y esta gira en torno a los exiguos apoyos con los que cuenta el Ejecutivo en la Cámara baja. El presidente enfrentó el optimismo de su Gobierno con el pesimismo que difunden PP y Ciudadanos, quienes insisten en la necesidad de un adelanto electoral. Todas sus medidas estrella, lamentó Sánchez, chocan con conservadores y liberales. «Es lógico que intenten desgastar al Gobierno, pero no a costa de la convivencia social», señaló, antes de comprometerse a que el PSOE no participará en «esta política pendenciera».

En el acto de este sábado se trataba solo de oficializar a los cabezas de lista para las próximas elecciones autonómicas, lo que permitió al jefe del Ejecutivo convertirlo en un mitin de precampaña. No acudió Susana Díaz, la primera en someterse al escrutinio de las urnas este diciembre. Quien sí estuvo fue Miquel Iceta, uno de los más aplaudidos tras el presidente. El primer secretario de los socialistas catalanes ha agradecido los esfuerzos del jefe del Ejecutivo para reconducir la situación en Cataluña. «Sigue», pidió Iceta a Sánchez, algo que ya le solicitó en sus peores momentos como jefe de la oposición cuando le grito «resiste, Pedro».

Momento clave

El jefe del Ejecutivo dio por hecho que el proyecto socialista seguirá adelante porque cuenta con el apoyo de la sociedad. Pero para que esto sea así deberá superar primero un calendario plagado de retos políticos. Los más inmediatos será superar el rechazo de las fuerzas independentistas para sacar adelante los Presupuestos y ganar las elecciones andaluzas, donde los socialistas gobiernan desde hace 40 años. Después, vendrán las municipales autonómicas y europeas del 26 de mayo.

Sánchez, que a lo largo de su carrera ha demostrado que sabe resistir como le pide Iceta, se mostró este sábado seguro de superar estas y las demás pruebas que se encuentre en su camino.

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