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Trapero, durante el juicio. EFE

«Avisé a Puigdemont de que con dos millones de personas en la calle el 1-O podía pasar cualquier cosa»

La Fiscalía mantiene la acusación de rebelión contra Trapero y la excúpula de la policía catalana, aunque apunta que podría rebajarla al final del juicio

Melchor Sáiz-Pardo

San Fernando de Henares

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Lunes, 20 de enero 2020, 00:12

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Josep Lluís Trapero, como hiciera ante el Supremo el año pasado como testigo, ha negado tajantemente, ahora como imputado ante la Audiencia Nacional, ser el hombre del Govern para poner a los Mossos d'Esquadra al servicio del 'procés'. El 'major', en su declaración con la que se ha iniciado hoy el segundo gran juicio por la intentona secesionista de otoño de 2017 y en el que están imputados otros tres exmandos de la policía autonómica, se está esmerando en tratar de poner tierra de por medio con todo lo que suene a independencia y, particularmente, con la Asamblea Nacional Catalana (ANC), el poderoso colectivo independentista que lideró el movimiento soberanista.

En su intento de huir de todo lo que huela a soberanismo Trapero no ha tenido pelos en la lengua, hasta el punto de tachar de «una barbaridad más» el 'procés', en concreto la declaración 1/11 del Parlament que en 2015 dio el pistoletazo al proceso constituyente de la República Catalana.

El imputado, que ha revelado supuestas maniobras de lo soberanistas para que no fuera nombrado jefe de los Mossos, no ha dudado en confesar que se sentía «muy incómodo» con la esa «barbaridad» del proceso independentista y que, incluso, llegó a encararse con los exconsejeros de Interior Jordi Jané y Joaquim Form y preguntarles «qué estaban haciendo» y «a dónde iban» .

El exmando, ante las preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo insinuando que Trapero diseñó un ficticio despliegue policial que nunca intentó abortar el 1-O , ha defendido en todo momento que los Mossos sí que intentaron cumplir las ordenes judiciales de impedir la votación. Es más, incluso ha asegurado que la policía autonómica llegó a desalojar más de un centenar de colegios aquel domingo, aunque el imputado no ha sabido decir por qué no hay una sola grabación de la policía catalana enfrentándose a los ciudadanos que ocupaban los centros. «El 1-O fue el mayor esfuerzo que jamás han hecho los Mossos. Se sacaron funcionarios de debajo de las piedras», ha llegado a afirmar.

«Defensa de las urnas»

«La forma en que la gente defendió aquellas urnas era poco imaginable. Era difícil de prever», ha tratado de excusarse el mayor, incapaz de explicar con solvencia qué sentido tenía enviar un simple binomio de policías de seguridad ciudadana para frenar las votaciones.

Para subrayar ante el tribunal sus discrepancias con el Govern, también ha recordado que se enfrentó el 26 y el 28 de septiembre de 2017, días antes del referéndum , con el propio Carles Puigdemont, al que, además de advertirle de que «con dos millones de personas en la calle y solo 16.000 mossos» podía «pasar cualquier cosa», le avisó de que «no se equivocasen con nosotros (los Mossos) porque íbamos a cumplir con la legalidad».

Nombramiento sin relación

Y sobre todo, a lo largo de todo el día ha negado que su nombramiento como máximo responsable de los Mossos en 2014 fuera un movimiento anticipado para controlar el cuerpo con vistas al proceso soberanista que ya había comenzado a andar. El exmáximo responsable del cuerpo ha afirmado que no tenía«ningún tipo de relación» con el presidente de la Generalitat del momento, Artur Mas. Sí la tuvo, sin embargo, con Carles Puigdemont, con el que compartía fiestas privadas. Fue Puigdemont quien estaba al frente del Govern en abril de 2017 cuando fue promocionado a 'major'. Sobre sus vínculos personales con el expresident huido en Bélgica Trapero no ha hablado.

Asedio a la consejería

Trapero igualmente ha tratado desde el principio de desligarse de uno de los capítulos más delicados del 'procés' para los Mossos: el controvertido operativo de la policía autonómica el 20 de septiembre de 2017 ante el asedio de la muchedumbre a la Consejería de Economía, que en esos momentos estaba siendo registrada por la Guardia Civil. Trapero, consciente de la trascendencia que la Fiscalía da a ese capítulo para intentar probar que había un plan preconcebido en los Mossos para apoyar los movimientos de los soberanistas, se ha dejado la piel en negar cualquier connivencia con los concentrados.

Ha relatado que en ese día había «diferentes focos» de incidentes en Cataluña («hasta 40», según el imputado ) y que los recursos de los antidisturbios (Arro y Brimo) eran «muy pocos» para «apagar esos fuegos». El exjefe de la policía catalana ha afirmado que, excepto los mossos dedicados a antiterrorismo en El Prat, todos los agentes disponibles en Barcelona fueron destinados a los lugares donde estaban sucediéndose concentraciones y protestas. «Doy la cara por los mandos del cuerpo. Sí que se quiso hacer un cordón, pero no había efectivos suficientes», ha insistido el exmando, ante las preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo, empeñado en probar que la dirección del cuerpo sabía de la magnitud de la protesta desde primera hora de la mañana pero que «optó» por no enviar apoyos a la Guardia Civil. «No puedo asumir que se hable de pasividad. No se puede inferir que no hicimos nada o no intentamos hacer nada», se ha quejado el mayor.

«Persona con ascendencia»

Trapero también se ha esmerado desligarse por completo del exlíder de la ANC Jordi Sánchez, condenado ya por sedición en el Supremo y que fue uno de los cabecillas del asedio a la consejería y que intermedió entre los Mossos y los congregados. «Sabía que Jordi Sánchez era una de las voces cantantes del tema ese, de la independencia, de votar…», se ha limitado a señalar.«No le otorgamos ningún título de nada», ha señalado Trapero, al tiempo que ha explicado que es una práctica habitual de Mossos la de buscar entre los manifestantes a una «persona con ascendencia» para tener un interlocutor con la masa.

Eso sí, el imputado se ha mostrado tajante al negar que Jordi Sánchez condicionara o influyera en el dispositivo policial para no ayudar a la Guardia Civil. «Sánchez no es nadie para imponer condiciones. No impuso ninguna condición ni se le hubiera permitido», ha sostenido el mando policial. «El señor Sánchez puede decir misa», ha reiterado Trapero, quien ha asegurado que, incluso, aquel día llegó a colgarle el teléfono al líder de la ANC.

Embrión del Ejército

«Ni lo conocí, ni se me expuso ni se me consulto al respeto, ni conocía a nadie que se le consultara». Así de tajante que se ha mostrado Trapero, negando tener cualquier relación con el proyecto de convertir a cuerpo autonómico en el embrión de un futuro ejército de la República Catalana elaborado por el Consejo Asesor para la Transición Nacional.

El imputado también ha negado cualquier relación con el documento Enfocats, la supuesta hoja de ruta hacia la independencia, en el que él mismo aparecía como miembro del «comité directivo» de ese órgano soberanista. El mayor ha afirmado que la primera vez que supo de ese informe fue cuando le preguntaron durante su interrogatorio ya como imputado en esta causa.

Abierto a suavizar

Antes de comenzar la declaración del todavía 'major', la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha mantenido la acusación por rebelión contra Trapero, el exdirector de los Mossos Pere Soler y el exsecretario general de Interior César Puig. No obstante, el Ministerio Público ha dado a entender que está dispuesto a rebajar la imputación, probablemente a sedición, tras la sentencia del Supremo que sentenció a los líderes del procés por este delito.

El fiscal Miguel Ángel Carballo, en las cuestiones previas del juicio contra la cúpula del cuerpo autonómico por su supuesta connivencia con la intentona separatista de 2017, ha asegurado que el Ministerio Público es «consciente» que el alto tribunal el pasado octubre descartó la rebelión para los líderes independentistas, por lo que el «momento oportuno se considerará la conveniencia de calibrar la calificación jurídica». Carballo ha dado a entender, por tanto, suavizará su acusación al final de la vista oral.

La presidenta del tribunal, Concepción Espejel, ha confirmado la competencia del tribunal para enjuiciar a los encausados aunque la Fiscalía redujese la acusación a sedición, delito sobre el que no es competente la Audiencia Nacional. Al haber iniciado la vista oral, entiende el tribunal, mantendría su competencia.

Otro de los fiscales de la causa, Pedro Rubira, en este mismo trámites de cuestiones previas, ha subrayado que este proceso no es un juicio contra el cuerpo de los Mossos, sino a cuatro de sus exresponsables que «incumplieron lo dictado por el poder judicial», cuando éste ordenó a la policía catalana impedir el referéndum ilegal. «Cuando se incumple las normas el Poder Judicial actúa ya sea con el 'procés' o con los GAL» , ha señalado Rubira.

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