Perdón
El dolor, el rencor, la rabia, el rechazo que sentimos hacia una persona, es contraproducente
Qué difícil es perdonar ¿verdad? Cuando alguien nos ha hecho daño, nos ha perjudicado en algo, consciente o inconscientemente, da igual, porque si culpabilizamos no ... identificaremos o no querremos identificar si el daño que hemos recibido nos lo han hecho intencionadamente o fruto de las circunstancias. Nuestro ego herido es el que se lamenta de esa situación y nos impide perdonar, sobre todo si no había mala intencionalidad por parte de quien nos lo ha infringido. Ahora bien, no deja de ser curioso, y la neurociencia así lo constata, que cuando mantenemos en el debe, en nuestro cerebro, esa ausencia de perdón hacia otra persona, ese simple hecho hace que nuestro grado de satisfacción ante la vida se vea disminuido. El dolor, el rencor, la rabia, el rechazo que sentimos hacia esa persona, es contraproducente para nosotros y no nos damos cuenta de que por el simple hecho de no perdonar nos estamos perjudicando a nosotros mismos. En cierto sentido perdonarle a alguien es un hecho que, además de ser beneficioso para el otro, lo es aún más para nosotros mismos.
Hay decenas de estudios psicológicos que confirman los beneficios cerebrales del perdón, como es la reducción del estrés emocional, de la reducción de la hostilidad persistente y que, sobre todo, puede mitigar activaciones crónicas de circuitos del estrés en la persona. Hay evidencias, en psicología de la salud, de que el perdón se asocia con menores síntomas de depresión, ansiedad y menor tensión arterial, tan sólo por citar algunas de las ventajas que, para nuestro cuerpo y nuestra personalidad, tiene ejercer el perdón hacia otros. Es maravilloso, hoy en día, cómo el estudio del cerebro cada vez aporta más evidencias de aspectos como este del perdón, que el sentido común nos dice y siempre nos ha dicho lo bueno que es perdonar, lo conveniente que es olvidar los agravios que hayamos podido sufrir.
Por mi experiencia con muchas personas puedo asegurar que la ausencia de perdón va erosionando las buenas emociones, maltrata nuestro estado de ánimo y, sobre todo, cuando se somatiza, llega a perjudicar a órganos vitales de nuestro cuerpo, que día tras día, viéndose tensionados o estresados, por ese malestar, se llegan a dañar, como no puede ser de otro modo; como sucede con la roca que, ola tras ola, se va convirtiendo en arena y al final se destruye. Espero que me permitas decirte que, si en este momento te sientes dolido con alguna persona y te causa dolor emocional, poder recomendarte o sugerirte que trates de pasar esos sentimientos a través de un colador imaginario, en el que se destilen todos los malos influjos para que, al final, te quede la constancia de que si perdonas, el primer beneficiado vas a ser tú mismo. Salud.
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