La eficiencia energética, en serio
El aumento de los gastos corrientes de las instituciones debido a los costes energéticos y a los ajustes salariales por la inflación amenaza con un colapso de la capacidad para invertir e innovar
En el informe de Álvaro Machín que hoy publica El Diario aparecen perfectamente mostrados los riesgos que se ciernen sobre la estructura de gastos de ... las instituciones de Cantabria en lo que se refiere a la fuerte subida de los precios de la energía. Solo el Hospital Marqués de Valdecilla, gracias a la cobertura del contrato de colaboración público-privada en vigor desde hace más de ocho años, está a salvo de la escalada de costes energéticos que trae de cabeza a los consumidores.
Si a los incrementos en las partidas para atender los suministros básicos para climatización e iluminación de espacios, así como para el funcionamiento de aparatos de todo tipo, se agregan las inevitables subidas salariales en las nóminas públicas para mitigar la pérdida de poder adquisitivo, y los sobrecostes que por vía indirecta acuden ya en reclamación a los presupuestos oficiales (todos los servicios y obras se encarecen, porque a las empresas les han crecido también los gastos de energía, transporte, materiales, salariales), se presenta para las administraciones un panorama que hace muy difícil cumplir las inversiones. Los capítulos para mantener lo existente se comerán una parte mayor de lo previsto en el presupuesto, y la financiación para crear capital y futuro puede verse postergada.
Por ello, además de convertir los presupuestos de Cantabria de 2023 en un escenario más realista ante esta nueva estructura de costes, convendría que las instituciones y administraciones, que son grandes consumidoras finales de energía, se tomaran en serio el reto de la eficiencia. Y no con políticas de larguísimo plazo, porque el impacto de la guerra en Ucrania es actual e imprevisible, y la tensión sobre los precios internacionales no va a ceder con facilidad. La eficiencia es hoy el camino de la libertad y de la sostenibilidad económica.
Es imperioso pactar entre fuerzas políticas y agentes económicos y sociales un programa urgente de modificación de hábitos cotidianos, al menos hasta que los costes de la energía hayan retornado a niveles asumibles, anteriores a la escalada actual. Un grupo de medidas se refiere a la limitación horaria y de temperaturas en todos los inmuebles oficiales no sanitarios, sin perder confort ni prestaciones, pero sin prolongaciones temporales tardías o de fin de semana que no son razonables ahora. Otro grupo de acciones tiene que ver con las negociaciones: el ejemplo de Valdecilla muestras que cuanto más grande es la capacidad de compra y más largo el contrato, más factible resulta alcanzar precios estables y relativamente protegidos. Esto, al cuidar ese lado del gasto público, dejaría de comprometer fondos para otras partidas.
Una tercera línea de eficiencia puede parecer modesta, pero no lo es. Se necesita acelerar la conversión de toda iluminación pública a los formatos de bajo consumo muy velozmente. Ya se ha ido avanzando en este campo en los últimos años, pero ahora la adaptación total adquiere máxima relevancia. Asimismo, el establecimiento de hábitos rigurosos en el consumo de los miles de aparatos electrónicos que las instituciones poseen (ordenadores, impresoras, máquinas diversas) podría ahorrar mucho consumo del denominado 'fantasma'. Es preciso reforzar, desde el estamento político, la capacidad de análisis y de normatividad de los responsables energéticos de cada institución.
Para las administraciones, además, reducir o contener su factura energética es un paso fundamental a fin de poner a cubierto los demás programas de gasto, que, en una situación que cabe que desemboque en recesión, resultarán más necesarios que nunca. Para Cantabria, es doblemente importante, pues numerosos programas de inversión acumulan años de pertinaces retrasos y el impacto de un gasto corriente disparado podría ser la puntilla para ellos. Por todo esto, la eficiencia energética es un verdadero 'asunto de región' que necesita a la vez consenso y agilidad. Las administraciones han de dar ejemplo.
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