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Evocación

Jueves, 6 de junio 2019, 08:27

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Probablemente los recuerdos relacionados con los espacios en los que vivimos la infancia y la adolescencia sean los que mejor quedan grabados en nuestra ... memoria. La casa familiar, siempre evocada más grande de lo que realmente era; las calles y patios de nuestros juegos, la escuela donde estudiamos, han quedado fijados en nuestro imaginario sentimental indeleblemente. A quienes la vida les ha llevado lejos de donde pasaron sus primeros años, tal vez los contornos del recuerdo les desdibujen la realidad. Si alguna vez vuelven a lo que se suele denominar el paraíso perdido, quizás no lo reconozcan. Los que han continuado su ciclo vital en el mismo lugar de nacimiento, suelen denominarlo irónicamente síndrome del percebe, el que está agarrado a la roca, han ido acomodando su mirada regularmente a esas geografías primeras y tal vez no se sientan tan decepcionados entre la realidad y lo evocado. La ciudad crece, nuevas formas de vida consecuencia del desarrollo tecnológico provocan intervenciones en la cartografía urbana. Edificios nuevos sustituyen a los que estaban declarados en ruina, a veces bajo la sospecha de la especulación. Surgen nuevas calles, se peatonalizan otras que aportan perspectivas diferentes. También se actúa en viejas plazas o se diseñan otras. Hay una continua redefinición de la trama urbana. Y cada generación se identifica, más allá de imposibles bellezas objetivas, con el territorio en el que viven.

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