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La foto más difundida de Casado durante su proclama en la moción de censura es una que me recuerda a Hitler. No recuerda a Hitler, me recuerda a mí a Hitler en uno de esos ensayos gesticulantes que hacía para los discursos y que fotografiaba Hoffman. Mirada hacia abajo (en eso se diferencia de Adolf, que casi siempre lo hacía hacia arriba, además del blanco y negro) y las manos en garras como a punto de coger un perro para comérselo.

Pero no me hagan caso porque supongo que necesito un examen de salud mental, como Erdogan ha dicho de Macron. Por su actitud frente a los musulmanes y el islam. O sea, por sus medidas para defender el laicismo y los valores de la República. Hasta un importante imán en Francia le ha pedido que sí, que haga limpieza del islamismo. Durante mucho tiempo llamó la atención que en España no hubiera partidos de ultraderecha como el Frente Nacional (ahora, llamado Rassemblement National). Vox es un partido de reacción, pero no de reacción inicial contra la inmigración o las instituciones europeas sino de reacción contra Podemos, lo de Cataluña y un PP templado, como esas absurdas ensaladas.

Lo de la salud mental de Erdogan lo entiendo porque lo veo. El loco ve los locos siempre en el otro lado. Hace unos días había gente aparentemente normal que se quejaba de que en el entierro del profesor francés decapitado, con todos los honores de la República Francesa y su presidente, faltara el otro ataúd. ¡El del asesino fanático! Víctimas y verdugos, lo mismo. Como si la islamofobia fuera lo que hay que combatir en primer lugar. Me gusta imaginar a Macron como Casado en esa foto contra el islamismo asesino, contra lo que está mal en el mundo, que diría Chesterton.

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