Error de cálculo

Buruaga se enfrentó esta semana a su primera crisis de relevancia en la legislatura. Resuelta de forma exprés, sí, en apenas siete horas, pero ... crisis de todas maneras por el impacto y el alcance social y mediático que registró no solo en Cantabria. Y no fue por acierto de la oposición ni por un alto cargo descarriado ni por una mala gestión de un imprevisto ajeno a su gobierno. El intento de subirse un 20% su nómina y la de sus consejeros sin informar de ello fue un claro caso de torpeza política. De falta de transparencia. Porque el problema no estuvo tanto en el fondo como en la forma. Es una queja a voces desde hace años en Peña Herbosa la diferencia de los sueldos entre los consejeros y sus subordinados. Que un jefe de gabinete cobre más que el presidente de Cantabria no tiene sentido alguno se mire por donde se mire. Todos los partidos están de acuerdo en que esa consecuencia indeseada de la congelación continuada de las nóminas del Consejo de Gobierno había que revertirla en algún momento. Pero Buruaga quiso hacerla nada más llegar, con una subida muy importante de golpe y, lo peor, sin informar de ello. Porque tanto la presidenta como el consejero de Economía tuvieron numerosas ocasiones para explicar esa decisión. La líder del PP no lo hizo en el Foro Económico de El Diario Montañés, donde dedicó buena parte de su intervención al Presupuesto. Ni durante la firma del acuerdo con el PRC. Ni el consejero dijo una sola palabra durante la presentación oficial de las cuentas en el Parlamento. Se ocultó aunque estaba a la vista de todos en el documento. En lugar de tomar la iniciativa y explicar las razones y los detalles de una medida tan impopular, esperó a que estallara para gestionarla después de forma muy cuestionable. Primero, mandó a la consejera de Presidencia a defender con uñas y dientes la subida del 20% en una convocatoria de prensa urgente. Y menos de cuatro horas después dio marcha atrás y renunció a la medida. Solo minutos después de que el PRC, su socio en este viaje, le pidiera reconsiderarlo. Un error de cálculo que, sin duda, perseguirá a Buruaga los próximos meses.