Un impulso a la automoción
La antigüedad media del parque automovilístico español ha aumentado hasta los 13,2 años, una de las más altas de todos los países de la Unión Europea
La complicada situación que vive el sector del automóvil y su condición de termómetro de la economía exigen un análisis detallado de lo ... sucedido en los últimos meses. Según los datos de Faconauto, patronal del sector de los concesionarios, en el primer trimestre de 2021 las matriculaciones de vehículos se hundieron un 41%, no ya respecto al mismo período de 2020, un trimestre atípico por la declaración del estado de alarma, sino respecto a 2019. Los datos de las estadísticas más recientes del mes de abril no difieren sensiblemente a lo anterior y la caída acumulada se sitúa en el periodo enero a abril en un 39%. Esto supone, de manera indirecta, aumentar la antigüedad media del parque automovilístico español hasta los 13,2 años, una de las más altas de todos los países de la Unión Europea. Como es fácil imaginar, Cantabria no ha sido ajena a esta caída en el primer trimestre de 2021, acentuando un descenso que empezó en el año 2018, cuando empezaron a saltar las primeras alarmas. En 2020, y en dicho primer trimestre, el mercado bajó en nuestra región un 25% respecto a 2019 y las consecuencias de estas caídas, parcialmente mitigadas por iniciativas como el Plan Renueva Eficiencia del Gobierno de Cantabria o los planes Renove y Moves nacionales, son ciertamente catastróficas. La situación al cierre de abril, con un mes más de actividad, sigue una tendencia recesiva.
La aportación a la economía de la distribución del automóvil (lo que conocemos como los concesionarios) es fundamental. En nuestro país, casi 459.000 trabajadores trabajan, de manera directa o indirecta, en este sector, suponiendo estos 2.042 concesionarios y 5.309 puntos de venta un 3% del PIB nacional. En el caso de Cantabria, según datos de Asecove, la Asociación de Concesionarios Oficiales de Vehículos de Cantabría, emplea a más de 1.000 personas, con 29 empresas y un aporte del 3,1% del PIB, una décima superior a la media nacional. Este descalabro de las ventas, especialmente en lo que respecta a este 2021, está suponiendo una caída de la rentabilidad financiera para las empresas, que además están incurriendo en pérdidas y tensiones de liquidez. Pero, por encima de todo, sus trabajadores conviven con un riesgo de pérdida de empleo en el corto y medio plazo, especialmente, cuando la figura de los ERTE de fuerza mayor, que ahora están sirviendo para mitigar este efecto, desaparezca.
Esta situación de incertidumbre asociada a la pandemia que vivimos no solo hace mella en el aspecto económico, sino también en el psicológico, algo especialmente importante en las decisiones de compra del consumidor. Los números habitualmente bajos de enero a marzo han sido peores aún este año debido a factores como el aumento del impuesto de matriculación promulgado por el Gobierno de España, que desde el 1 de enero de 2021 grava a más vehículos al modificar los límites de emisiones de CO2. En este sentido, el Gobierno ha fiado toda su estrategia al Plan Moves, con el que, ayudado por los fabricantes y distribuidores, pretende dinamizar con hasta 800 millones de euros las ventas de vehículos más sostenibles y la instalación de la infraestructura de carga de sus baterías. Todo ello permite acercar al comprador medio vehículos cuya tecnología estaría, de otro modo, lejos de su presupuesto.
La implicación de los organismos públicos, desde el Gobierno de España a las comunidades autónomas y las corporaciones locales, es clave para renovar nuestro parque automovilístico. No solo por las mencionadas ayudas, como por ejemplo las del Gobierno de Cantabria, que subvenciona hasta el 50% de la instalación de puntos de carga en viviendas particulares, sino por la puesta en marcha de puntos de recargas también en la vía e instalaciones públicas. Este aspecto es especialmente importante en un país como el nuestro, en el que la tipología y antigüedad de las viviendas hace difícil recargar el vehículo. Además, y este detalle no me parece menor, la Administración debería también predicar con el ejemplo y adoptar en sus flotas vehículos con tecnología híbrida y eléctrica, aportando así confianza y normalidad a los ciudadanos, que tendrán así más interés por acercarse a ellos. La colaboración público-privada es fundamental para dinamizar un sector clave para nuestra economía, soporte de muchas familias y clave para garantizar la movilidad de todos los ciudadanos, uno de los grandes retos que tenemos por delante como sociedad. Los vehículos híbridos y eléctricos han venido para quedarse y los conductores tienen ahora una oportunidad única para probar estos vehículos en cualquiera de los concesionarios de Cantabria, puesto que la práctica totalidad de las marcas cuentan con este tipo de vehículos en su gama. El miedo a lo desconocido es completamente comprensible, pero este tipo de tecnología está especialmente indicada para los conductores más urbanitas, aquellos que realizan desplazamientos cortos cada día.
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